/ viernes 28 de febrero de 2020

Coronavirus día 1: entre el mantenga la calma y las compras de pánico

La noticia salió a las 7:16 horas del Palacio Nacional y se esparció a una velocidad virulenta para invadir los grupos de chats, las redes sociales y lugares comunes de los mexicanos

Era cuestión de tiempo para que desembarcara. México se durmió el jueves con la sospecha del primer caso de coronavirus (COVID-19) y despertó al día siguiente con la confirmación. El nuevo virus está en el país y entró a través de dos hombres que estuvieron en una convención en Bérgamo, Italia, entre el 14 y el 22 de febrero. Ambos están en aislamiento epidemiológico (uno en la Ciudad de México y otro en Culiacán, Sinaloa).

La noticia salió a las 7:16 horas del Palacio Nacional y se esparció a una velocidad virulenta para invadir los grupos de chats, las redes sociales, las charlas de sobremesa, los salones de clases, centros de trabajo, mercados públicos, farmacias, supermercados, transporte público, hasta en la plataforma de música Spotify ya aterrizó. El nuevo virus abarca lo bastante dentro y fuera del espacio virtual.

La mente de los capitalinos regresó en el tiempo para aterrizar en el 21 de abril de 2009, cuando la pandemia de influenza -la primera del siglo XXI- golpeó a la Ciudad de México. Quizá con ese recuerdo en la bolsa y sin hacer caso de los llamados a la calma de las autoridades, salieron a hacer compras de pánico: farmacias y supermercados se llenaron de cientos de clientes que se llevaban cubrebocas, gel antibacterial, toallas, aerosol y líquidos desinfectantes a montones, todo por igual.

Vista exterior del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, lugar donde se encuentra internado el paciente 1 de coronavirus Foto: Mauricio Huizar | El Sol de México

Desde la Secretaría de Salud de la Ciudad de México se emitió un mensaje claro: estamos en fase preventiva que no amerita mayores medidas que las acciones preventivas de sanidad (como lavarse las manos frecuentemente y no tocarse la cara con manos sucias), además una persona infectada solamente puede contagiar a una o dos. No hacen falta cercos sanitarios, pues se trata de un caso de contagio importado, mas no local, secundó la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum este viernes, pero nada. Esto no ha hecho eco en los oídos de los ciudadanos.

Si bien la vida cotidiana siguió igual y el desabasto no es crítico, empieza a ser notorio. Por ejemplo, las farmacias alrededor del Barrio Chino del Centro Histórico se quedaron sin estos productos desde mediados de semana, al igual que las ubicadas en el entorno del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), donde está el joven de 35 años contagiado. En Culiacán pasó lo mismo, pues allá está la otra persona contagiada, aislada en un cuarto de hotel.

En un recorrido realizado por El Sol de México a farmacias aledañas al INER, se puede percibir que ha aumentado la demanda ante la presencia del coronavirus en la Ciudad de México, por lo que existe la escasez de dichos productos.

"No hay ni gel, ni cubrebocas, todo se está acabando", mencionan los trabajadores de dichos lugares.

Cabe destacar que uno de los cinco sitios visitados cuenta con los insumos para prevenir el contagio del coronavirus.

En dicho lugar, se vende una bolsa de seis mascarillas por 33 pesos, lo que representa un costo de 5 pesos con cincuenta centavos por cada cubrebocas, mientras que el gel antibacterial personal, como ellos lo llaman, tiene un costo de 29 pesos.

Foto: David Deolarte | La Prensa

La pandemia, reclasificada este viernes por la Organización Mundial de la Salud como de amenaza muy alta dado que suman más de 83 mil casos confirmados en 53 países de los cinco continentes, ha permeado lo suficiente para que sea tema incluso entre los niños de primaria. Una profesora de una primaria ubicada en la colonia Del Valle, Benito Juárez, contó que sus alumnos tomaron a broma, y en serio, la noticia del desembarco del coronavirus en México. “Nos vamos a volver chinos”, decían entre risas.

Se pudo conocer que, en una oficina administrativa de Citibanamex, ubicada en la zona de Paseo de la Reforma, se colocaron contenedores con gel antibacterial y se analiza que los empleados laboren con cubrebocas, dependiendo de cómo evolucione la situación del coronavirus en la capital. En calle, repartidores de comida a través de aplicación reportaron una leve, pero notoria disminución en los pedidos de comida tipo oriental.

En redes sociales se desbordaron los memes, no podía ser de otra manera. Muchos de ellos tomaban con humor la llegada a México del coronavirus y otros hacían burla del sistema de salud pública del país: diclofenaco, ibuprofeno, paracetamol, miel con limón, té de canela, todo ello como parte de la artillería pesada para impedir que el COVID-19 se disperse. Incluso se generó una cumbia con recomendaciones para evitar el contagio y se volvió famosa la imagen de un comerciante forrado todo en plástico y con cubrebocas, por si acaso.

“Canciones para esperar el coronavirus”, es el nombre de una lista de reproducción creada por el usuario George MX en Spotify, que ya tiene 122 seguidores con canciones alusivas al fin del mundo, o de algo, como The End, de The Doors, o Sálvese quien pueda, de Vetusta Morla. En dicha plataforma de música hay por lo menos 89 temas de todo tipo de género alusivos al coronavirus.

“Podemos seguir nuestra vida normal”, insistía la jefa de gobierno, mientras en las redes aparecían cada vez más casos de compras de pánico. De poco ha servido el llamado a la calma, pero igual no está de más parafrasear el tema de Calm down, de The Clementines: “el mundo se ha ido de las manos, deje de apuntar con el dedo, mantenga la calma”.


Era cuestión de tiempo para que desembarcara. México se durmió el jueves con la sospecha del primer caso de coronavirus (COVID-19) y despertó al día siguiente con la confirmación. El nuevo virus está en el país y entró a través de dos hombres que estuvieron en una convención en Bérgamo, Italia, entre el 14 y el 22 de febrero. Ambos están en aislamiento epidemiológico (uno en la Ciudad de México y otro en Culiacán, Sinaloa).

La noticia salió a las 7:16 horas del Palacio Nacional y se esparció a una velocidad virulenta para invadir los grupos de chats, las redes sociales, las charlas de sobremesa, los salones de clases, centros de trabajo, mercados públicos, farmacias, supermercados, transporte público, hasta en la plataforma de música Spotify ya aterrizó. El nuevo virus abarca lo bastante dentro y fuera del espacio virtual.

La mente de los capitalinos regresó en el tiempo para aterrizar en el 21 de abril de 2009, cuando la pandemia de influenza -la primera del siglo XXI- golpeó a la Ciudad de México. Quizá con ese recuerdo en la bolsa y sin hacer caso de los llamados a la calma de las autoridades, salieron a hacer compras de pánico: farmacias y supermercados se llenaron de cientos de clientes que se llevaban cubrebocas, gel antibacterial, toallas, aerosol y líquidos desinfectantes a montones, todo por igual.

Vista exterior del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, lugar donde se encuentra internado el paciente 1 de coronavirus Foto: Mauricio Huizar | El Sol de México

Desde la Secretaría de Salud de la Ciudad de México se emitió un mensaje claro: estamos en fase preventiva que no amerita mayores medidas que las acciones preventivas de sanidad (como lavarse las manos frecuentemente y no tocarse la cara con manos sucias), además una persona infectada solamente puede contagiar a una o dos. No hacen falta cercos sanitarios, pues se trata de un caso de contagio importado, mas no local, secundó la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum este viernes, pero nada. Esto no ha hecho eco en los oídos de los ciudadanos.

Si bien la vida cotidiana siguió igual y el desabasto no es crítico, empieza a ser notorio. Por ejemplo, las farmacias alrededor del Barrio Chino del Centro Histórico se quedaron sin estos productos desde mediados de semana, al igual que las ubicadas en el entorno del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), donde está el joven de 35 años contagiado. En Culiacán pasó lo mismo, pues allá está la otra persona contagiada, aislada en un cuarto de hotel.

En un recorrido realizado por El Sol de México a farmacias aledañas al INER, se puede percibir que ha aumentado la demanda ante la presencia del coronavirus en la Ciudad de México, por lo que existe la escasez de dichos productos.

"No hay ni gel, ni cubrebocas, todo se está acabando", mencionan los trabajadores de dichos lugares.

Cabe destacar que uno de los cinco sitios visitados cuenta con los insumos para prevenir el contagio del coronavirus.

En dicho lugar, se vende una bolsa de seis mascarillas por 33 pesos, lo que representa un costo de 5 pesos con cincuenta centavos por cada cubrebocas, mientras que el gel antibacterial personal, como ellos lo llaman, tiene un costo de 29 pesos.

Foto: David Deolarte | La Prensa

La pandemia, reclasificada este viernes por la Organización Mundial de la Salud como de amenaza muy alta dado que suman más de 83 mil casos confirmados en 53 países de los cinco continentes, ha permeado lo suficiente para que sea tema incluso entre los niños de primaria. Una profesora de una primaria ubicada en la colonia Del Valle, Benito Juárez, contó que sus alumnos tomaron a broma, y en serio, la noticia del desembarco del coronavirus en México. “Nos vamos a volver chinos”, decían entre risas.

Se pudo conocer que, en una oficina administrativa de Citibanamex, ubicada en la zona de Paseo de la Reforma, se colocaron contenedores con gel antibacterial y se analiza que los empleados laboren con cubrebocas, dependiendo de cómo evolucione la situación del coronavirus en la capital. En calle, repartidores de comida a través de aplicación reportaron una leve, pero notoria disminución en los pedidos de comida tipo oriental.

En redes sociales se desbordaron los memes, no podía ser de otra manera. Muchos de ellos tomaban con humor la llegada a México del coronavirus y otros hacían burla del sistema de salud pública del país: diclofenaco, ibuprofeno, paracetamol, miel con limón, té de canela, todo ello como parte de la artillería pesada para impedir que el COVID-19 se disperse. Incluso se generó una cumbia con recomendaciones para evitar el contagio y se volvió famosa la imagen de un comerciante forrado todo en plástico y con cubrebocas, por si acaso.

“Canciones para esperar el coronavirus”, es el nombre de una lista de reproducción creada por el usuario George MX en Spotify, que ya tiene 122 seguidores con canciones alusivas al fin del mundo, o de algo, como The End, de The Doors, o Sálvese quien pueda, de Vetusta Morla. En dicha plataforma de música hay por lo menos 89 temas de todo tipo de género alusivos al coronavirus.

“Podemos seguir nuestra vida normal”, insistía la jefa de gobierno, mientras en las redes aparecían cada vez más casos de compras de pánico. De poco ha servido el llamado a la calma, pero igual no está de más parafrasear el tema de Calm down, de The Clementines: “el mundo se ha ido de las manos, deje de apuntar con el dedo, mantenga la calma”.


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