El 2019 no sólo será el año más mortal para los migrantes mexicanos y centroamericanos, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) al menos 634 perdieron la vida, sino también en el que más de ellos desaparecieron en su trayecto hacia Estados Unidos.
De acuerdo con cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de enero a agosto de este año, 535 migrantes, principalmente centroamericanos, fueron reportados como desaparecidos en su recorrido hacia la Unión Americana.
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La cifra, sin embargo, según Rosa Nelly Santos, integrante del Comité de Familiares de Migrantes Desaparecidos del Progreso, Honduras, podría duplicarse para fin de año, ya que “miles de desaparecidos no son reportados”.
“A veces sólo se tiene una ínfima pista para comenzar su búsqueda. Una foto vieja que guardan con esperanza los familiares, el número del que se comunicó por última vez o el lugar en el que sus allegados le perdieron la pista, pero a pesar de los pocos o detallados datos que se tenga de los desaparecidos, no nos cansaremos de buscarlos hasta encontrarlos vivos o muertos”, afirma.
En entrevista con El Sol de México, asegura que lo más complicado de iniciar la búsqueda de migrantes desaparecidos son los trámites que deben hacer tanto en sus países de origen como aquí para que las autoridades reconozcan la desaparición.
“La desaparición de los migrantes es un problema transnacional. No existe un procedimiento de búsqueda entre los gobiernos, somos nosotras, las madres, las esposas, hermanas, tías, abuelas, las que buscamos a nuestros hijos, por eso exigimos que se establezcan mecanismos regionales de búsqueda que nos ayuden a encontrar a nuestras familias”, agregó Santos.
Como Rosa Nelly, cada año cientos de mujeres se organizan para iniciar en caravanas las búsquedas de sus familiares desaparecidos, caminan por semanas, desde sus lugares de origen en Centroamérica, siguiendo la ruta por donde desaparecieron hacia Estados Unidos.
Sebastiana, la madre de un migrante indígena que desapareció hace más de 10 años camino al norte es una de ellas. "Él me dice en sueños, mamá déjelo, todo se terminó, pero tenga paciencia algún día voy a llegar, cuídeme mi lugar”, relata entre sollozos mientras muestra fotos de él.
Su hijo emprendió el viaje guiado por un traficante, a los que se les conoce como “coyotes” o “polleros”. Este le dijo que la última vez que supo de su hijo fue en Texas, donde cayó desmayado, sin poder caminar. "Me dijo que lo dejó en la frontera, pero todos los traficantes dicen eso, aunque sepan que murieron. Es perverso porque muchas madres mueren esperando sin información de sus hijos", afirmó Sebastiana y agregó: desde entonces lo sigo buscándolo y no pienso detenerme hasta encontrarlo.
De acuerdo con las autoridades tanto de México como de Estados Unidos, en cuya frontera se registran las cifras más altas de migrantes muertos y desaparecidos, las razones más frecuentes de desapariciones son ahogamientos; accidentes relacionados con trenes, principalmente caídas, golpes y mutilaciones; trastornos de termorregulación, como hipertermia e hipotermia; y accidentes automovilísticos.
Pero hay otras mucho más peligrosas como caer en manos del crimen organizado que los secuestra, los esclaviza o los mata.
Según Elvira Madrid Romero, integrante de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C, Chiapas, el crimen organizado está secuestrando a las migrantes centroamericanas que cruzan la frontera sur para utilizarlas como “panteras”. Se las llevan, explica, para que de alguna manera seduzcan a los militares o policías y puedan enterarse de operativos o negociaciones con el narco o para cuidar las rutas que llevan a laboratorios clandestinos donde se procesa la droga, es un problema que viene aumentando.
“Muchas más, como es bien sabido, son prostituidas, drogadas y vendidas al narcotráfico, luego cuando ya no les sirve las entregan a las autoridades y terminan en cárceles sin poderse comunicar por años con sus familiares; hemos encontrados a muchas en prisiones, por eso en nuestras caravanas de búsqueda incluimos las prisiones o los prostíbulos, a las organizaciones de sexoservidoras a donde también son entregadas muchas de ellas”, concluye Madrid Romero, quien manifestó, además, la urgencia de protocolos regionales que agilicen la búsqueda de los desaparecidos.
"Todas las autoridades, no importa del país que sean, nos piden esperar, tener paciencia, cuando hemos aprendido que la búsqueda debe ser inmediata, que mientras más horas pasan, menos son las posibilidades de encontrarlos con vida, pero ellos no lo entienden", agregó.