Al distinguir la unidad y complementación entre hombres y mujeres, la Arquidiócesis Primada de México reconoció la deuda histórica, cultural y secular con las mujeres mexicanas, así como su "vocación tan sublime como la maternidad".
En el marco del festejo por el Día de las Madres, la iglesia católica en México admitió que "ser mujer (madre, esposa, hija, abuela, tía, hermana, sobrina, nieta, prima o simplemente amiga) es mucho más que constituir la mitad del género humano, y encierra una tarea que va más allá de la obtención o reconocimiento de derechos, así como de la exigencia de paridades de género o de luchas emancipadoras".
En este sentido, desde su editorial Desde la Fe, la iglesia católica deseó a cada mujer (madre por generar la vida, madre por servicio a la vida, madre por mística y vocación) la plenitud de su ser en su verdad más propia.
"Recordemos las palabras del Génesis (1,27): 'y creó Dios al ser humano a imagen suya: hombre y mujer los creó.' De ahí que todo halago o denuesto que se haga a la mujer, también incide en el varón", apuntó.
Por su parte, retomó tres palabras sugeridas por el Papa Francisco para la vida en familia, y las refirió directamente a la mujer, en donde inscribió el perdón, las peticiones "por favor" y el agradecimiento.
Señaló que en toda relación humana está en riesgo de la ofensa y la ruptura, pero también está en posibilidad del reencuentro y la reconciliación a través del perdón.
"En familia y en sociedad hemos de pedir perdón a la mujer (esposa, hija o madre) y por sobrados y conocidos abreviamos mencionar los motivos. Recordemos que el perdón auténtico es fruto del amor que vuelve a unir a los iguales, que asemeja a los dispares, que hace capaz de coincidir a los opuestos", añadió.
Al referirse a la expresión "por favor", la iglesia señaló que cuando una petición o súplica es honesta, se llena con esas dos palabras de cálido afecto a la relación familiar.
"Al decir “por favor” hemos de mirar a los ojos, hemos de recurrir al corazón, hemos de abrir las manos con respeto. En familia y en sociedad hemos de dirigirnos a la mujer (ciudadana, empleada, campesina o literata) con un respetuoso “por favor”, pues su papel y su trabajo, su valía y su dignidad son tan necesarios como bellos", afirmó.
Por último, sostuvo que al agradecer se reconoce el don recibido, se valora la generosidad que han ejercido y se compromete a utilizar del mejor modo lo que han otorgado las mujeres al pueblo mexicano.
"Si alguien agradece sólo por falsa cortesía se queda tan hueco como su gesto vacío. Decir “gracias” en familia y en sociedad a la mujer, es encontrarnos con nosotros mismos, en reubicarnos en el camino de la confianza y la paz", concluyó.