/ jueves 20 de abril de 2023

Historias de hospitales | Pese a constantes infecciones, Leopoldo aguarda su operación de próstata

Leopoldo ingresó varias veces a urgencias en el IMSS por infecciones en la sonda con la que se dializa, pero su cirugía está programada hasta finales de junio

Desde el pasado lunes 13 de marzo, Leopoldo espera en un sillón, improvisado como su cama, en la sala de la casa de sus sobrinos, a que llegue el 26 de junio a las 9:15 de la mañana, fecha de la cita que le dieron en el hospital de Tlatelolco número 27 del IMSS para realizarle un ultrasonido con el que podrían decirle, al fin, la fecha de la cirugía para poder atender la hipertrofia prostática que le afecta.

Leopoldo llegó por primera vez al área de urgencias del IMSS en octubre del año pasado, porque la sonda que le colocaron en un consultorio de farmacia se le había infectado. El hombre de 77 años ingresó con fuertes dolores abdominales y tras varias horas de permanecer en una camilla lo atendieron y le entregaron un pase abierto, por su condición vulnerable, además lo remitieron a su clínica con su médico familiar para canalizarlo a un urólogo.

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Meses atrás, Leopoldo se enfrentó con una de sus dos hijas y su exesposa por una herencia familiar. Al regresar a su casa, se encontró que las dos mujeres lo “lanzaron” a la calle con lo que consideraron sus pertenencias: ropa y algunos muebles de madera. Un amigo le ofreció ayuda con la mudanza y como pudo llevó sus cosas a casa de este. Mientras, pidió apoyo a otro de sus sobrinos, quien le permitió ocupar un espacio en un viejo edificio, ubicado en el barrio de Tepito.

Ahí, en un pedazo de suelo, el hombre permaneció por meses en condiciones prácticamente de calle y fue cuando comenzaron sus síntomas. Era septiembre y “salía temprano a trabajar, a vender cositas y de ahí me regresaba de nueva cuenta, solo cuidaba que la sonda funcionara bien, iba a la farmacia y ahí mismo me la cambiaban”.

En una de esas ocasiones la sonda se infectó y mientras iba de nueva cuenta a la farmacia se encontró con otra de sus hijas, quien lo animó a que hiciera uso del servicio médico de su mamá, que aún lo tiene como beneficiario. Ella intercedió ante la familia y él empezó a visitar su clínica familiar.

Desde esa primera visita, en octubre, han transcurrido seis meses y hasta ahora ha ingresado en varias ocasiones a urgencias con fuertes infecciones, ha perdido peso, pero ello no ha cambiado su situación, pese a que los partes médicos reconocen que debe ser operado de la próstata, eso no ha ocurrido.

Daniel García, otro de los sobrinos de Leopoldo ha sido el más activo en denunciar ante el IMSS la dilación en la atención a su tío. Cuenta que desde que “lo recogimos de su situación de calle”, a finales de febrero, son ellos quienes han enfrentado los gastos de medicamentos y salir corriendo por las noches a urgencias cada vez que se pone grave.

Familiares de Leopoldo lo han apoyado mientras espera que el IMSS programe la cirugía de próstata que requiere para tratar su padecimeinto. / Foto: Romina Solís | El Sol de México

Relata que su tío “necesita la operación, ya lo han dicho los médicos, pero no nos dicen para cuándo la cirugía. Es pura vuelta, cada vez que se infecta hay que llevarlo a urgencias del hospital, de ahí lo regresan a su clínica (la 11) y de su clínica otra vez lo refieren a urología en el hospital, pero no le hacen nada, no hay una solución específica”.

En su más reciente visita, la del 13 de marzo, a la familia de Leopoldo García le indicaron que su operación podría ocurrir hasta septiembre, debido a que en este momento no hay especialista y el único que está asignado al hospital se encuentra de vacaciones.

Esa situación, en la que los pacientes se topan con secretarías que les entregan pases médicos abiertos y comentan que no hay especialista para atenderlos, es recurrente en las instituciones públicas. En febrero pasado, en el Hospital Presidente Juárez del ISSSTE, ubicado en la capital de Oaxaca, un joven llegó al área de urgencias después de que una motoneta lo atropelló y al aventarlo cayó de cabeza sobre el pavimento.

Durante más de 14 horas el joven tuvo que esperar, debido a que en el turno vespertino no hay neurólogo, el servicio sólo se ofrece en las mañanas.

Lo mismo ocurre en la Ciudad de México. De acuerdo con pacientes consultados que buscan diagnóstico de cáncer de piel o de otorrinolaringología es recurrente que en los hospitales del ISSSTE no existan especialistas y sólo haya referencia a una lista de espera. Mientras tanto, se les suministra medicina de bajo espectro para el dolor, como paracetamol o algún antibiótico básico.

Listas de espera para cirugías crecen por falta de insumos y prótesis

A decir de Andrés Castañeda, de la organización Cero Desabasto, la atención en los dos subsistemas más importantes de salud en el país tiene “un alto componente de desigualdad, no sólo por la infraestructura que tienen, sino también con los recursos humanos disponibles”.

“Tenemos un problema fuerte en la organización del sistema, se encuentra fragmentado y sobrecargado por la alta demanda, en particular por las enfermedades crónicas de los mexicanos y de especialidades específicas”, dice el coordinador de investigación de esa organización a este medio.

Considera que “se ha descuidado la atención inmediata y la de tercer nivel en los hospitales por la falta de insumos o prótesis para las cirugías. El desabasto del que se ha hablado y del que las organizaciones hemos dado cuenta, en diversos informes, señalan que no sólo es en el área de medicamentos, sino también de insumos, lo que hace que las áreas de cirugía también sean poco eficientes y con ello se van acumulando pacientes en esas listas de espera”.

La situación se complica aún más si se trata de un paciente en alguna de las entidades del país que necesite ser canalizado a una unidad de especialidades de la Ciudad de México.

Desigualdad en el gasto por paciente de instituciones de salud

Al analizar el presupuesto para el sector salud, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria reportó en 2019 que mientras Pemex tenía un presupuesto por paciente de 29 mil 803 pesos, los más pobres del país, afiliados al programa de Prospera —vigente hasta diciembre de 2018— sólo contaban con mil 171 pesos.

El año pasado, el gasto per cápita por paciente en las instituciones de salud fue de 3 mil 641 pesos para quienes fueron atendidos por el Instituto de Salud para el Bienestar y del doble para los del IMSS (7 mil 311 pesos). Solo que en el caso de quienes tienen afiliación a Pemex y clínicas u hospitales de las Fuerzas Armadas la inversión fue de 21 mil 611 pesos, es decir, seis veces más que los mexicanos más vulnerables.


La disparidad no sólo es institucional, sino también estatal, según el mismo Centro “el gasto per cápita en salud en las entidades oscila entre tres mil 832 pesos y siete mil 310 pesos”.

Así, el gasto de bolsillo para quienes no tienen acceso a ninguno de los subsistemas se estima en cuatro mil 979 pesos.

“En promedio, en 2022 el gasto per cápita para una persona con afiliación a las instituciones de seguridad social es 1.5 veces el gasto per cápita para una persona sin afiliación. El gasto per cápita, promedio, entre estos dos grupos de la población es de siete mil 277 pesos y cuatro mil 979 pesos respectivamente”.

Es el caso de Leopoldo, dice que en aquel consultorio de farmacia una joven le diagnosticó una afección en la próstata. Por la retención de orina le colocó la sonda y asumió el costo de eso y de las medicinas, así ocurrió cada 20 días.


Desde entonces han sido varias las crisis de infección en la sonda por las que ha terminado en urgencias, pero entre febrero y marzo fueron dos ocasiones. Una de ellas ocurrió el pasado 2 de marzo. Daniel, su sobrino, recibió una llamada en la que le decían que su tío se encontraba en condiciones graves, allá en el edificio de Tepito.

“Lo encontramos pálido, delgado, con mucha fiebre y de inmediato me di cuenta: tenía una sonda. Le preguntamos por qué y nos contó lo que le pasaba. Dijo que se estaba atendiendo en el IMSS y lo llevamos al Hospital de Tlatelolco, a urgencias”.

Su temperatura era de 37.5 grados, pesaba 58 kilos y presentaba fuertes dolores en el vientre, de manera que en la exploración se reportó una fuerte infección, además de hipertrofia (crecimiento) prostático que generaba “protusión prostática intravesical de 22mm grado III”. No podía caminar por problemas en la columna. En general no presenta otros padecimientos ni adicción alguna.

Ahí determinaron que no era necesaria la hospitalización. Lo remitieron a su clínica familiar y le brindaron una receta para tratamiento de siete días, más una nota: “control en UMF (Unidad de Medicina Familiar), favor de enviar consulta externa urología prioritario. Cita abierta a urgencias”.

De regreso en la clínica familiar, el médico lo trató de nueva cuenta y le brindó el pase nuevamente al hospital, pero al especialista. Ahí lo atendieron y le indicaron que iniciaría estudios preoperatorios: un urocultivo, uno más de antígeno prostático a realizarse el 1 de mayo y, el segundo, un ultrasonido para el 26 de junio. Mientras, se encuentra en el sillón de la casa de sus sobrinos en medio de recuerdos y relatos de la fiesta de toros que es una de sus aficiones.



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Desde el pasado lunes 13 de marzo, Leopoldo espera en un sillón, improvisado como su cama, en la sala de la casa de sus sobrinos, a que llegue el 26 de junio a las 9:15 de la mañana, fecha de la cita que le dieron en el hospital de Tlatelolco número 27 del IMSS para realizarle un ultrasonido con el que podrían decirle, al fin, la fecha de la cirugía para poder atender la hipertrofia prostática que le afecta.

Leopoldo llegó por primera vez al área de urgencias del IMSS en octubre del año pasado, porque la sonda que le colocaron en un consultorio de farmacia se le había infectado. El hombre de 77 años ingresó con fuertes dolores abdominales y tras varias horas de permanecer en una camilla lo atendieron y le entregaron un pase abierto, por su condición vulnerable, además lo remitieron a su clínica con su médico familiar para canalizarlo a un urólogo.

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Meses atrás, Leopoldo se enfrentó con una de sus dos hijas y su exesposa por una herencia familiar. Al regresar a su casa, se encontró que las dos mujeres lo “lanzaron” a la calle con lo que consideraron sus pertenencias: ropa y algunos muebles de madera. Un amigo le ofreció ayuda con la mudanza y como pudo llevó sus cosas a casa de este. Mientras, pidió apoyo a otro de sus sobrinos, quien le permitió ocupar un espacio en un viejo edificio, ubicado en el barrio de Tepito.

Ahí, en un pedazo de suelo, el hombre permaneció por meses en condiciones prácticamente de calle y fue cuando comenzaron sus síntomas. Era septiembre y “salía temprano a trabajar, a vender cositas y de ahí me regresaba de nueva cuenta, solo cuidaba que la sonda funcionara bien, iba a la farmacia y ahí mismo me la cambiaban”.

En una de esas ocasiones la sonda se infectó y mientras iba de nueva cuenta a la farmacia se encontró con otra de sus hijas, quien lo animó a que hiciera uso del servicio médico de su mamá, que aún lo tiene como beneficiario. Ella intercedió ante la familia y él empezó a visitar su clínica familiar.

Desde esa primera visita, en octubre, han transcurrido seis meses y hasta ahora ha ingresado en varias ocasiones a urgencias con fuertes infecciones, ha perdido peso, pero ello no ha cambiado su situación, pese a que los partes médicos reconocen que debe ser operado de la próstata, eso no ha ocurrido.

Daniel García, otro de los sobrinos de Leopoldo ha sido el más activo en denunciar ante el IMSS la dilación en la atención a su tío. Cuenta que desde que “lo recogimos de su situación de calle”, a finales de febrero, son ellos quienes han enfrentado los gastos de medicamentos y salir corriendo por las noches a urgencias cada vez que se pone grave.

Familiares de Leopoldo lo han apoyado mientras espera que el IMSS programe la cirugía de próstata que requiere para tratar su padecimeinto. / Foto: Romina Solís | El Sol de México

Relata que su tío “necesita la operación, ya lo han dicho los médicos, pero no nos dicen para cuándo la cirugía. Es pura vuelta, cada vez que se infecta hay que llevarlo a urgencias del hospital, de ahí lo regresan a su clínica (la 11) y de su clínica otra vez lo refieren a urología en el hospital, pero no le hacen nada, no hay una solución específica”.

En su más reciente visita, la del 13 de marzo, a la familia de Leopoldo García le indicaron que su operación podría ocurrir hasta septiembre, debido a que en este momento no hay especialista y el único que está asignado al hospital se encuentra de vacaciones.

Esa situación, en la que los pacientes se topan con secretarías que les entregan pases médicos abiertos y comentan que no hay especialista para atenderlos, es recurrente en las instituciones públicas. En febrero pasado, en el Hospital Presidente Juárez del ISSSTE, ubicado en la capital de Oaxaca, un joven llegó al área de urgencias después de que una motoneta lo atropelló y al aventarlo cayó de cabeza sobre el pavimento.

Durante más de 14 horas el joven tuvo que esperar, debido a que en el turno vespertino no hay neurólogo, el servicio sólo se ofrece en las mañanas.

Lo mismo ocurre en la Ciudad de México. De acuerdo con pacientes consultados que buscan diagnóstico de cáncer de piel o de otorrinolaringología es recurrente que en los hospitales del ISSSTE no existan especialistas y sólo haya referencia a una lista de espera. Mientras tanto, se les suministra medicina de bajo espectro para el dolor, como paracetamol o algún antibiótico básico.

Listas de espera para cirugías crecen por falta de insumos y prótesis

A decir de Andrés Castañeda, de la organización Cero Desabasto, la atención en los dos subsistemas más importantes de salud en el país tiene “un alto componente de desigualdad, no sólo por la infraestructura que tienen, sino también con los recursos humanos disponibles”.

“Tenemos un problema fuerte en la organización del sistema, se encuentra fragmentado y sobrecargado por la alta demanda, en particular por las enfermedades crónicas de los mexicanos y de especialidades específicas”, dice el coordinador de investigación de esa organización a este medio.

Considera que “se ha descuidado la atención inmediata y la de tercer nivel en los hospitales por la falta de insumos o prótesis para las cirugías. El desabasto del que se ha hablado y del que las organizaciones hemos dado cuenta, en diversos informes, señalan que no sólo es en el área de medicamentos, sino también de insumos, lo que hace que las áreas de cirugía también sean poco eficientes y con ello se van acumulando pacientes en esas listas de espera”.

La situación se complica aún más si se trata de un paciente en alguna de las entidades del país que necesite ser canalizado a una unidad de especialidades de la Ciudad de México.

Desigualdad en el gasto por paciente de instituciones de salud

Al analizar el presupuesto para el sector salud, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria reportó en 2019 que mientras Pemex tenía un presupuesto por paciente de 29 mil 803 pesos, los más pobres del país, afiliados al programa de Prospera —vigente hasta diciembre de 2018— sólo contaban con mil 171 pesos.

El año pasado, el gasto per cápita por paciente en las instituciones de salud fue de 3 mil 641 pesos para quienes fueron atendidos por el Instituto de Salud para el Bienestar y del doble para los del IMSS (7 mil 311 pesos). Solo que en el caso de quienes tienen afiliación a Pemex y clínicas u hospitales de las Fuerzas Armadas la inversión fue de 21 mil 611 pesos, es decir, seis veces más que los mexicanos más vulnerables.


La disparidad no sólo es institucional, sino también estatal, según el mismo Centro “el gasto per cápita en salud en las entidades oscila entre tres mil 832 pesos y siete mil 310 pesos”.

Así, el gasto de bolsillo para quienes no tienen acceso a ninguno de los subsistemas se estima en cuatro mil 979 pesos.

“En promedio, en 2022 el gasto per cápita para una persona con afiliación a las instituciones de seguridad social es 1.5 veces el gasto per cápita para una persona sin afiliación. El gasto per cápita, promedio, entre estos dos grupos de la población es de siete mil 277 pesos y cuatro mil 979 pesos respectivamente”.

Es el caso de Leopoldo, dice que en aquel consultorio de farmacia una joven le diagnosticó una afección en la próstata. Por la retención de orina le colocó la sonda y asumió el costo de eso y de las medicinas, así ocurrió cada 20 días.


Desde entonces han sido varias las crisis de infección en la sonda por las que ha terminado en urgencias, pero entre febrero y marzo fueron dos ocasiones. Una de ellas ocurrió el pasado 2 de marzo. Daniel, su sobrino, recibió una llamada en la que le decían que su tío se encontraba en condiciones graves, allá en el edificio de Tepito.

“Lo encontramos pálido, delgado, con mucha fiebre y de inmediato me di cuenta: tenía una sonda. Le preguntamos por qué y nos contó lo que le pasaba. Dijo que se estaba atendiendo en el IMSS y lo llevamos al Hospital de Tlatelolco, a urgencias”.

Su temperatura era de 37.5 grados, pesaba 58 kilos y presentaba fuertes dolores en el vientre, de manera que en la exploración se reportó una fuerte infección, además de hipertrofia (crecimiento) prostático que generaba “protusión prostática intravesical de 22mm grado III”. No podía caminar por problemas en la columna. En general no presenta otros padecimientos ni adicción alguna.

Ahí determinaron que no era necesaria la hospitalización. Lo remitieron a su clínica familiar y le brindaron una receta para tratamiento de siete días, más una nota: “control en UMF (Unidad de Medicina Familiar), favor de enviar consulta externa urología prioritario. Cita abierta a urgencias”.

De regreso en la clínica familiar, el médico lo trató de nueva cuenta y le brindó el pase nuevamente al hospital, pero al especialista. Ahí lo atendieron y le indicaron que iniciaría estudios preoperatorios: un urocultivo, uno más de antígeno prostático a realizarse el 1 de mayo y, el segundo, un ultrasonido para el 26 de junio. Mientras, se encuentra en el sillón de la casa de sus sobrinos en medio de recuerdos y relatos de la fiesta de toros que es una de sus aficiones.



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