Al iniciar el ciclo escolar para 30 millones de niños de educación básica con Aprende en Casa II, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que será “un esquema robusto, equitativo y de calidad” como se continuará con el aprendizaje por televisión, la radio, a distancia y el uso de los libros de texto, pero investigadores acusaron que lo que se ofrece es “una programación desordenada e improvisada”.
Al iniciar la programación por televisión, tras la inauguración desde Palacio Nacional, la primera clase fue para los niños de preescolar a quienes se les dijo que iniciaba el curso 2020-2021 y aparecieron unas marionetas que les presentaron una historia de discriminación y acoso escolar.
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La siguiente clase para primero y segundo de primaria, con el ritmo de la televisión sin pausas, en el esquema del siglo XX no deja nada claro, no hay reversa. “No sé cuál es el orden y la secuencia de la programación, pero en una hora dedicada a ciencias naturales se mostró cual es la deformación de los cuerpos cuando los empujas sólo que el conductor pedía a los niños que si tuvieran una esponja, plastilina o unas ligas podría comprobar esa modificación de los cuerpos, pero si el niño los sigue en lo que se para a buscar cualquiera de esos materiales se pierde por completo la cápsula”, indicó Manuel Gil, académico Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, quien como un alumno siguió la transmisión.
Como si fuera un estudiante de escuela pública en cualquier punto del país escuchó que los conductores de la transmisión pedían a los niños leer sus libros y tomar anotaciones sobre preguntas, “sólo que no sé si en el primer grado de primaria, que va iniciando las clases va a poder hacer eso. Cómo se puede asegurar la SEP que los niños están acompañados para que sea un adulto quien tome anotaciones de todas esas actividades que se piden”.
Hasta donde se ve “la idea es transmitir información de diferentes temas, yo dudo que eso se convierta en aprendizaje, si hay mediación familiar o del maestro, pero tal cual, no. Si llegas a más niños, con un contenido uniforme a la velocidad de transmisión o a la variación de temas y si pausas para ver qué sigue. Hay una especie de desajuste entre el ritmo de la clase y la transmisión”, afirmó.
“Intermitencia de temas, falta continuidad y conocimiento pedagógico, hay muchas deficiencias, por lo que desde ahora se puede anticipar que muchos niños van a desertar porque en las clases se aburren, la programación es desordenada e improvisada”, aseguró Aldo Muñoz, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México.
En opinión de Gil Antón, investigador de El Colegio de México, “en la pequeña experiencia parcial parece que sí se consiguen que los niños se sienten frente a la tele, estarán sentados, pero no sé si van a entender y aprender, y si se van a angustiar".
Con información de Rafael Ramírez y Sarahi Uribe | El Sol de México