Por “ocultar” la presencia de brotes de contagio por Covid-19 en el Hospital Regional 72 del Instituto Mexicano del Seguro Social, estudiantes residentes de medicina demandaron al secretario de Salud, Jorge Alcocer, una disculpa pública por parte del director del instituto, Zoé Robledo y que esta situación no se reproduzca, “que se aprenda de los errores” para evitar que los médicos se enfermen.
A través de una carta dirigida al pueblo de México, los jóvenes afirmaron que “negar” que existen esos contagios del coronavirus no ayuda a gestionar acciones de prevención o de tratamiento, atender las necesidades de insumos suficientes para el diagnóstico, la valoración y el tratamiento de los pacientes, no sólo de Covid-19, sino para el resto de los pacientes que se encuentran en condiciones extremas hospitalizados con alguna enfermedad.
Acusaron que “la falta de insumos generales que por año ha aquejado este hospital y ahora más que nunca se hacen evidentes”.
Los residentes reclamaron respeto también a su condición como pacientes enfermos por Covid-19, puesto que 19 de los 26 estudiantes de medicina interna salieron positivos en la prueba por Covid-19.
Enumeraron entre sus demandar material de protección, higiene y limpieza para todo el personal que se encuentre expuesto en la zona de hospitalización, urgencias y consulta, para evitar la propagación que hoy es una realidad.
“Solicitamos la ampliación de los espacios de trabajo para los Médicos Residentes de medicina Interna, los cuales se encuentran en condiciones precarias de hacinamiento con espacios que ya no pueden contener a las nuevas generaciones desde que se decidió que ese hospital fuera sede para medicina interna”.
En su reclamo incluyeron la mejoría en las condiciones de trabajo, puesto que tienen que laborar con insumos que adquieren “prácticamente por su cuenta”.
El caso desabasto del hospital de Tlalnepantla, ubicado en el estado de México se conoció a mitad del mes de marzo, luego de la manifestación que realizaron personal médico y residentes en las calles de aquel lugar.
En la carta de cuatro cuartillas que enviaron al secretario de Salud, Jorge Alcocer y al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, los jóvenes manifiestan. “queremos trabajar, queremos servir y queremos vivir para enseñar a las siguientes generaciones”.
Desde su aislamiento los estudiantes que adquirieron el coronavirus aseguraron la carta sólo tiene como “finalidad defender la verdad, la realidad e invitar a la autoridad a ponerse la camiseta de la Familia IMSS”.
Relataron que desde el 24 de marzo que ingresó una mujer de más de 60 años de edad con condición diabética e hipertensa y con rasgos de fibrosis pulmonar por artritis reumatoide fue ingresada al área de medicina interna, cuando en un principio fue calificada como “sospechoso para COVID-19”. Pero el protocolo establecido en esa unidad es que ningún paciente con esa condición podría ser trasladada a ninguno de los pisos del hospital.
Ante las manifestaciones de insuficiencia respiratoria severa de la paciente uno de los residentes, que está confinado al dar positivo a coronavirus, y un médico intervinieron para realizarle una intervención para ayudarle a mantener la respiración, pero lo hicieron sin ningún equipo de protección porque se les negó.
En los siguientes días ocurrieron ingreso de casos similares, pero bajo diagnóstico de neumonías atípicas, neumonías adquiridas en la comunidad, EPOC exacerbado, “persistiendo la negativa de recursos de protección para el personal sanitario, puesto que ninguno cumplía con los criterios para ser manejado como paciente potencial de riesgo e incluso, a pesar de que solicitábamos que se les tomaran muestras para confirmar los casos sospechosos, no se nos tomó en cuenta”.
Acusaron que el jefe del Servicio de Medicina Interna, del cual no proporcionaron el nombre, “consideraban que como médicos residentes en formación no éramos capaces de realizar y distinguir entre otros diagnósticos diferenciales”.
Los jóvenes refirieron que ante la falta de insumos decidieron comprar con sus recursos sus propios equipos de protección y material de protección: cubrebocas quirúrgicos y N95, gogles, mascarillas, jabón, alcohol-gel, y toallitas húmedas con cloro.
A lo largo de ese tiempo se demandó que se les realizaran pruebas para determinar si había o no contagio, puesto que 75 % de ellos presentaban la sintomatología del virus para el día 30 de marzo. Hasta entonces determinaron hacerles las pruebas, pero quien se los realizó tampoco tuvo equipo de protección.
A pesar de eso ninguno dejó de trabajar en sus turnos. El día 4 de abril, a pesar de que ya se tenían los resultados del examen no se los dieron, se enteraron de que eran portadores porque uno de sus compañeros fue requerido el día 6 con “urgencia” en la clínica familia a la que asistió, por la negativa de realizarles los exámenes en ese mismo hospital.
A quienes se les entregaron los resultados se les pidió que fueran a sus domicilios para su confinamiento hasta el día 13 de abril. Aunque para entonces consideran que no estarán los suficientemente claros de que habrá pasado el periodo de incubación y desarrollo del virus, los directivos del hospital vieron favorable el regreso de los jóvenes para esas fechas para que ellos atiendan a los pacientes Covid-19. “Justificaron que al volver todos seremos ya inmunes, independientemente de nuestro estado de salud”.
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