“Me gusta ser policía, lo hago con gusto y con mucho orgullo, pero con el paso del tiempo, se va acabando este gusto porque la gente no valora el trabajo de un policía, te ven como payaso de crucero, queremos hacer nuestro trabajo, te avientan el micro, la camioneta colectiva o el auto y en la actualidad ya no hay respeto para el policía porque los automovilistas, al saber que no hay infracciones para nada saben que no los podemos sancionar y hacen lo que se les da la gana”.
Esa fue la experiencia que compartió con La Prensa, el policía de crucero de la Dirección General de Seguridad Pública y Tránsito de Naucalpan, Joaquín Ruiz, quien dijo haber cumplido 28 años de servicio, de los cuales explicó ha tenido momentos buenos y malos, aunque en su mayoría más buenos que malos.
Aquí, dijo, las jornadas de trabajos son exhaustivas y agotantes, pues inician desde la seis de la mañana hasta las 10 de la noche y hay que dar vialidad y evitar accidentes durante todo el día, sin importar que haga frio, calor o que llueva.
Pero, indicó, esto no importa, me gusta mi profesión, me gusta servir a la gente, me gusta el servicio, pero a veces la gente no lo valora, la gente ya ve al policía como persona que le gusta nada más estar lastimando, hacer cosas malas, pero cuando necesitan al policía, se pregunta policía donde estas, pero por otra parte nos tachan de rateros y extorsionadores, pero no todos somos así, hay de personas a personas, yo soy policía porque me gusta no para hacerme rico; no todos los policías somos así, hay gente que le gusta el dinero y otros que nos gusta valorar y servir. Soy policía de crucero porque me tocó, porque también he andado en patrulla y motocicleta, ahora me toco ser policía de crucero porque así lo decidieron mis mandos.
El policía de crucero, que vestía elegante uniforme y una gorra que le ayudada a mitigar el intenso calor que imperaba en ese momento, daba vialidad sobre la avenida Gustavo y la 16 de Septiembre, en el municipio de Naucalpan, observa al reportero y dice: “ pero no te creas, ser policía de crucero no es tan fácil, el problema que más enfrentamos es con choferes del servicio público porque hacen paradas donde no, hacen base en lugares prohíbidos, con ellos son los que tenemos más problemas no obedecen no respetan porque saben que no los podemos infraccionar porque no hay infracciones, ese es el problema, se pasan altos, hacen lo que quieren, se paran dónde quieren, si los páramos nos empiezan a grabar y dicen que los estamos molestando que los queremos extorsionar. No los dejamos hacer lo que quieran si no que el problema es como los sancionamos”.
Mayoría de accidentes, por exceso de velocidad
La mayoría de los accidentes que se registran en importantes vialidades de Naucalpan, acotó, son provocados por los choferes de unidades del servicio colectivo, y todos se dan por el exceso de velocidad con que conducen por ganar pasaje, y son responsables de choques, atropellamientos y hasta muertos, recordó, que a penas en el Molino en la bajada de la Naucalpan-Toluca, hace 15 o 20 días, bajando una combi coleciva a la altura de San Agustín, el chófer se pasó un alto y chocó contra otra combi y un carro particular y resultaron varias personas lesionadas.
Dijo que en las zonas donde le ha tocado dar vialidad, a veces no se registra ningún percance automovilístico, pero a veces se registran de 3 a 4 accidentes al día y la mayoría de ellos son provocados por unidades del servicio colectivo, aunque afortunadamente, al menos en los percances que le ha tocado cubrir, no se registraron personas muertas.
La verdad, dijo, nosotros como policías siempre estamos expuestos al peligro.
Cuando salgo de mi casa siempre me encomiendo a Dios, me despido de mis hijos y pido al todopoderoso que me regrese con bien, pues no sabemos si vamos a regresar
"Trató de rematarme, pero se arrepintió"
Una de las experiencias que me dejaron marcado dentro de mi oficio como policía, fue la que me sucedió hace algunos años. Al enfrentar y tratar de detener a unos delincuentes que estaban asaltando conocida tienda de autoservicio en el Toreo, uno de los delincuentes me dio un balazo y sufrí fractura de tibia y peroné, estuve incapacitado un año y me vi muy grave, afortunadamente la libre porque dicho delincuente antes de escapar, cuando caí, me puso la pistola en la cabeza y trató de rematarme, pero gracias a Dios se arrepintió.
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Otro momento difícil que viví, fue cuando nos agarramos a balazos con un grupo de criminales que mantenían secuestrada a una persona en una casa de seguridad en el Molinito. Afortunadamente ese enfrentamiento no tuvo consecuencia y resultó exitoso, pues rescatamos al secuestrado y detuvimos a 6 de los secuestradores.
La verdad, señaló, en el Estado de México, la gente es tranquila, no tiene malicia, los mexiquenses son personas confiables, los naucalpenses son confiables, las personas que vienen de otros estados a refugiarse a Naucalpan o a otros municipios mexiquenses son las que traen la maldad, son el problema y son personas conflictivas. Me han tocado conflictos con esas personas, ellas son las que traen la maldad, son las que asaltan, las que matan, las que secuestran, por su precaria condición económica.
En el centro del municipio de Naucalpan, explico, me he dado cuenta que operan estas personas que vienen de otros estados, son ratitas comunes y corrientes que se dedican a roba bolsos de mujeres, carteras a hombres y teléfonos celulares para obtener los medios económicos para subsistir, pero no hay mafia tan grave como otros estados, el único hecho de este tipo que me troco vivir fue el que se registro hace tres semanas cuando un par de sujetos llegaron para ejecutar de un balazo en la cabeza al checador de unidades del servicio colectivo de la ruta 43.
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Creo que mi tiempo ya terminó, gracias a Dios estoy bien y consideró que dos años más me voy a jubilar, durante mi etapa como policía estudié derecho y voy a continuar mi carrera como litigante, concluyó.
Nota publicada en La Prensa