Investigadores mostraron su preocupación del rumbo que está tomando el Conacyt bajo la dirección de María Elena Álvarez-Buylla, esto debido a la propuesta de centralización de los fondos para proyectos de investigación.
Miriam Grungstein, investigadora del CIDE, dijo que centralizar las decisiones en la Dirección del Conacyt está generando una tensión innecesaria con los académicos, ya que existe el riesgo de que se comience a dar los apoyos de investigación a partir de dogmas o fines políticos, no de criterios técnicos.
“Centralizar el financiamiento de la investigación, el desarrollo científico y tecnológico en un aparato gubernamental, con una fuerte carga ideológica destruye la libertad del conocimiento y la libertad del conocimiento”, comentó la especialista en temas energéticos.
El pasado 5 de febrero, en conferencia de prensa, Álvarez-Buylla dijo que la intención de su administración es ir eliminando la burocracia en la asignación de recursos para proyectos, además de darle un impulso a aquellos que resolvieran problemas específicos de las comunidades. Por eso, se impulsaría una estrategia de centralizar las decisiones para evitar, de paso, la corrupción.
““Si la cuestión es desaparecer todo porque hay corrupción nos vamos a quedar en la nada, sería muy desafortunado que para controlar la corrupción se eliminaran los órganos colegiados, porque precisamente por esa vía se disminuyen los riesgos de corrupción porque las decisiones no están centralizadas”, añadió Grungstein.
Por su parte, Elio Masferrer, integrante Nivel 3 del Sistema Nacional de Investigadores, comentó que para evitar que se la asignación de recursos por cuestiones políticas, debe de ampliarse la participación de diversas instituciones a las comisiones dictaminadora.
“Si quieren cambiar (el método de asignación de recursos) debe ser bueno, porque en efecto, se prestaba a prácticas de corrupción. Además, otra cosa, en el actual modelo no hay un trato equitativo, se le da preferencia a instituciones grandes, y universidades estatales autónomas tienen poco peso al momento de repartir los presupuestos para ciencia y tecnología”, comentó Masferrer, quien dijo que lo ideal es cambiar el actual modelo para volverlo más democrático.
Además de estos dos investigadores, existen otros que ya manifestaron su descontento por la situación por la que pasa la política de ciencia y tecnología. Por ejemplo, en el último Consejo Universitario de la UNAM, los académicos que lo integran pidieron al rector que se pronunciara al respecto, ya que los resultados de la última convocatoria de apoyos a ciencia básica dejaron más dudas que certezas.
También, durante la conferencia de prensa mencionada antes, se le entregó una carta a la directora del Conacyt mostrando su preocupación por los resultados de la misma convocatoria, esto porque acusaron que no hubo transparencia en la asignación de recursos.