Un día después de haber tomado las calles de manera masiva y contundente, miles de mujeres desaparecieron. Esta vez fue por voluntad, pero no siempre es así y ese fue el objetivo del paro nacional #UnDíaSinNosotras:
mostrar que en cualquier momento una mujer es asesinada, desaparecida o violentada por los hombres. La ausencia y el silencio fueron el arma de este lunes para protestar contra la violencia de género, dar muestra de lo que el país pierde los diferentes tipos de violencia que viven las mujeres.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2015 a 2019 se contabilizaron tres mil 621 casos de violencia de género en México; al día se registran en promedio 10 feminicidios en promedio; del 21 de noviembre de 2019 al 31 de enero de este año se presentaron 362 denuncias por delitos sexuales en la Ciudad de México y solo en 55 se abrieron carpetas de investigación.
En una ciudad de 4.6 millones de mujeres, en un hecho insólito este lunes muy pocas se vieron en las escuelas, oficinas, plazas comerciales, supermercados, transporte público, bancos, avenidas. Metro lució vacío, los vagones y las zonas exclusivas para mujeres tuvieron poca presencia femenina. Incluso las mujeres que atienden las taquillas se sumaron al paro convocado en el marco del Día Internacional de la Mujer.
Al paro se sumaron las conductoras de tren, en promedio 290 en cuatro turnos y 340 mujeres que laboran en el área de taquillas, únicamente durante el primero y segundo turno.
Pero las estaciones del Metro donde no hay máquinas para recargar tarjetas hubo confusión pues tampoco había taquilleras que vendieran boletos o hicieran recargas, por lo que los policías que vigilan los torniquetes dieron paso gratuito a los usuarios.
En las estaciones que sí tenían máquinas para ingresar saldo a las tarjetas se registraron largas filas de usuarios. La jornada que ayer tuvo el sistema de transporte, registró una disminución estimada de 40 por ciento de la afluencia de usuarios.
Un día después de la multitudinaria marchas que tiñó de morado a la Ciudad de México, en Reforma todavía permanecían los rastros de ella: "estamos hartas", se leía en El Caballito, a manera de eco silencioso.
El ambiente en las calles fue silencioso, las conversaciones de los peatones se ocuparon del tema, también se platicaba de la marcha del 8M. Se notó un ambiente de reflexión, pero también hubo hombres que mostraron una clara indiferencia.
"Es duro imaginar que cada espacio vacío podría ser una mujer desaparecida, una más asesinada, una mujer que un día ya no regresó a su casa, no llegó a la escuela o al trabajo porque un hombre se sintió con el derecho de arrebatarle la vida. Es duro pensar que esto puede llegar a pasarle a alguna de las mujeres con las que convivimos todos los días, solo por ser mujeres", reflexionó Geovanni Chávez en su muro de Facebook.
Aunque en un viaje en Metrobús, un par de hombres de unos 40 años discutía el tema: "¿Para qué no van a trabajar?, sólo quieren culparnos a nosotros de todo. No merecen respeto las que no respetan", dijo uno.
Este sistema de transporte registró una baja de más de 20 por ciento de usuarios y el Servicio de Transportes Eléctricos, el Tren Ligero y la red de trolebuses operaron con normalidad, pero reportaron 30% menos de usuarios.
El centro comercial Reforma 222, uno de los más concurridos debido a su ubicación en la avenida más turística del país y con alta densidad de oficinas, se vio casi vacío, incluso hubo algunas tiendas que no abrieron, sin embargo, en otras como restaurantes y tiendas de ropa sí asistieron las mujeres.
En Hooters, un restaurante que se caracteriza por tener exclusivamente mujeres meseras, decidió no abrir. También en la Universidad Nacional Autónoma de México se reflejó la ausencia de las mujeres a la hora de la entrada.
A cuentagotas, por ejemplo, las estudiantes llegaban a sus clase de las siete a la Facultad de Estudios Superiores Aragón. Verónica que estudia economía dijo que apoya el paro, “pero prefiero hacer algo activo, no que dicen que nos tenemos que quedar en la casa, como si estuviéramos muertas, sin hacer nada, pero yo no me quiero sentir muerta, sino viva por eso vine a la escuela".
En la Cámara de Diputados se sumaron al paro nacional un total de 2 mil 900 mujeres. De acuerdo a la subdirección de Control de Movimientos son parte de los 6 mil 245 empleados en la Cámara Baja.
Pasillos, oficinas, la gran plaza del recinto Legislativo de San Lázaro, se vieron vacíos por la ausencia femenina. Los bancos también tuvieron cierres. Citibanamex reportó que de un total de mil 419 sucursales, sólo operaron 428 y Santander, de mil 209, sólo 617 sucursales abrieron.
En el caso de BBVA, mil 112 de 2 mil 83 sucursales pararon labores y en Banco Azteca sólo cinco sucursales se mantuvieron cerradas. La Ciudad de México se quedó sin mujeres, ayer por voluntad de ellas, en muchos otros días contra su voluntad.
Este lunes la capital vivió una protesta no antes vista: un grito silencioso de ya basta, de exigencia para que se castigue y erradique la violencia de género y el machismo. SIN OPCIÓN Aunque la asistencia de las mujeres a sus trabajos fue opcional, algunas decidieron asistir a sus labores normales para no "atrasarse en el trabajo".
Este fue el caso de Elena y Yolanda quienes acomodaban productos en los anaqueles destinados a productos de belleza en el Aurerrá de Avenida Central. ¿Ustedes no se sumaron al paro? "Somos esclavas modernas", dijo Elena. Yolanda ataja, era opcional no venir, pero si no veníamos "nos atrasamos en el trabajo, después se hace más pesado".
En una sucursal de Aurrerá, aparte de las proveedoras, había mujeres trabajando en la zona de panadería, en electrónicos, y cajas, de ocho que estaban abiertas, cinco fueron atendidas por mujeres. En México, sólo dos de cada 10 mujeres en edad de trabajar cuentan con un empleo remunerado y prestaciones como seguro social.
La violencia contra la mujer, que en México tiene uno de los niveles más altos entre las 37 naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), limita su capacidad para participar en la vida económica del país. Igual que en todos los países desarrollados, las mujeres en México enfrentan menores oportunidades profesionales, sufren un alto grado de acoso y su ingreso es menor que el de los hombres.
En la calle, en diferentes puestos que ofrecen comida, jugos o tamales las mujeres los atendieron. En uno de ellos doña Mireya vende tacos de bistec, longaniza y suadero.
-¿Usted no se sumó al paro?
-No, mire yo las apoyo, ya ve todas esas madres que han perdido a sus hijas, ha de ser un dolor muy fuerte, pero yo tengo que trabajar, vea en la panadería El Globo, todas son mujeres y no abrieron, pero yo no trabajo en una empresa, vendo mis tacos y si no vendo, no hay dinero en la casa, además de que soy madre soltera.
En los mercados, las mujeres que asistieron a sus locales lo hicieron porque si no, "no hay dinero, ni modo, uno quisiera apoyar de otras maneras, pero hay que trabajar”, dijo Neftalí.
Con información de Galo Ramírez y Bertha Becerra