México llega en las próximas horas al escenario “muy catastrófico” de 60 mil personas fallecidas a consecuencia de la epidemia de Covid-19, como lo pronosticó Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, hace más de dos meses.
Lo que debería seguir es “ajustes a las acciones del gobierno federal” para enfrentar esta situación, asegura Jorge Castañeda Sánchez, investigador del departamento de Sistemas Biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Alejandro Macías, ex comisionado para atender la pandemia por influenza hace más de una década en nuestro país, dijo que la consecuencia de esta proyección errónea se explica porque se hizo “sobre cifras confiables, se estaba haciendo sobre una medición escasa y la dinámica de transmisión fue distinta que en las regiones del mundo cuando se hicieron las proyecciones”.
Para el investigador Jorge Castañeda, del Laboratorio de Inmunología, el manejo de la epidemia sí adquiere el calificativo de catastrófico “porque tener en aislamiento social a las personas no es de lo más sano. Si revisamos los números de las personas que han necesitado atención psicológica o psiquiátrica ha ido en aumento, la violencia intrafamiliar ha aumentado, la violencia contra las mujeres ha aumentado en específico; esto muestra no sólo los números de los decesos por coronavirus, sino los efectos colaterales que ha dejado la pandemia, entonces definitivamente sí ha sido catastrófico”.
En la conferencia de prensa del pasado 4 de junio en Palacio Nacional, el subsecretario López-Gatell dijo que para proyectar la carga esperada para México de la enfermedad se utilizó como elemento de evidencia las cifras que hasta ese momento se presentaban en Wuhan, China, en donde surgió el virus.
“Consideramos un método simple, con las comunidades de matemáticas y tomamos la población censal a la que le atribuimos como escenarios posibles las proporciones de casos que ocurrirían, tasa de ataque, que es lo mismo que incidencia, también la proporción de personas que acudía a servicios de salud y de ellos los que necesitaría o no hospitalización, los que desarrollarían la enfermedad grave y los que fallecería”.
En función de ello surgieron las tasas de incidencia: 0.5 por ciento es la que se presentaba en Wuhan, por lo que en la Secretaría de Salud se hicieron estimaciones por arriba de eso. “Consideramos 0.5, 1, 1.5 e incluso 2”.
Al aplicar esas tasas para hacer la proyección de escenarios de lo que ocurriría para México “el mínimo era de 6 mil, otro 8 mil, otro 12 mil 500, que lo presentamos en una conferencia de prensa el 27 de febrero allá en Lieja, en la Secretaría de Salud, y teníamos así hasta 28 mil que se redondea a los 30 mil, incluso un escenario muy catastrófico que pudiera llegar a 60 mil”.
Esas cifras cumplieron muy temprano: los 6 mil casos el 20 de mayo, dos semanas después (el 4 de junio) la cifra se duplicó y llegó el escenario de las 12 mil 545 personas fallecidas, pero al finalizar el mes (el 30 de junio) otra vez se duplicó la cifra de las personas muertas a consecuencia de Covid-19 al llegar a las 30 mil 366 víctimas de la pandemia.
El escenario “muy catastrófico” llegará en las próximas horas. Hasta anoche se tenían 59 mil 106 defunciones confirmadas por Covid-19.
Luego preguntó: “¿Cuál de ellos es el real? Todos pueden ser reales en distintas condiciones”.
Luego argumentó que cuando se han realizado estimaciones en las primeras planas de los medios de comunicación se tiene “este gusto de encontrar la bola de cristal y un acto casi de adivinación mágica. El recuso técnico es tener un intervalo de escenarios plausibles que dependen de condiciones, depende de las condiciones lo que ocurra. No descartamos el intervalo de 30 a 35 mil, el intervalo plausible de lo que podemos encontrar”.
Alejandro Macías, hoy también investigador de la Universidad de Guanajuato, dijo que tal como lo comentó en algún momento López Gatell, las proyecciones dependen de los supuestos que se tienen y dependen de las mediciones que se hagan, así como de las comparaciones con otras latitudes.
“Aquí ocurrieron dos cosas que la medición era escasa, eso dio una idea errónea de la magnitud del problema y, por otro lado, se contrastó con tasas de lo que estaba ocurriendo Wuhan, China, cuando en esas latitudes se aplicaron medidas de distanciamiento social muy estrictas que no se pudieron aplicar en México. Eso explica porque la proyección no resultó precisa, por decir algo, porque la medición primero no era sobre cifras confiables, se estaba haciendo una medición escasa, y la dinámica de transmisión fue distinta que en las regiones del mundo cuando se hicieron las proyecciones”.