El primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador cerrará con un saldo de al menos 29 mil 574 víctimas de homicidio en todo el país, un aumento del 2.4 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado, cuando se reportaron 28 mil 869 víctimas de homicidio dolosos, confirmando que será el más violento de la historia reciente de México.
Pero además de imparable aumento de los homicidios, hechos violentos como la masacre de la familia LeBarón, y las ocurridas en Minatitlán, Aguililla, Uruapan, Morelos y Guerrero, así como la detención y liberación del hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ovidio Guzmán, han marcado los primeros 12 meses de la actual administración.
En un hecho que provocó críticas en Estados Unidos a la política de seguridad de la 4T, el 4 de noviembre presuntos miembros del crimen organizado atacaron y dieron muerte a un grupo de mujeres y menores de edad pertenecientes a la familia mexico-estadounidense de origen mormón LeBaron.
La masacre se llevó a cabo en una intrincada zona de la Sierra Madre Occidental, en las inmediaciones de la comunidad de La Mora, municipio de Bavispe, Sonora.
En plena semana santa, el 19 de abril, se registró otra masacre en Minatitlán, Veracruz, luego de que un comando armado ingresó a la palapa donde se llevaba a cabo un convivio y terminó con la vida de 14 personas, entre ellas, un pequeño de un año.
El evento estaba programado para concluir a las 22:00 horas, sin embargo, una hora antes, por lo menos tres sujetos irrumpieron en el recinto denominado “Los Potros”, ubicado en el callejón 5 de septiembre esquina con 1ro de Mayo de la Colonia Obrera, a un costado de uno de los accesos a la Refinería.
El 14 de octubre pasado, se registró otra masacre en Aguililla, Michoacán, donde al menos 14 policías murieron tras ser emboscados por presuntos grupos de personas armadas. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad del estado, los policías fueron atacados cuando cumplimentaban un mandato judicial.
En uno de los hechos que marcará, sin duda, el gobierno de López Obrador, el 17 de octubre, fuerzas especiales del ejército mexicano llevaron a cabo un operativo para capturar a Ovidio Guzmán, uno de los hijos de Joaquín “Chapo” Guzmán, en Culiacán pero todo falló.
Ovidio fue capturado pero tuvo comunicación telefónica con uno de sus hermanos, lo que derivó en una serie de movilizaciones del cártel para presionar a las autoridades y lo liberaran. La estrategia funcionó, ya que después de ser detenido, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán fue liberado para evitar un enfrentamiento que atentará contra la ciudadanía.
Ovidio es considerado uno de los principales delincuentes que mueven drogas a Estados Unidos en el ámbito de metanfetaminas y fentanilo.
El 8 de agosto la fiscalía de Michoacán, confirmó el hallazgo de 19 personas en tres eventos vinculados con las disputas que mantienen los cárteles de la droga en Uruapan, mientras que el 20 de septiembre, cinco personas fueron asesinadas dentro de una casa en Cuernavaca, Morelos, y una más falleció cuando era atendida en un hospital. Dos semanas antes, ocurrió un ataque armado en la terminal de autobuses de la empresa Estrella de Oro –en la misma ciudad–, donde murieron cinco hombres.
Recientemente, en Iguala, Guerrero, en el poblado de Tepochica, militares y sujetos armados se enfrentaron dejando un saldo de 15 muertos: 14 civiles y un militar. En el sitio fueron asegurados seis fusiles AK-47, seis AR-15, un fusil Galil y seis armas cortas.
Tres meses antes, el 21 de julio, dos sujetos ingresaron a un bar en la Zona Dorada de Acapulco, se dirigieron a una mesa y dispararon hasta 11 veces contra los asistentes; el saldo fue de cinco muertos y cinco heridos.