Este lunes hace tres años que la capital de Sinaloa fue secuestrada por el narcotráfico, dejando una marca en la memoria colectiva de los ciudadanos y una mancha en la historia de seguridad de nuestro país.
El fallido operativo oficial para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo del “Chapo” Guzmán, atrapó entre enfrentamientos a una ciudadanía culiacanense indefensa que veía de primera mano cómo las fuerzas armadas luchaban contra el crimen organizado.
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Las primeras versiones que el gobierno liberó constataban que la Guardia Nacional y el ejército habían sido atacados durante un patrullaje desde el interior de una vivienda ubicada en la capital del estado.
Horas después, los videos inundaban las redes sociales alertando a los ciudadanos de las circunstancias reales de la situación; en ellos el caos cobraría sentido mientras se veía a soldados e integrantes del cártel de Sinaloa batallando entre las calles despiertas de la ciudad en plena tarde.
Pasaron alrededor de dos semanas para que el gobierno informara del plan para detener al “Ratón” Ovidio Guzmán López, ofreciendo un informe oficial donde el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, explicó en su conferencia mañanera que junto con el gabinete de seguridad acordó detener el operativo con el fin de evitar una masacre.
Fue a finales de ese mismo mes que la Secretaría de Defensa Nacional reconoció durante los detalles del operativo que fue una mala planeación precipitada, sin consideración de las consecuencias. Culpando así al coronel Juan José Verde Montes por actuar sin la confirmación de sus superiores.
Narco-cultura
Al mismo tiempo, las muestras de narco cultura comenzaban a cambiar referente al pensamiento colectivo, cientos de internautas condenaban a un pequeño niño disfrazado de narcotraficante durante las fiestas de Halloween, mientras los memes por el atractivo de Ovidio Guzmán López se compartían por redes.
También, a finales del año pasado, el narco corrido del “Ratón” referente al hijo del exlíder del cartel de Sinaloa resonó entre las personas relatando hechos de los cuales se desconocen su veracidad, pero que afirman que Ovidio Guzmán López no actuó contra las autoridades para proteger la vida de sus hijos.
La figura del “Ratón” cobró más peso y reconocimiento, volviéndose una referencia entre los jóvenes amantes de la narco cultura, inaugurando la visión mediática de los Chapitos.
No había orden de aprehensión
Fue el secretario de seguridad federal, Alfonso Durazo, quien reconoció que la administración de gobierno actual no contaba con orden de arresto alguna contra el objetivo, aún con sus implicaciones en diversos actos ilícitos referentes al cártel heredado de su familia.
Para finales de octubre de ese año, el presidente durante una de sus famosas conferencias mañaneras negaba toda interacción de Estados Unidos en la jugada fallida para la detención de Ovidio Guzmán López.
En diciembre del 2021, una recompensa de cinco millones de dólares fue liberada por el departamento de estado de Estados Unidos ante los hijos del “Chapo” Guzmán, ligados al negocio del narcotráfico que heredaron y el cual ocasionó el arresto de su padre en el 2016.
En mayo del presente año, el brazo armado de los “Chapitos” es reconocido, hombres armados con equipos tácticos militares que se distinguen con el ícono de un ratón sonriente; las Fuerzas Especiales Ratón. Conformando así el equipamiento más cercano al hijo del “Chapo”.
Para este año, los más recientes archivos de la Sedena filtrados por el grupo “Guacamaya” liberaron detalles que aseguran que la llamada que se le ve hacer al objetivo de aquel operativo corresponde al “Chapito”, su hermano mayor que no accedió a su retroceso y confirmando de igual manera la orden directa del presidente López Obrador de detener el operativo.
Publicado originalmente en El Sol de Sinaloa