Largas filas se pueden observar en cada una de las entradas de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, las cuales están conformadas por cientos de feligreses que, respetando la sana distancia y el uso del cubrebocas, esperan su turno para recibir la ceniza.
Pero hoy no es como los Miércoles de Ceniza anteriores, pues el mundo atraviesa por una pandemia que obliga a las personas evitar el mayor contacto con los demás. Es por esta razón que la Arquidiócesis Primada de México decidió implementar medidas estrictas para que se llevara a cabo este acto, sin poner en riesgo la salud de los creyentes.
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Se acostumbra que el sacerdote o alguna persona acreditada, ponga con su dedo- algunos formando una cruz- un poco de ceniza en la frente de las personas; sin embargo, esta ocasión se está colocando con una cucharita en la cabeza de las personas, el polvo que simboliza el origen y fin del ser humano.
Incluso, las iglesias ubicadas en la capital del país, repartieron desde el lunes, bolsitas con ceniza para que las personas tuvieran la opción de realizar el ritual del inicio de la Cuaresma desde sus hogares.
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Aunque la Ciudad de México regresó a semáforo naranja por Covid-19 el lunes, en las misas presenciales se deben mantener las recomendaciones sanitarias.
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Este día es importante para todos los católicos porque se celebra el Miércoles de Ceniza, que de acuerdo con la religión, comienza un conteo de 40 días para finalmente recordar, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.