México se prepara para vivir sus semanas más críticas de la pandemia por Covid- 19. Las autoridades sanitarias, en voz del subsecretario Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, han decretado la Fase 2 de la emergencia, las malas noticias que llegan de Europa, en particular España e Italia, agravan el temor de los mexicanos que ya se aprestan al encierro domiciliario como una medida para aplanar la curva de contagios. “Es la última oportunidad”, dijo el funcionario.
Sin embargo, el someterse a un mes de cuarentena, como pidió el sábado por la noche López-Gatell, no será igual de llevadero para todos. No es lo mismo afrontar un confinamiento voluntario en una casa propia de 200 metros cuadrados, con un jardín o patio que brinden una sensación de libertad, a pasarlo encerrado en un departamento de 40 metros cuadrados, en hacinamiento, sin balcones, con ventanas que dan con la del vecino.
En la Ciudad de México, donde se prevé que ocurra el golpe más fuerte de la pandemia, se vive en hacinamiento. En ella hay dos millones 599 mil 81 viviendas, de acuerdo con la encuesta intercensal de 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en las que habitan ocho millones 918 mil 653 habitantes. Su densidad de población es de cinco mil 967 habitantes por kilómetro cuadrado, prácticamente estamos unos encima de otros.
De las casi 2.6 millones de viviendas que hay en la capital, hay 906 mil 817 que tienen de uno a tres cuartos. Esto representa 34.8 por ciento del total. La ocupación promedio de viviendas en la Ciudad de México es de 3.4 personas por inmueble, por lo que en tres de cada 10 viviendas se vive justo a la medida, sino es que en hacinamiento.
Fátima vive en casa con sus padres, su hermano y un perro, en la colonia Campestre Churubusco. La contingencia los ha obligado a realizar un esfuerzo mayor para la sana convivencia. “Sí hemos cambiado nuestros hábitos de convivencia, hemos platicado más y me parece que todos estamos haciendo un esfuerzo para sobrellevar ciertas situaciones que eran complicadas día a día, hemos sido más empáticos en general”, cuenta.
Mientras que para Angie, quien renta un departamento en la colonia 7 de Julio compartido con dos compañeros, hasta el momento las cosas van bien; sin embargo, se empiezan a sentir las fricciones sobre la limpieza y la misma coexistencia de tres adultos en 55 metros cuadrados.
“Por nuestros trabajos, pocas veces coincidimos, ahora el convivir todos en un mismo espacio nos hace tomar turnos, como en la carnicería, para ver tele, poner música, usar la estufa y hasta sentarnos en la mesa para poder trabajar”, confiesa.
Un estudio de la UAM ubica diferentes formas de poblamientos: el Centro Histórico, que es el casco antiguo de la ciudad y donde abundan las vecindades saturadas; zonas conurbadas donde predominan las viviendas de autoconstrucción sin cumplimiento de normas en la materia; colonias populares, que pueden estar en la periferia o en puntos centrales y predominan casas horizontales o vecindades.
También están los conjuntos multifamiliares tipo Tlatelolco, que fueron soluciones de vivienda característica de la segunda mitad del siglo XX; las colonias residenciales de nivel medio, como la Del Valle y las de nivel alto, donde predominan viviendas de gran cantidad de metros cuadrados, con todos los servicios urbanos, como en la zona de Las Lomas.
EL BALCÓN, UN PRIVILEGIO
Alexandro, de 30 años, redactor en un portal de noticias, vive en un cuarto de azotea de unos 20 metros cuadrados en la colonia Obrera, donde tiene su dormitorio, baño y cocina. Vive solo y le basta para sus necesidades. Sin embargo, debido a la crisis sanitaria, hoy hace homeoffice y ya empieza a experimentar estrés y ansiedad por los largos periodos de tiempo que pasa al interior de su vivienda. “No tengo espacio destinado para hacer el trabajo en casa, eso me estresa”, cuenta.
Para Anarinka, una arquitecta de 30 años, es importante contar con un espacio al aire libre para hacer más llevadera la cuarentena: “¡Claro! Un jardín e incluso un balcón, pueden significar la gran diferencia, un poco de contacto con el exterior, ver algo más que cuatro paredes".
Ella vive en un departamento en la colonia San Pedro de los Pinos, en la alcaldía Benito Juárez. El piso que renta cuenta con un baño, cocina, sala, comedor y dos habitaciones, que le bastan ya que solamente vive con su pareja y su mascota.
Lamenta no contar con un espacio específico para trabajar, pero valora tener una ventana de piso a techo que da al exterior. Eso le da iluminación natural a su espacio. ¿De acuerdo con tu experiencia y tu vivienda, consideras que las casas en la Ciudad de México están hechas para pasar largas jornadas en ellas?, se le pregunta por correo electrónico. “No lo creo, te reconfortan cuando llegas de la calle, pero siempre hay un momento donde al menos yo digo ‘voy a salir porque ya me harté de estar en casa’ y eso pasa porque efectivamente no están diseñadas para pasar jornadas largas encerrados”.
Ambos casos son completamente opuestos al de María, de 26 años y quien por ahora no trabaja debido a las medidas de aislamiento. Ella se dice afortunada de poder pasar la cuarentena en casa de sus padres, en un fraccionamiento residencial de Mérida, Yucatán, donde cuentan con dos plantas, un patio trasero y otro delantero que les permiten experimentar una sensación de libertad y aliviar el encierro. Su vivienda tiene tres dormitorios, cada uno con baño completo, así como una terraza, sala, cocina, y comedor.
CASAS PARA ESTAR
Para el director de la Facultad Mexicana de Arquitectura, Diseño y Comunicación de la Universidad La Salle, arquitecto Homero Hernández, “a veces no tanto es el tamaño el problema, sino las condiciones que tiene cada uno de estos espacios de habitación. El tema es la relación del espacio con las personas que lo habitan. Si hablamos de una vivienda de 40 metros cuadrados para una sola persona podría no ser tan incómodo como sería para una familia de seis miembros”.
Como lo comentó Anarinka, las casas no parecen estar diseñadas para pasar largos periodos de tiempo en ellas, algo que confirma el maestro en Planeación Urbana por la UNAM, Hernández Tena: “El diseño de los espacios determina lo que sucede en las personas que lo habitan. Hay un rubro de la psicología que estudia las emociones y sensaciones que tienen las personas en los espacios o los ambientes. Entonces un espacio de determinado tamaño, pintado de determinados colores genera ciertas emociones".
Por ejemplo, añade, en los rubros comerciales se estudia mucho esto porque si vas a un Starbucks, se busca que tengas ciertas emociones en el espacio, a diferencia si vas a un McDonald's.
“La iluminación, los espacios, el mobiliario, cómo te atienden en la barra, todo es diferente. Lo que busca el McDonald's es que comas y te vayas, a diferencia del Starbucks que busca que te quedes ahí y estés consumiendo”.
Y lo aterriza en el tema de vivienda: “lo que importa es que la gente que está en los espacios tenga cierta comodidad, independientemente si es grande, mediana o pequeña. Obviamente si es más pequeña, es más complicado. Cuando muchas personas habitan un espacio pequeño, generan incomodidades. Se llama hacinamiento y genera problemas psicológicos, problemas de higiene o de promiscuidad.
“Lo importante de los espacios es que estén ventilados, que estén iluminados, que uno pueda estar cambiando de ambientes en esos espacios. No puede estar uno todo el tiempo en la recámara. Hay una necesidad de las personas de estar por momentos solos, cuando la vivienda es muy pequeña y hay muchas personas viviendo ahí, este tema no se presenta y más ahora que no podemos salir, esto genera mucho estrés e incomodidad”, dice.
De acuerdo con M2Crowd, una plataforma de fondeo para el desarrollo inmobiliario, la estructura que predomina en las viviendas de la ciudad (primero cocina, luego sala y habitaciones al fondo) puede jugar en contra del trabajo en casa cuando no se cuentan con espacios destinados específicamente para laborar. Pocas casas o departamentos cuentan con un estudio o lugar alejado de distracciones como la televisión o la cama.
De todas las crisis se debe aprender, menciona Homero Hernández, por lo que afirmó que superada esta crisis se deberá analizar el tema de vivienda en diferentes ópticas y una de ellas tendrá que ser el análisis de incluir espacios para hacer trabajo en casa, dado que tras este episodio, esta modalidad de laborar podría quedarse establecida en muchas empresas, y las viviendas no están preparadas para ello.
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