PACHUCA, Hgo.- Propietarios de pequeñas y medianas empresas textileras en Cuautepec padecen por mano de obra, ya que aún cuando ofrecen trabajo, jóvenes -hombres y mujeres- se han dedicado a otras actividades, como al robo de hidrocarburo, conocido como huachicoleo.
Este municipio en Hidalgo se distingue, desde hace décadas, por ser uno de los principales manufactureros dentro de la industria textil, que en temporada alta llega a producir hasta 500 mil prendas al mes. Aunque también ha estado marcado por homicidios y huachicoleo.
La planta productiva era de un mil 485 establecimientos con tres mil 471 personas trabajando hasta hace dos años, de acuerdo al Plan Municipal de Desarrollo de Cuautepec. Pero según estadísticas de Canacintra actualmente quedan poco más de 700 trabajadores.
El número de empleados se ha reducido de manera significativa por factores como: migración y crisis, y hoy sólo labora el 20 por ciento de los que estaban activos desde el año 2016.
El destino de su producción es municipal, estatal y nacional; las prendas del igualmente llamado municipio sueterero se llevan a puntos de venta en la Ciudad de México y Estado de México, a éste último se destina hasta un 60 por ciento del total de las ventas.
EL DELITO, ATRAE GENTE
Para la empresaria entrevistada, quien solicitó no mencionar su nombre, en Cuautepec el tema del huachicoleo es una práctica que ha atraído a las personas para dejar el trabajo honesto por la actividad ilícita, lo que ha mermado la productividad y provocado que varios talleres se cierren.
Pequeñas, medianas y grandes empresas han comenzado a quedarse sin gente, sobre todo varones que antes ocupaban un lugar en la maquila. Hoy la mayoría son mujeres y quedan muy pocos hombres.
PREFIEREN EL DINERO FÁCIL
“La gente ya no quiere venir por 700 u 800 pesos a la semana, se les hace muy poco. A los jóvenes los invitan a trabajos ilícitos como vender huachicol, aunque durante este mes ya hay más vigilancia y ha disminuido este tipo de comercio ilegal. En unas horas obtenían lo que aquí ganan en una semana”, dijo la entrevistada a El Sol de Hidalgo.
“Pongo anuncios en Tulancingo en el periódico, letreros fuera del taller, pero cuando se les dice a las personas que se paga por destajo, ya no regresan”.
“Yo me siento en la máquina junto con el poco personal, trabajamos de noche de madrugada, pero no es suficiente por falta de mano de obra”, concluyó.