En una ciudad de más de nueve millones de habitantes como la CDMX, las emergencias y situaciones adversas están a la orden del día. Para atender los más de 600 llamados que recibe el 911 al día, la capital dispone de diversos servicios de emergencia públicos, uno de ellos, quizá el más importante, el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM), de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
Cecilia Padilla Rodríguez es una de las más de 400 mujeres que trabajan en el ERUM, orgullo de la corporación, a decir de su director Guido Sánchez Coello; su trabajo, como el del resto de sus compañeros, es atender al menos el 75% de los llamados de emergencia que a diario ocurren en la CDMX por hechos violentos, accidentes o hasta enfermedades.
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La Ciudad de México es bonita, buena, pero, como todo, tiene sus altas y bajas, me gusta vivir y trabajar en ella
A bordo de una de las 70 motocicletas con las que cuenta ERUM para salir a atender las emergencias de los capitalinos, Cecilia recorre, con su botiquín a cuestas, las calles de la gran urbe para brindar el apoyo apenas unos minutos después de que se suscite la emergencia.
“Mi trabajo es simplemente ayudar a todas las personas de la Ciudad de México en cualquier tipo de incidente que tenga, desde enfermedades, choques, caídas, lesiones pequeñas, o hasta accidentes vehiculares o hechos violentos”.
“Mi medio de transporte es la moto, la abordo durante el turno y es mi forma de llegar a los servicios, es muy peligroso, pero aun así decido ayudar, es un vehículo que me gusta y se combina con el gusto de ayudar a la gente”, explica.
En los 11 años que lleva como paramédico ha atendido a cientos, quizá a miles de personas, pero uno de los servicios que más la ha marcado fue atender a un niño de ocho años de edad, quien se disparó.
“Recuerdo todo, desde donde fue, la ropa que vestía, el arma con la que se disparó, la cara de los padres, recuerdo todo; ese día no sabía qué era lo que me esperaba. Mi primera impresión fue de sorpresa; normalmente esperamos que sea un adulto (el lesionado por arma de fuego) no un niño.
En ese momento no sentí nada, pero al terminar el servicio tuve ganas de llorar y de gritar, pero hay que ser fuertes, tanto en el servicio, como al término del mismo
Aunque la labor que desempeña Cecilia está directamente relacionada con la tragedia de los capitalinos, no todo es tristeza y dolor en su desempeño, pues la capital también tiene cosas buenas.
“Si me preguntaran cuál es el mejor momento, fue el sismo (2017), cuando al término del trabajo la gente nos agradeció y aparte de ese, mi mejor momento es el que vivo día a día, mientras la gente esté agradecida por tu trabajo es más que suficiente”.
Diariamente, Cecilia recorre las calles de la Ciudad de México en busca de atender a quien lo requiera, es una de las 25 motoparamédicos que, por turno, salen a trabajar con el único fin de ver por la seguridad y bienestar de los capitalinos.
Aun en esta ciudad tan grande, hay peligros con los que tiene que lidiar todos los días, pues muchas veces los automovilistas no ceden el paso o incluso se lo cierran, “a lo mejor es porque no conocen el servicio de la motoambulancia”.
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Cada día, Cecilia está segura y agradecida de poder realizar su labor, sin embargo, pide a los capitalinos “que tengan un poco más de respeto por nosotros y nuestra labor, porque en algún momento todos vamos a necesitar un apoyo médico”.
Publicado originalmente en La Prensa