El 19 de septiembre de 1985 será una fecha que permanecerá en la memoria de los mexicanos por ser uno de los eventos más trágicos en la historia contemporánea de México. Cerca de las 7:00 de la mañana, un terremoto con magnitud de 8.1 grados, cimbró las calles de toda la Ciudad de México: oficinas y hospitales, escuelas y hogares, cayeron al unísono y en un parpadeo todo se vino abajo. De un momento a otro el escenario se trastocó.
Te recomendamos: Chimalpopoca, historia de un derrumbe marcado por los escombros de la impunidad
Lo que hubiera sido una apacible mañana se convirtió en un caos donde los gritos y el llanto impregnaron el ambiente. Así lo describe el gran cronista de la Ciudad de México, Carlos Monsiváis en su relato El día del derrumbe y las semanas de la comunidad:
"En un instante las seguridades se trituran. Un paisaje inexorable desplaza al anterior. Cascajo, mares de cascajo, la desolación es un mar de objetos sin sentido o destino, de escenografías del asolamiento, de edificios como grandes bestias heridas o moribundas. El llanto desplaza a la incomprensión. En los rostros lívidos las preguntas se disuelven antes de serlo. El dolor asimila el pasmo. El pasmo interioriza el sentido de tragedia".
Jamás se supo la cifra exacta de fallecidos, las primeras cifras oficiales señalaron 3 mil 192 muertos, mientras que organizaciones no gubernamentales dijeron que eran cerca de 20 mil las víctimas.
A 37 años de aquella mañana, te presentamos un recorrido visual través de las páginas de El Sol de México.
En las imágenes de la Fototeca, Hemeroteca y Biblioteca Mario Vázquez Raña se aprecian varios aspectos: desde el recorrido del entonces presidente Miguel de la Madrid, el estado deplorable en el que quedaron varios edificios representativos, hasta cómo surgió una autoorganización en los mexicanos al ver cómo había quedado en escombros la Ciudad de México.
Miguel de la Madrid en la Zona de Desastre
Esa mañana el entonces presidente Miguel de la Madrid fue a inspeccionar los daños que había causado el terremoto, “la verdad es que frente a un terremoto de esta magnitud, no contamos con los elementos suficientes para afrontar el siniestro con rapidez, con suficiencia”, dijo en un mensaje por televisión.
Al medio día visitó el cruce entre Juárez y Balderas donde apreció los restos de lo que alguna fue vez fue el esplendoroso Hotel Regis; también el edificio de Salinas y Rocha había quedado parcialmente destruído. Entre el caos y la confusión se hablaba de cientos de muertos y unos 250 edificios destruidos.
Los ciudadanos lloraban con rabia. Era un impotencia descomunal la que los rebasaba, ¿qué podían hacer ante tal desastre?
Las primeras horas fueron las peores, la desesperación reinaba y no había liderazgo en esos momento, Miguel de la Madrid, temeroso, invitaba a que se quedaran en sus casas y que no se contribuyera al caos.
“No salgan de sus casas, quédense allí, ¿a qué van a los sitios del desastre? No contribuyan a la confusión. No se muevan”, era el mensaje que se escuchaba con frecuencia en radios y televisión.
Pese a las llamadas del presidente, la solidaridad surgió entre los "chilangos" que, como se ve en la fotos, están agarrados de las manos y después comienzan a remover escombros con ayuda de algunos rescatistas.
La ciudad en escombros
Entre los edificios que quedaron en escombros fueron el edificio Nuevo León; centros comerciales como Salinas y Rocha; el edificio Bendix, localizado en Insurgentes y Medellín; en la esquina de las calles de Lucerna desaparecieron varios inmuebles, entre ellos, un restaurante.
Las llamas consumieron el centro comercial que albergaba Salinas y Rocha; también la construcción en la esquina de Av. Juárez y Jesús Terán ya no podría albergar a nadie y tuvo que ser destruida para evitar desgracias.
En las fotos vemos a elementos del ejército, brigadista, bomberos y civiles en las labores de rescate.
Dos minutos de horror que siempre quedarán en la memoria
Edificios como el estacionamiento en Lorenzo Boturini y Tlalpan, así como en la Alameda central central quedaron reducidos a escombros; cornisas de los hogares y automóviles también quedaron afectados ,"tal parece que una bomba hubiera caída sobre este edificio", dice la edición del 20 de septiembre del Sol de México.
Cuerpos asomados entre lo que quedó de los edificios; maquinaría y una multitud de personas pueden verse en el retiro de los escombros.
Tragedia y Solidaridad
Frente al desastre surgió la solidaridad; en un escenario apocalíptico surgió el apoyo conforme pasaban los días. En esta edición, 20 de septiembre, los rescates, tanto de bienes como de personas, se intensificaron. Aquí podemos ver a las personas, que auxiliadas de maquinaría pesada, tratan de rescatar las pocas pertenencias que pueden.
El rescate de personas no tardó en organizarse, multitud de personas mostraron su voluntad para salvar a quienes más pudieran. Si bien el pánico rondaba entre los rostros de los "chilangos", la solidaridad pudo más.
Una jornada trágica
En estas fotos puede verse el edificio Nuevo León totalmente destruído, la construcción donde estuvo "Super Leche" fue uno de los inmuebles que más sufrió daño.
El Sol de México relata que estaba prácticamente cerrado el acceso a las calles de Uruguay y el Eje Central. También uno de los edificios de la Secretaría de Marina se vio seriamente afectado.
El edificio aledaño a la Secretaría de Protección y Vialidad también se vio afectado por el terremoto.
Sin duda el terremoto del 19 de septiembre siempre estará en la memoria colectiva de los mexicanos.
"El voceador de la gráfica esta vez no fue portador de buenas noticias. La gente que compró la edición de El Sol de México, edición Mediodía, se -desayunó- con la lectura de la tragedia", relataba en su edición del 20 de septiembre.