Por primera vez desde el conflicto religioso que llevó a la Guerra Cristera entre 1926 y 1929, la Iglesia católica celebró la fiesta de Corpus Christi a puerta cerrada y, en esta ocasión, utilizando la tecnología para llegar a miles de personas desde la Catedral Metropolitana de México.
A diferencia de otros años, cuando las calles del Centro Histórico y del propio Zócalo de la Ciudad de México eran tomadas por cientos de católicos para la misa y posterior procesión por el “Jueves de Corpus”, ahora la plataforma fue YouTube y las redes sociales.
La tradición también cambió por la emergencia sanitaria que se vive, hoy las mulas hechas de palma o barro y los niños vestidos con trajes típicos no fueron bendecidos y se oró ante el “Señor de la Salud”, una escultura del siglo XVI, por el fin de la pandemia de Coronavirus.
En esta ocasión la solemnidad fue encabezada por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México Carlos Samaniego, en ausencia del cardenal Carlos Aguiar Retes quien, por costumbre, encabezaba esta celebración.
“Padre nuestro, con confianza te pedimos que el virus del Covid-19 no haga más daño, y que pueda controlarse pronto la epidemia, que devuelvas la salud a los afectados y la paz a los lugares a los que ha llegado.
“Acoge a las personas que han fallecido por esta enfermedad, conforta a sus familias, sostén y protege al personal sanitario que la combate, inspira y bendice a los que trabajan pro controlarla”, rezó el religioso.
Con la Custodia histórica de la Catedral en las manos, monseñor Samaniego, en compañía de los demás obispos auxiliares del Arzobispado de México descendió del Altar Mayor, recorrió las naves del templo y salió al atrio del recinto religioso para impartir la bendición con el Santísimo.
Pocas personas había detrás de la reja perimetral que rodea a la Catedral Metropolitana de México, al vera la pequeña procesión algunos se arrodillaron y se santiguaron, minutos después, los religiosos ingresaron al santuario para culminar la misa.
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