Curiosas escenas las que algunas catástrofes conllevan. El mundo queriendo salir y nosotras suplicando por entrar al espacio del encierro. La negativa rotunda a visitar y trabajar con nuestras compañeras presas, nos llevó a lo que el mundo entero ha iniciado: un cambio de prácticas, de estrategias y de rumbo. Nos eran vitales dos cuestiones: conocer las condiciones de las mujeres presas en período de Covid-19 y acercarnos para activar y hacer correr la voz a través de sus relatos, en este caso de interés global dado el tema relevante del confinamiento.
Para ello, y siguiendo el ejemplo de tantos otros colegas de la UNAM, planeamos una encuesta; la nuestra contendría los datos y las cifras de todo aquello que es imprescindible saber: condiciones de salud, medidas higiénicas, suplemento de agua y servicios de salud, visita, maternidad y cuidado de los hijos, nutrición, atención a mujeres especialmente vulnerables por diabéticas, con sobrepeso e hipertensión (casi el 80% de la población, según estimaciones recientes)
El 30 de marzo con nuestra Encuesta I diseñada y lista para ser aplicada, conocimos lo que las autoridades sanitarias declararon como una emergencia sanitaria por causas de fuerza mayor y, con ello, el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia. La pedagogía del fracaso se presentaba nuevamente para mostrarnos que la dificultad a nuestro regreso debía tener como consecuencia un giro creativo.
En el sistema penitenciario se redujo la entrada de visita (un familiar por reclusa), y se canceló temporalmente la entrada de los grupos, las asociaciones y proyectos que emprenden acciones educativas, formativas, deportivas y culturales.
Se hizo realidad un nuevo fracaso frente al anhelado pasaje al encierro: la imposibilidad de acceso al penal. Como expertas en resultados adversos reiterados cuando se trata del encierro, decidimos entrar cruzando fronteras interdisciplinarias, muros carcelarios y familiares, mirándonos a través de pantallas, recuperando trabajos anteriores, memorias y grabaciones, acercándonos a amigas externadas, revisando protocolos, leyes y normativas jurídicas. Desde ahí, buscamos saber de ellas y, como siempre, nos encontramos indagando sobre nosotras, nuestras prácticas, privilegios y horizontes.
Tuvimos que dar un giro y plantear una Encuesta Imposible II (nuestro Descubrirnos la boca: los imposibles en tiempos de pandemia plan B); si no podíamos entrar a la cárcel hablaríamos del impacto del confinamiento extendido a toda la sociedad y de la percepción que en ella se tiene de las mujeres en reclusión y de su confinamiento. Las respuestas obtenidas nos permitieron conocer percepciones de los de fuera y vivencias de las de dentro. Así, de forma indirecta conocimos los efectos directos del Covid-19 en sus rutinas de vida, en la disminución de sus ingresos económicos y en la afectación emocional que el confinamiento trajo consigo. Supimos del impacto en tiempos y espacios precisos y de los ajustes obligados para reorganizar la vida dentro y fuera de un penal, especialmente para las muchas que son madres. Reconocimos el devastador efecto económico que una situación de crisis trae consigo en las mujeres en prisión y, con ello, la interrupción de todo lo que las mantiene con vida (procesamiento jurídico oportuno, tiempos dedicados a la educación y al cuidado de la salud, momentos compartidos con la visita).
Nuestra Encuesta Imposible II nos permitió escuchar los efectos de la pandemia desde la propia voz de autoridades encargadas de la impartición de justicia, de funcionarios del sistema penitenciario, de personal de guardia y custodia, de mujeres egresadas del sistema penitenciario, de estudiantes de derecho, de creadoras, artistas y de la sociedad en general. Las respuestas de gente de fuera nos permitieron visibilizar la brecha en materia de derechos y privilegios que da cuenta de la enorme desigualdad social. Escuchamos, por ejemplo, las dificultades de un porvenir raquítico en voz de mujeres egresadas del sistema penitenciario que a su “salida” encuentran obstáculos y limitaciones en materia de trabajo, vivienda, educación y salud. Con ellas, y los escasos contactos que pudimos tener con las mujeres todavía encerradas, entendimos que no es lo mismo vivir confinadas fuera, que seguir encerradas dentro.
Desde el giro artístico indagamos, en voz de las creadoras aliadas de Mujeres en Espiral, en la importancia de las prácticas artísticas como formas de visibilidad y denuncia. Con ellas generamos insumos culturales y artísticos para hacer evidente una medida urgente (aún antes de la pandemia) y, así, hacer posible lo imposible: la reducción hasta su extinción de los encierros carcelarios, por ser fuente de muerte inminente.
¿Cuáles son las enseñanzas posibles derivadas del diseño y aplicación de estas encuestas imposibles, y desde nuestra pedagogía del fracaso?
- La necesidad de apoyar el diseño de Políticas Públicas con propuestas que liberen y gestionen decididamente menos cárcel y, con ello, el derecho a un porvenir.
- La urgencia de sensibilizar la escucha de quienes han de atender a la problemática y necesidades de las mujeres privadas de libertad.
- El desarrollo urgente (otra imposible misión con las condiciones existentes) de un protocolo que atienda a las mujeres presas, en condiciones de desastre.
Finalmente, nuestra Encuesta Imposible II también nos dejó ver tareas y pendientes para cuando esto termine y reanudemos nuestra entrada semanal a Santa Martha. Lo imposible de nuestras misiones, nos deja claro que hemos de producir un nuevo giro en dos ámbitos; por una parte, la necesidad de diseñar, de mejor manera, la gestión y autogestión de las Mujeres en Espiral de dentro y, por otra parte, el diseño de protocolos de actuación para situaciones de crisis, como la que se está viviendo actualmente. Nos topamos allí con la ineludible necesidad de buscar posibilidades de vida con derecho al porvenir.
Enfermas de distancia y falta de contacto y expertas en múltiples fracasos, buscamos lo imposible: romper esas “sanas distancias” sobreviviendo en los entre espacios (cárcel-casa) que nos ayudan a atacar la incertidumbre, la tristeza y el miedo; añorando nuestros encuentros en la palapa de Santa Martha.
En cada apartado de nuestro fanzine, invitamos a entrar de cuerpo entero a algunas de las respuestas obtenidas de nuestras encuestas imposibles logradas a través del uso de herramientas de comunicación a distancia.
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