La decisión de Estados Unidos de enviar a los migrantes brasileños a México hasta que se resuelvan sus solicitudes de asilo ha puesto en máxima alerta a las autoridades de la nación sudamericana, que apenas hace unos días protestó ante la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), por el trato “inhumano” que reciben sus ciudadanos al llegar a nuestro país, y quienes se reunieron ayer a puerta cerrada con personal del Instituto Nacional de Migración para revisar el tema.
El canciller mexicano justificó que el país reciba en la frontera norte a los migrantes brasileños porque se busca evitar que sean deportados y garantizarles su derecho de audiencia. Y de inmediato rechazó que esta medida se traduzca que México sea tercer país seguro, lo que ha rechazado desde el año pasado.
“O sea si México dice que no, a todos esos brasileños los van a deportar mañana a Brasil. ¡Pero dales chance de tener su audiencia! Por eso se dio eso… No son tantos, pero también que les den permiso, es su derecho”, dijo entrevistado en el Senado luego de sostener una reunión con la bancada de Morena.
Detalló que los brasileños no necesitan una visa para su libre tránsito en el país, por lo que éstos viajan a través del territorio nacional y una vez en el norte, intentan de manera ilegal solicitar asilo en el gobierno de Trump.
“Simple y llanamente las personas, los brasileños, no tienen, no necesitan visa en México hoy en día, entonces llegan al aeropuerto, se pueden ir al norte y en el norte están empezando a querer pedir asilo cruzando nuestra frontera de manera irregular”, apuntó.
El Consulado General de Brasil en la ciudad de México aseguró a El Sol de México que hasta el momento no ha recibido ninguna solicitud de asistencia consular por parte de los primeros brasileños enviados por Estados Unidos a Reynosa y Ciudad Juárez, ya que éstos ingresaron legalmente a nuestro país y pueden permanecer durante el tiempo establecido por la legislación mexicana.
No obstante, autoridades de la representación diplomática asistieron ayer al Instituto Nacional de Migración (INM) para solicitar detalles sobre el Programa Quédate en México, que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador negoció con Washington para que los ciudadanos de otros países esperen en México la respuesta de la justicia a sus solicitudes de ingreso a territorio estadounidense.
Además, según fuentes cercanas al encuentro, exigieron un trato adecuado y humano, tanto para los brasileños que sean devueltos de la Unión Americana, como para los que llegan a México y están siendo detenidos en los principales aeropuertos del país.
De acuerdo con cifras oficiales del gobierno de Washington, en el año fiscal 2019, que terminó en octubre, 17 mil 900 brasileños fueron arrestados por ingresar ilegalmente desde México, cifra 10 veces superior a la registrada en el periodo anterior.
Un grupo de 10 sudamericanos fue retornado a Ciudad Juárez el pasado miércoles por la tarde, incluye a cuatro menores de edad, arribó a la ciudad fronteriza la tarde del miércoles. “No nos explicaron nada, no sabemos por qué hemos vuelto acá”, dice Tania Costa da Silva, de 32 años, quien fue devuelta a México junto a su esposo Jones Silva de Brito, 35 años, y su hija Isabella de seis. Tania, Jones e Isabella partieron desde Minas Gerais el 21 de enero y una vez en Juárez cruzaron el río Bravo y se entregaron a los agentes de la Patrulla Fronteriza, esperanzados en quedarse en Estados Unidos aunque fuera detenidos.
Sin embargo, los cinco días en El Paso, Texas, resultaron penosos, entre el hacinamiento, el frío y muy mala comida, relataron.
“La celda era para 14 personas y había 32. Todos en el piso. 32 en lugar de 14, es demasiada gente”, denunció el padre de familia.
Las autoridades estadounidenses registraron sus rostros y huellas dactilares antes de devolverlos a México junto a otros siete compatriotas.
Cuatro de ellos, una pareja con dos niños, se alojaron en un hotel, mientras que los Costa Silva junto a otra familia de tres, igual que la suya, fueron acogidos en la Casa del Migrante, un albergue local.
“Es mucho tiempo y no tenemos cómo volver a Brasil”, dice Tania quien revela que salieron huyendo pues temían por su vida. “Tenemos deudas y estamos sin trabajo.
Como nos amenazaban de muerte, hemos venido”, añadió.
El gobierno de Donald Trump ha estado presionando al gobierno brasileño para que facilite la deportación de sus ciudadanos y el gobierno del presidente Jair Bolsonaro ha tomado medidas para hacerlo.
Entre ellas, aceptar que las deportaciones masivas se realicen en aviones fletados, lo que no se ha hecho desde 2006, según reportan medios brasileños.
Esta semana, el subsecretario adjunto del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Ken Cuccinelli, exigió que Brasil se haga cargo de la repatriación de personas no aceptadas en territorio estadounidense, alegando que el Programa Quédate en México no está restringida a una persona cuyo idioma es el español o algunas nacionalidades específicas.
|| Con información de Jacob Sánchez y AFP ||