El recuento de los daños por el impacto de la pandemia en las mujeres será enorme cuando termine, pero todavía “no vemos una luz en el camino”. La doble crisis sanitaria y económica generó un retroceso en programas e instituciones que se construyeron para el avance de las mujeres durante más de 30 años, afirma la jurista Patricia Olamendi Torres.
Lo dijo durante una charla serena en la que examinó la situación para la mitad de la población; para ella, la pregunta será no saber si habrá mañana.
Hoy vivimos, dijo, una etapa, “tan difícil”, en la cual crecieron y se agudizaron todos los problemas y necesidades de la mitad de la población, y que según su análisis este gobierno no consideró esenciales.
Feminista de antaño, experta en Derechos Humanos, refirió que antes de la pandemia se habían logrado avances, pero la actual administración rompió la relación histórica y cooperadora entre feministas organizadas y el gobierno. Se limitaron los recursos, por ejemplo, para prevenir y atender la violencia familiar; se cambiaron programas y se tomaron decisiones que no se correspondieron con la realidad.
De acuerdo con Olamendi Torres, experta en violencia por la OEA, en el caso de la protesta feminista del 8 de marzo de 2020, en lugar de enfrentar los estragos generados por la pandemia, se colocó a la protesta en un espacio de confrontación política donde “no debería importar si eres de un partido u otro, los partidos son intrascendentes en momentos críticos como estos” pero no hubo una buena respuesta.
Al contrario, continúa, hubo señalamientos muy fuertes de parte del jefe del Estado, sin que nadie dijera nada, las integrantes del gobierno lo asumieron. Se llegó a decir que las denuncias eran falsas, después, las cifras, dejaron en claro que no eran falsas. Por ello nació Nosotras Tenemos Otros Datos, frase que ya se acuñó como un slogan.
Se olvidó que antes había diálogo, las mujeres organizadas hablaban y convenían con diversos sectores del gobierno, mal que bien, pero “hasta la fecha no hemos tenido una reunión” con todas, para analizar conjuntamente qué hacer. Olvidaron que las feministas no confrontan, sino proponen.
Para esta mujer, exsubprocuradora de justicia de la Ciudad de México, “la pandemia puso un espejo retrovisor devastador, la atención a la violencia creció, sólo el año pasado se abrieron 220 mil carpetas de investigación por violencia familiar, uno de los delitos más comunes, el más alto que hay en México, después de la pérdida de vida. Ahora no se sabe cuáles son los tratamientos, ni qué pasa, ¿quiénes y cuántas están en una situación grave?, cualquiera pensaría que se tomarían acuerdos para colocar estos problemas como esenciales. No fue así”.
Ejemplificó: se abandonaron los de programas para la previsión de cáncer cervicouterino, el de mama, los exámenes gratuitos, incluso el tratamiento a través de la entrega de reactivos, en el seguro popular; la vacuna para las niñas para evitar el papiloma humano, el contagio y hoy “me genera un dolor, que en el último presupuesto -2021- se atrevieron a dejar casi sin recursos esos programas”.
Según datos oficiales, también quedó pendiente la búsqueda de desaparecidas, en 2020 hubo casi 5 mil mujeres desparecidas de las cuales 68 por ciento eran menores de 17 años. Eso no paró en la pandemia y las familias documentan muchos más.
La pandemia también generó problemas en la educación, serios. Las niñas abandonan la escuela, igual que en los 80, pero entonces hubo un programa para que concluyeran la primaria, ahora en las poblaciones más pobres no van a ir, incluso vamos a tener un déficit de quienes sepan leer y escribir, no hay acceso a internet.
Igual hubo una mala respuesta a la revuelta de las jóvenes feministas, ahora judicializadas, erróneamente, hasta hubo señalamientos equivocados, como cuando dijeron que una mujer cuando apoyo a quienes tomaron las instalaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, dijeron que ella, empresaria, lo había hecho por intereses inconfesables “la aventaron a los leones” siendo una feminista, como cualquiera. Eso fue “gravísimo”.
Al ritmo de la pandemia “se desmantelaron programas e instituciones crecieron la violencia, el desempleo, la atención al embarazo en adolescentes, la trata de niñas y mujeres, y no hay claridad, en nada, no hay información”.
Muchas mujeres pensaron que todo cambiaría, y por el contrario lo avanzado –con claroscuros- se vino abajo, “se debilitaron acciones vía la disminución de presupuestos”, no se consideraron ni políticas públicas, ni programas construidos durante décadas.
Habla con un dejo de asombro y casi desesperada. “En estos dos últimos años, y quiero ser muy clara, veníamos avanzando hacia un conjunto de acciones que materializaran los derechos, es decir trasladar la ley de la igualdad formal a la igualdad real. Había cierta unidad de acción para llevar a cabo los grandes cambios, pero a partir de la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador vino algo inconcebible” se desairaron las leyes y los derechos, fustigando a las mujeres organizadas que salieron a las calles, algo garantizado en la Constitución. Ahora está en peligro, los derechos políticos de las mujeres, acordes con los tratados internacionales. “Todo se derrumbó”.
Olamendi Torres, fundadora de la Red Nosotras Tenemos Otros Datos, exfuncionaria, exsubsecretaria y litigante, dice que le impactó leer los acuerdos presidenciales con respecto a Covid19, “te encuentras que dentro de los temas esenciales en este periodo de pandemia, -primero- el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y te dices perdón ¿cómo que la parte esencial es eso? y ¿la vida de las personas?”
La conversación fluye como la lava de un volcán. Habla de las batallas dadas, “ yo digo que corrimos un maratón”, porque, en 30 años, se lograron cambios sustantivos en la legislación, se creó una nueva realidad jurídica para las mujeres y existe “un marco normativo que puede presumirse en el mundo y también se avanzó en la construcción de Políticas Públicas y Presupuestos con Perspectiva de Género”, así como la paridad, no sólo en el ámbito electoral sino también en todos los cargos de la administración pública, federal, estatal y municipal.
Hubo instituciones para las mujeres violentadas, la Ciudad de México -1996-, con centros que daban asesoría médica, psicológica, cuidado para la infancia, bolsas de trabajo, eso se cerró cuando López Obrador llegó a la jefatura del Gobierno de la ciudad.
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Para Olamendi Torres, al ver los saldos de la pandemia, es conveniente fortalecer la relación con la sociedad reconstruirla, porque el gobierno no puede solo con una pandemia, ni contra la violencia, el Covid que no para, o sea tenemos que participar todas y todos, y lo que le pides al gobierno no son cosas fuera de la realidad le estas pidiendo: “cumple con la ley”, ni más ni menos.
Al hacer su evaluación final, afirmo que la crisis sanitaria es el pretexto para detener muchas cosas, no solamente del gobierno de México, van a variar muchas políticas, tratando de evitar el tsunami económico. Después de que pase esto, aunque todavía estamos con medidas de emergencia, se harán las cuentas.
Con la colaboración de Sarahi Uribe
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