Omar Aviña Méndez jamás imaginó que el dejar su hogar en 2014 para ir a estudiar mandarín a China, sería el inicio de una historia que ocho años después lo obligaría a escapar de la guerra para llegar al lugar más violento del mundo, su natal Zamora, Michoacán. La vida de Omar hasta el 24 de febrero, cuando Rusia inició la invasión de Ucrania, transcurría entre su trabajo en Kiev como profesor de artes marciales e idiomas y los preparativos de su boda con su prometida Iryna Volkova.
Sin embargo, apenas inició la incursión militar rusa, la vida de Omar dio un giro inesperado que, a un mes de su regreso a México, lo mantiene en “un periodo de reacomodo”, sin un trabajo formal todavía y en la ciudad más violenta del mundo en el ránking del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.
Omar narra, en entrevista con El Sol de México, que a pesar de que continúa dando algunas de sus clases de idiomas que ofrece por internet, lo más complicado desde el 4 de marzo, cuando el Boeing 737 de la Fuerza Aérea Mexicana lo trajo desde Rumania, a donde logró llegar escapando de la guerra, ha sido encontrar un trabajo con las mismas condiciones que tenía en Ucrania.
“Estamos aún en un periodo de reacomodo, hemos enviado nuestro currículum a muchos lados a través de plataformas digitales, pero hasta ahora no ha salido nada y lo que nos preocupa es terminarnos los ahorros que logramos juntar”, afirma.
Con el recuerdo del retumbe del techo del metro de Kiev, donde junto a su novia permaneció por cuatro días oculto, escapando de los bombardeos, Omar está consciente de que no será fácil encontrar en Zamora, una población de poco más de 200 mil habitantes un empleo en el que pueda desarrollar sus capacidades. Además de Mandarín, Omar habla inglés y es seleccionado nacional en artes marciales.
Su novia Iryna domina cinco idiomas pero para ella tampoco es fácil conseguir empleo en México pues todavía no concluye el trámite de asilo que le permita obtener un permiso de trabajo.
“Sabemos —dice Omar— que nuestro perfil es trabajar con gente de otros países y sabemos que en Zamora no hay muchas oportunidades para nosotros”.
La pequeña población, localizada al norte del estado de Michoacán, ha sido escenario de constantes enfrentamientos entre miembros del crimen organizado, masacres de civiles y ataques a las fuerzas de seguridad estatal y federales. De acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, Zamora es la ciudad más violenta del mundo con una tasa de homicidios de 196.63 homicidios por cada 100 mil habitantes
Además, registra el mayor nivel de desempleo del estado, 29 por ciento, y de pobreza extrema (8.39 por ciento), de acuerdo con datos del INEGI.
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Llegar a Zamora ha sido “una avalancha de emociones” para Omar entre el gusto de reunirse con su familia y la incertidumbre de no tener un futuro claro.
“Pues sí nos preocupa que vamos a hacer, pero apenas estamos terminando de digerir, verdad, lo que vivimos allá, nos estamos acomodando, la situación económica ha sido preocupante desde el primer momento porque tenemos que administrar muy bien nuestros ahorros, pero tampoco queremos escoger un trabajo en el que no podamos desarrollarnos o tengamos que aceptar un salario mucho más bajo”, agrega.