Se le conoce como “el grano de la humanidad”. Para los mexicanos es el cultivo insignia. Forma parte de la cultura y es la base de su dieta. Y no solo es para consumo humano, sino que es importante fuente de productos industriales: desde cosméticos y farmacéuticos hasta biocombustibles. Hoy en día es la planta más cultivada en el mundo.
Es el maíz, patrimonio de México y de la humanidad, que hoy 29 de septiembre se conmemora “El Día Nacional del Maíz”. Desde 2009 se reconoce su relevancia en la economía nacional, la alimentación, cultura y tradiciones.
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Desde las culturas mesoamericanas se consideraba una planta sagrada que representaba el universo. El maíz fue materia prima para crear a los primeros humanos, de acuerdo a su cosmografía.
Hoy en día, es uno de los cereales más relevantes del mundo. Se cultiva en 85 países del globo. Su nombre científico es “Zea mays”, pero el mundo lo conoce simplemente como maíz.
En México las mazorcas con granos tiernos se llaman elotes; en Bolivia y Argentina, choclo; jojoto en Colombia. En su cuna de nacimiento se tienen cerca de 700 maneras de prepararlo culinariamente.
En México, cuna del maíz hay 64 razas que cubren el espectro de colores y matices, de las cuales, 59 son nativas y el resto, una es de origen del Caribe, de Cuba y las otras 4 de Guatemala. En todo el continente americano se contabilizan alrededor de 300 razas de este grano.
Se cultiva en distintos climas, altitudes, características ambientales y gustos de los pobladores. A través del tiempo se generaron nuevas y numerosas razas, sub razas y variedades.
Así tenemos las razas Nal-tel y Chapalote adaptadas a regiones tropicales; palomero toluqueño y arrocillo a amarillo, en regiones templadas o frías.
Las razas nativas de maíz representan una riqueza biológica que debe protegerse. Y espacios como el Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), contribuyen a este propósito en beneficio de la humanidad.
En el Banco de Germoplasma del CIMMYT se guarda la colección de maíces más grande e importante del mundo, con más de 28 mil muestras únicas de este cereal, en donde se han identificado cerca de 400 razas, dijo Cristian Zavala, coordinador del Banco.
Refirió que no se siembran estas 400 razas. “Pues más del 50 por ciento ya se perdieron. En un reporte actualizado de razas nativas sembradas en campo se encuentran únicamente cerca de 200”.
Incluso la cantidad de maíces mexicanos podría ser mayor a los considerados actualmente, pero hace falta una gran labor de documentación para precisarlo.
“De ahí la importancia del Banco de Germoplasma del CIMMYT, que resguarda un valioso recurso genético patrimonio de los mexicanos y de la humanidad”, subrayó.
A 80 años de que se inició la colección de maíces, la misión del Banco de Germoplasma del CIMMYT es ofrecer accesiones de maíz, esto es, lotes de semillas, con información confiable, con semilla de calidad, sana y viable en términos de germinación.
”Este patrimonio de México y del mundo es clave para el logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y sus metas, entre ellas, las que se relacionan con mantener la diversidad genética de semillas, plantas cultivadas y animales de granja y domesticados y sus especies silvestres relacionadas”.
“Aquí se resguarda material de todas las especies nativas de México. Es germoplasma que no ha sido modificado, que tiene una pureza muy alta. Tenemos bastantes razas con una pureza de 9, que es lo más alto que se puede encontraren maíz”, dijo Cristian Zavala, del Banco de Germoplasma, agregó que resguarda una colección de “Teocintle” y “Tripsacum”, parientes silvestres del maíz.
MAÍZ NATIVO REGRESA A SU LOCALIDAD DE ORIGEN
Con semillas resguardadas en el Banco de Germoplasma del Centro Internacional, un grupo de agricultores de Yucatán, reprodujeron con éxito maíz nativo que ya se había perdido en sus localidades de origen.
Fue en Kantunil, el año pasado, que un grupo de productores de maíz criollo solicitó muestras de 8 accesiones, esto es, lotes de semillas que se recogieron en un lugar determinado y en un momento específico, de maíz al Banco de Germoplasma que resguarda el CIMMYT desde hace 8 décadas.
Eran semillas de siembras originarias de Kantunil, recolectadas en ese municipio hace más de 80 años; dos del municipio de Dzitás, dos más de Tizimín y una de Hunucmá. Y una más generada por el CIMMYT de interés para los productores.
Edgar Martín Miranda Gamboa, colaborador del Hub Península de Yucatán y representante del grupo de Productores Maíz Criollo Kantunil, dijo que la idea de ver nuevamente esas variedades creciendo en sus localidades de origen, fue lo que motivó a este grupo de productores.
Las 250 semillas de cada accesión que envió el Banco se cultivaron en el ciclo primavera-verano 2020 en el sistema tradicional con el fin de evaluar su adaptación y reproducirlas.
El resultado de la labor de reproducción se complementó con el Primer Intercambio Cultural y de Semillas Criollas entre los municipios de Dzitás y Kantunil, donde se entregaron estas variedades de maíz a su pueblo de origen para su reproducción en mayor cantidad y dispersarlo a más productores.
SE TRABAJA CON 44 RAZAS NATIVAS
El subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, de la Secretaría de Agricultura, Víctor Suárez Carrera, en conferencia sobre Maíces Nativos, dijo que el Programa Producción para el Bienestar (PpB) y su Estrategia de Acompañamiento Técnico (EAT) fomentan prácticas agroecológicas en miles de campesinos.
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Se trata de agricultores que trabajan con 44 razas nativas, de las 64 identificadas en México.
El subsecretario Suárez dijo que de 2 millones de productores beneficiarios con apoyos directos para diversos cultivos, 1.3 millones cultivan maíz y de ellos, 88 por ciento son de pequeña escala.
“La inmensa mayoría trabaja con maíces nativos. El 63 por ciento, en el sur-sureste. El 66 por ciento viven y producen en municipios indígenas y el 34 por ciento, son mujeres.