De acuerdo con el estudio Gross Human Right Abuses. The legal and ilegal gun trade to Mexico, elaborado por la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH) y Stop US Arms to Mexico, presentado al Congreso estadounidense en agosto pasado, desde 2012 México compró a 15 empresas extranjeras armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas –ametralladoras, lanzagranadas, fusiles de asalto, pistolas semiautomáticas– por un monto de dos mil millones de pesos.
Pero además están comprometidos cuatro mil 680 millones de pesos más hasta 2024, el último año del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Una de estas empresas es Barrett Firearms Company, fundada por Ronnie Barrett, con el propósito de construir fusiles semiautomáticos de gran potencia con munición calibre .50. Los primeros fusiles estuvieron disponibles en 1982.
Uno de los últimos contratos de la Sedena con este fabricante (el número DN 10 SAEYS 038 I F 2017, con una vigencia del 2 de mayo de 2017 a la misma fecha del año siguiente) fue para la compra por adjudicación directa de 170 fusiles Barrett modelo M107A1 calibre 50. Por un monto de 46 millones 383 mil pesos.
En el mercado negro, un fusil Barret calibre .50 cuesta entre 220 mil y 240 mil pesos y cada cartucho ronda los tres mil pesos. Así, cada tiro cuesta alrededor de 120 pesos.
Debido a sus capacidades está entre las tres armas más decomisadas al narco, además de los fusiles de asalto AK-47 y las subametralladoras.
Entre 2007 y 2016 un total de 190 fusiles Barrett fueron decomisados en México.
En 2016, un helicóptero de la marca Eurocopter, de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Michoacán, fue derribado en la comunidad de La Angostura, dejando un saldo de cuatro personas muertas.
Al caer, la aeronave se incendió y después se supo que el arma que habría provocado la tragedia fue una Barrett calibre .50, disparada por un grupo de sicarios que escoltaban a Ignacio Andrade Rentería, alias "El Cenizo", jefe de sicarios del cartel de Los Caballeros Templarios.
En marzo de 2018 una camioneta de la Marina fue emboscada en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Los criminales usaron esa misma arma, cuyas municiones perforaron el blindaje del vehículo militar matando a una enfermera que viajaba en el interior.