El 2019 fue un año trágico para los migrantes centroamericanos, ya que muchos de ellos no solo perdieron la oportunidad de hacer realidad el sueño americano, sino que en su tránsito por México hacia Estados Unidos 318 perdieron la vida.
De acuerdo con estadísticas de los Ministerios de Relaciones Exteriores de Honduras y Guatemala, obtenidas por El Sol de México, el año pasado fueron repatriados desde nuestro país y de la Unión Americana, los cuerpos de 135 guatemaltecos y 183 hondureños que fallecieron mientras intentaban llegar a la Unión Americana; además, recibieron 170 solicitudes de desapariciones, de las cuales, en 42 de ellas se localizó muerto al migrante.
La cifra es 55 por ciento superior a la del 2018 cuando en todo el año se registraron 92 fallecidos de Guatemala y 113 de Honduras, naciones con más detenciones, también, de migrantes tanto en la frontera de México con Estados Unidos como con Guatemala.
Cabe aclarar que las estadísticas sólo incluyen a los migrantes, cuyos restos son regresados a sus países mediante repatriaciones aéreas o terrestres, pagadas por los gobiernos, pero no a aquellos que fallecieron y sus propias familias u otra institución u organización los traslada a sus naciones, por lo que la cifra de fallecidos puede duplicarse, según alertan organizaciones como la Casa de Migrante.
Dentro de los casos de migrantes que fallecieron el año pasado en su camino a Estados Unidos, con mayor impacto en los medios de comunicación centroamericanos estuvo el de 23 personas, 10 hombres y 13 mujeres, que murieron al desbarrancarse el camión en el que viajaban en una carretera en las afueras de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. En el percance otros 28 migrantes, en su mayoría guatemaltecos, resultaron heridos.
La organización humanitaria Águilas del Desierto confirma que durante 2019 hubo un repunte de alertas de personas en riesgo de morir mientras cruzaban el desierto.
Usualmente este grupo de voluntarios de California recibe llamadas de auxilio de migrantes que se han perdido en algún punto del desierto entre este estado y Arizona, para orientarlos o bien sea coordinar su rescate si así lo desean.
“No han bajado las llamadas de auxilio, de donde más aumentó fue de Texas, tal vez siete de cada 10 vienen de ahí, posiblemente porque es una ruta más corta, porque ya llegar a Nuevo México y Arizona les queda más lejos”, explicó Ely Ortiz, voluntario de Águilas del Desierto.
Ortiz consideró que el aumento de las muertes de migrantes está relacionado con el hecho de que muchos de los solicitantes de asilo que se encuentran varados en las ciudades fronterizas mexicanas bajo el programa Quédate en México, se han desesperado, y ante la imposibilidad, tanto de ingresar de una forma regular a EU como de regresar a sus países porque viven en riesgo, optan por entrar sin autorización a la Unión Americana a través del temible desierto.
Hasta diciembre pasado, casi 60 mil migrantes esperaban resolución a sus peticiones de asilo.
En ese sentido, remarcó que los riesgos en el desierto son múltiples y que existe una “probabilidad muy alta” de que aquellos que se aventuren a cruzarlo no lo logren. Aproximadamente, agregó, 40 por ciento de las personas muere al intentarlo.
“La mayoría no tiene ni idea de a lo que se va a enfrentar ni mucho menos sabe cómo prepararse, ni cuánta agua ni cuánta comida llevar ni cuánto tienen que caminar que son entre siete y 10 días por el desierto a altas temperaturas”, enfatizó el voluntario.
Ortiz expuso que el próximo mes comenzarán una gira por distintos albergues de México, Guatemala y Honduras donde visitarán los albergues para advertir a los migrantes de los riesgos de cruzar el desierto.