La Cruz Roja ayuda, pero trabaja con el apoyo de todos los mexicanos. “Siempre lo he dicho y lo reitero: El corazón de los mexicanos es el más grande de todo el mundo. Tenemos un incidente de gran magnitud y la gente ayuda. De una manera u otra, la población civil se vuelca a las calles a ayudar”.
En los sismos del 7 y 19 de septiembre del 2017, la Cruz Roja Mexicana, apoyó a 1.3 millones de personas de 661 comunidades en los 8 Estados del país afectados: Oaxaca y Chiapas, en el primero de los temblores y Guerrero, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Estado de México y la Ciudad de México, en el segundo.
Se les entregaron poco más de 5 mil 500 toneladas de ayuda humanitaria, pero si hacemos hoy un corte “ya llevamos 8 mil toneladas y se movilizaron 31 mil voluntarios. Sólo en la Ciudad de México fueron 12 mil” refiere el Coordinador de Socorros de la Cruz Roja Mexicana, Isaac Oxenhaut Gruzco.
Y la solidaridad de México no solo es interna. Se hace patente a nivel internacional. “Con el tsunami en Japón, fue enloquecida la ayuda que se mandó. En Guatemala con la erupción del volcán de Fuego, en junio pasado, la Cruz Roja Mexicana envió más de 70 toneladas de ayuda. Mandamos personal que se quedó allá un mes para ayudar a la sociedad guatemalteca”.
Y con todo y ser una institución que siempre está preparada para cualquier contingencia y atender inmediatamente a 5 mil familias con suministros, el adiestramiento es continuo y los macro simulacros de búsqueda y rescate de estructuras colapsadas, se suceden como el que ocurrió en mayo en Guadalajara.
Con ayuda de la Cruz Roja Española se capacita a técnicos en búsqueda y rescate de personas en estructuras colapsadas. Se contaba con 46 especialistas y al término de 2018 serán 200. “Vamos a ser la Fuerza de Tarea más grande de América Latina, con un buen número de mujeres”, dice con orgullo.
Se tiene listo otro simulacro de un gran sismo el 26 al 28 de septiembre, venidero, en San Patricio Melaque, municipio de Cihuatlán, Jalisco. Se aprovechará que Bomberos de Guadalajara tiene un equipo de buzos y junto con elementos del ERUM de la Ciudad de México y la Cruz Roja rescatarán a personas en el mar. Se tratará de rescates acuáticos y con helicópteros.
El asunto es estar prevenidos y preparados ante estos fenómenos de la naturaleza. “Anteriormente, ya fuera un sismo, un huracán, esperábamos a que impactara el meteoro y después actuábamos en el caso de un huracán.
Hoy en día, ya aprendimos –en el caso de huracanes-, que hay que monitorearlo las 24 horas del día, en estrecha coordinación con Protección Civil (PC) del gobierno federal. Todas nuestras delegaciones están en contacto con PC de los Estados. Vamos de la mano”.
La entrevista en la oficina de trabajo en la sede central de la Cruz Roja Mexicana en Polanco, justo a un lado de la Sala de Crisis y de la Sala de Radiocomunicación del Centro de Operaciones de Desastres, donde se monitorea las 24 horas del día los 365 días del año el territorio nacional en el aspecto sismológico y meteorológico.
Todavía no cierran las heridas del sismo del pasado 19 de septiembre. Hace un par de semanas –refiere don Isaac-, en la Delegación de Cruz Roja en la Ciudad de México fueron a las colonias más afectadas los voluntarios. “Y hubo 3, 4 personas que nos solicitaron sillas de ruedas. Se las proporcionamos”.
En Puebla, en una comunidad afectada por este sismo, nos dijeron: ¡…Nosotros no queremos nada. Queremos que nos ayuden a reconstruir nuestra iglesia…!
“Desafortunadamente ahí no pudimos hacer nada, pero buscamos quiénes podían reconstruir esa iglesia, invertirle dinero”, precisó.
Habla de la cultura de Protección Civil que arrancó después del sismo de 1985. “La población entendió qué es protección civil. Y ojalá y le sigan echando ganas. Aprender sobre la protección civil nos ayudó muchísimo, cuando se presentaron los movimientos telúricos del 7 y 19 de septiembre del año pasado. Gracias a eso, fue un sismo barato”.
¿Por qué?
-Si contamos la cantidad de muertos que hubo en el 85 a los que tuvimos en el 2017, no hay comparación. Esto quiere decir que la gente aprendió a la hora de escuchar la alerta sísmica o a la hora de sentir un sismo. Hizo las evacuaciones que tenía que hacer, se fueron a un lugar seguro.
Afortunadamente para las 300 víctimas que tuvimos a nivel nacional, creo que nos fue muy bien. Pérdidas materiales, las hubo y vamos a ver cómo se recupera esta gente de sus pérdidas. Para la vida no hay precio. Y cada día aprendemos más y más.
Precisa el señor Oxenhaut: Hoy en día, la tecnología nos da toda la herramienta, toda la facilidad para saber en dónde estamos parados.
“Vivimos en una zona sísmica. Tenemos dos volcanes activos: el Popocatépetl y el de Fuego en Colima. ¡Ojalá no nos den un sorpresa!, pero no hay que bajar la guardia, al contrario hay que decir: ¿Qué tengo qué hacer en caso de el volcán arroje ceniza?