Internet ha cambiado la forma de interactuar en el mundo y ha alterado profundamente a la diplomacia. Ahora, los ministerios de relaciones exteriores y las embajadas están modificando sus estructuras de comunicación, adaptándolas para dar más importancia al “poder blando”, que busca incidir en los países mediante la cultura, la ideología o la historia, frente al “poder duro”, que utiliza la coerción militar y la amenaza económica.
El poder blando es intangible e implica la construcción de una imagen del país y de sus representantes, y para ello internet y las redes sociales se han convertido en el principal escenario de las relaciones internacionales. La diplomacia dejó de ser un asunto de élites y Estados para ser del dominio del público, la ciudadanía o las comunidades interconectadas.
Gracias a esto, los documentos secretos y el cable diplomático han dado paso a los 140 caracteres. Desde 2009, Estados Unidos adoptó la estrategia “diplomacia 2.0” y ahora, cientos de departamentos, agencias, entidades de gobierno y delegaciones en EU y el mundo tienen cuenta de Twitter o perfil de Facebook.
La estrategia, implementada en un inicio por Hillary Clinton cuando dirigía el Departamento de Estado, esperaba captar una audiencia de millones de personas, creando -de acuerdo con The Economist- un “nuevo imperio mediático global”. Clinton contó con la asesoría de Alec Ross, uno de los principales impulsores de la e-diplomacy estadounidense y quien, con ayuda de los gigantes de Silicon Valley, adaptó las innovaciones tecnológicas de la empresa privada al ámbito de gobierno.
La clave de la ciberdiplomacia es el diálogo que el político o funcionario sea capaz de establecer con su audiencia, y un buen ejemplo de ello es la estrategia del nuevo embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, quien ha dado muestras de parte de México en su activa cuenta de Twitter.
Tras haber presentado sus cartas credenciales ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, el diplomático estadounidense se deja ver como un ferviente admirador de la Ciudad de México, su "nuevo hogar".
Desde la colonia Roma, que comparó con el Greenwich Village en New York y el barrio del Palermo Hollywood en Buenos Aires, a la Basílica de Guadalupe, Landau no deja de buscar la comunicación directa con su audiencia: "Le rogué que me diera la sabiduría y el espíritu para fortalecer los lazos entre nuestros países", escribió en Twitter junto a la imagen de la virgen.
En el centro histórico de la Ciudad de México, el embajador disfrutó de las frutas mexicanas y en Coyoacán visitó la Casa Azul, donde vivió la pintora Frida Kahlo. Incluso, ayer subió una fotografía con Yalitza Aparicio, con quien se reunió en Washington.
Landau nació en Madrid, España, el 13 de noviembre de 1963 cuando su padre, George Walter Landau, era funcionario en la Embajada de Estados Unidos en España. Junto a su familia, vivió en Paraguay, Chile y Venezuela. Años más tarde, se graduó en la Facultad de Derecho de Harvard, donde se certificó en Estudios Latinoamericanos.
Tras su primera entrevista con Andrés Manuel López Obrador, Landau tuiteó: "¡Hay tanto que podemos lograr juntos! Es el máximo honor de mi vida desempeñarme en este cargo".
El presidente mexicano se mostró complacido con él. "El actual embajador actúa de manera respetuosa y noté que tiene interés y entusiasmo para que se mantengan buenas relaciones entre México y Estados Unidos", dijo.