La Secretaría de Gobernación (Segob) informó el hallazgo de los primeros restos humanos en una galería de la mina de Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, en la región carbonífera de Coahuila. Estos fueron localizados a 146 metros de profundidad.
Se trata del primer hallazgo de restos humanos a 18 años del accidente que provocó que 65 de los 73 mineros que se encontraban trabajando quedaran atrapados.
A cuatro años de que se iniciaron los trabajos de rescate, las bitácoras permitieron identificar una galería en donde se encontraban 13 jornaleros. El hallazgo fue comunicado a viudas y familiares de los mineros que fallecieron en el siniestro.
“Como parte de los hallazgos se localizaron, además de los restos humanos, diversos objetos de trabajo. En este punto de la mina no se identificó que hubiese tenido lugar una explosión como en su momento lo señalaron las autoridades correspondientes”, precisó la dependencia federal.
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En la reunión encabezada por la titular de la política interna del país, Luisa María Alcalde Luján, se informó que la Fiscalía de Coahuila, en colaboración con la Comisión Nacional de Búsqueda y el Instituto Nacional de MEdicina Genómica realizarán los protocolos y peritajes necesarios para identificar los restos hallados.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la mina, explotada por Grupo México, tenía reportes de fallas de seguridad desde el año 2000, las cuales fueron ignoradas.
Incluso en la recomendación 26/2006 de la CNDH, se determinó que “los servidores públicos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social toleraron que la referida empresa funcionara en condiciones que no garantizaban íntegramente la salud y la vida de los trabajadores”, además de diversas violaciones a los derechos humanos.
Tras el incidente, narra la CNDH, la misma minera de Grupo México, propiedad de Germán Larrea, se encargó de las labores de búsqueda para recuperar los cuerpos de las 65 víctimas.
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Sin embargo, únicamente se recuperaron los restos de dos víctimas, identificados como Felipe de Jesús Torres Reyna y Manuel Peña Saucedo. Posteriormente la minera decidió suspender la búsqueda de los 63 mineros restantes. En la autopsia se reveló que los trabajadores murieron por asfixia y no calcinados, dejando en duda la versión de la explosión.
