Un siglo después de la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), con José Vasconcelos como su principal precursor, para arrancar la cruzada de alfabetización en el país, México tiene aún más de cuatro millones 400 mil personas que no saben leer ni escribir. En los últimos tres años, dos de estos de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, 423 mil 780 personas mayores de 15 años se sumaron al analfabetismo.
Según esos datos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) la cifra de personas analfabetas aumentó 10.6 por ciento. Mientras en 2017 tres millones 976 mil 895 personas no sabían leer ni escribir, para diciembre de 2020 eran cuatro millones 400 mil 675, es decir 423 mil 780 mexicanos más.
La definición especializada señala que un analfabeta es la persona de 15 años o más que no sabe leer ni escribir un recado.
La Unesco plantea que para que un país obtenga la “bandera blanca” en materia educativa debe tener menos de cuatro por ciento de su población en esa condición, pero México se sigue quedando a un paso de ello, ya que en este momento la proporción es de 4.6 por ciento.
La desigualdad del país se expresa también en este sector. Mientras Baja California Sur, Colima, Aguascalientes, Tlaxcala y Durango tienen las tasas más bajas de población que no sabe leer ni escribir, Veracruz, Chiapas, Estado de México, Oaxaca y Puebla ocupan los primeros lugares por la alta proporción de personas en esa condición.
En 1917, después de la Revolución Mexicana y cuando el país empezó a construir su vida institucional, 98 por ciento de la población era analfabeta.
El 3 de octubre de 1921, después de casi un año de gestiones del político, diplomático y filósofo José Vasconcelos, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto de creación de la SEP.
Uno de los principales objetivos de la gestión del funcionario fue reducir el analfabetismo de la población y para atenderlo ideó las misiones encabezadas por profesores normalistas, pero también por intelectuales o artistas de la época como la poetisa Gabriela Mistral, según la historia de la secretaría, escrita por el propio Vasconcelos.
En México, durante los últimos 50 años el porcentaje de personas analfabetas bajó de 25.8 por ciento en 1970, a 4.6 por ciento en 2020.
Cien años después Pedro Flores, investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro, asegura que México requiere clarificar las estadísticas sobre el analfabetismo y conocer a la población que se va sumando. Regularmente, la población en esta situación estaba constituida por adultos mayores, indígenas y mujeres.
“Si ustedes encuentran una región con una composición con personas indígenas, seguramente las analfabetas eran mujeres grandes en zonas rurales, pero hoy necesitamos saber si esto sigue, si son este grupo el que ha incrementado. Es incierto y tenemos que conocerlo. El otro es que la gente no esté buscando la educación como un factor de movilidad social o atractivo y eso interpela al sistema educativo para que la gente no tenga la oportunidad de escolarizarse”.
La población analfabeta es muy difícil de atender por las características que tiene, y durante la actual administración, señala, “no se han ocupado de esta población y es otra deuda más de la política de la Cuarta Transformación”.
A decir del especialista, algunos estudios señalan que en los últimos años el número de personas que no saben leer ni escribir se redujo por razones naturales, "es decir que se morían, no porque hubiera una política deliberativa que estuviera sacando a las personas de la condición de analfabetismo”.
Antes de concluir el sexenio pasado, varias entidades del país y desde el INEA pidieron levantar la bandera blanca por su avance en afabetización, entre ellas Morelos, Sinaloa, Zacatecas, Guanajuato, Colima, Jalisco, Michoacán, Tlaxcala y Estado de México, pero la disparidad prevalece con el resto del país.
“Hay que revisar eso cuidadosamente, además de que en los últimos años se procedió a la certificación sin tener criterios claros de evaluación que permitieran identificar si las personas alcanzaron niveles mínimos de aprendizaje”, señala el investigador.
En su estudio Financiamiento de la educación. El derecho a la educación y la política educativa: promesas y realidades, Alejandro Márquez, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que la incertidumbre sobre el monto de presupuesto para atender a este sector es “un asunto añejo y persistente”.
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Pedro Flores agrega que con los años la política educativa definió que no sólo habría que poner atención a los que no saben leer ni escribir, sino a los que están en condiciones de rezago, es decir aquellas personas que por alguna razón no concluyeron la educación básica, esto es que abandonaron en algún tramo la primaria y la secundaria. “No concluir la secundaria es lo que más alimentaba ese rezago”.
Las estadísticas de Prospectiva, Acreditación y Evaluación del INEA indican que a diciembre de 2020 México tenía 28 millones 58 mil 183 personas en rezago, 4.4 de estas eran analfabetas, ocho millones 63 mil no habían concluido la primaria y 15 millones 594 mil no habían terminado la secundaria.