Durante los 25 años de vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no cumplió con sus objetivos de creación de empleos. En tanto la población económicamente activa (PEA) creció en 22 millones de personas, sólo cristalizaron 10.5 millones de puestos de trabajo.
El déficit de 11 millones de empleos, se fueron unos a la informalidad; otros a los Estados Unidos y el resto se tuvo que integrar a la delincuencia, afirma el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México, Arnulfo R. Gómez.
En entrevista, considera que los funcionarios que manejaron el comercio exterior crearon un sistema de simulación e improvisación y que con la actual Reforma Laboral es un buen principio para acabar con estos vicios.
Pero advierte: “Debimos de hacer esta reforma laboral desde hace tiempo”.
Señala que por falta de capacitación, salvo en pocos sectores como el automotriz y la maquila, en el resto de las actividades no hubo mayor productividad en los últimos 5 lustros y por ende no hubo mayor productividad.
Fueron las propias empresas extranjeras las que capacitaron a sus obreros, porque se dieron cuenta de que en México, a pesar de que había personas que apenas habían terminado la primaria eran muy buenos obreros, siempre y cuando se les capacitara.
“Por eso en la industria automotriz, los mexicanos son tan productivos como los japoneses los número uno del mundo”.
Como benéfico considera que el presidente Donald Trump exigiera en la renegociación del TLCAN ahora T-MEC la cuestión laboral, “porque esto va a incidir en mayor capacitación, mejor ingreso y más productividad de la mano de obra mexicana. Es lo que necesitamos”.
Considera que también se requieren políticas públicas como la reforma laboral que debió de hacerse desde 1991 para proveer el incremento de ingresos. “Somos de los países con el nivel de ingresos más reducidos en el sector industrial. En relación con otros países, nuestros salarios son muy bajos”.
¿Cuáles son los retos?
-Defender en principio una mejora en el marco sistémico de nuestro país, porque cada vez somos menos competitivos.