Mañana se cumple el plazo de 45 días del acuerdo entre México y Estados Unidos para evitar el castigo arancelario con el que Donald Trump amagó al gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, para reducir el flujo migratorio de centroamericanos hacia Estados Unidos y aunque los resultados pueden convencer al presidente Donald Trump, la evaluación genera incertidumbre.
El pacto, de acuerdo con especialistas consultados por El Sol de México , ha obligado a la administración mexicana a dar un giro de 180 grados al pasar de una política de “brazos abiertos”, en la que López Obrador prometió visas y trabajo a los migrantes, a la de “cero tolerancia” para los cruces desde la frontera sur.
Mike Pompeo llega a México para abordar temas de migración
Seis semanas después, México “ha cumplido la tarea” en forma de números récord de deportaciones: 23 mil 102, al 18 de julio, un 34% más al mes anterior, según datos del Instituto Nacional de Migración (INM). Se trata de la cifra mensual más alta desde marzo de 2016, cuando el expresidente Vicente Fox deportó a 23 mil 529 indocumentados.
Las solicitudes de asilo, como opción de los migrantes para quedarse en el país, también se han disparado. De acuerdo con datos de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), durante el primer semestre de 2019, las solicitudes de asilo ascendieron a 31 mil, es decir más de tres veces que las peticiones de 2018. De continuar esta velocidad, al final del año las solicitudes de refugio de centroamericanos en México podrían llegar a 80 mil personas, cuando el año pasado fueron cerca de 30 mil y la cifra de deportaciones alcanzaría el millón.
Rafael Fernández de Castro, director del Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California, considera que el alza en el número de solicitudes de asilo se relaciona al mayor número de deportaciones realizadas por el gobierno de México, en un endurecimiento de la política migratoria, que si bien se enmarca dentro de la ley, preocupa por las violaciones a los derechos humanos.
“La política migratoria de tránsito oscila siempre entre el parar a los migrantes en periodos de mayor intensidad y otros en que se relaja la vigilancia, ahora se encuentra en una etapa de contención migratoria muy dura ante las amenazas de Estados Unidos”, dijo el experto.
Según Fernández de Castro, el incremento de las medidas de seguridad, como el envío de seis mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur y otros 15 mil a la línea divisoria con Estados Unidos, es preocupante ya que los migrantes van a tomar más riesgos, como recurrir a los traficantes de personas o buscar rutas más peligrosas, para evitar a las autoridades migratorias.
EL RIESGO
El repentino aumento de las detenciones de migrantes en México, destacó por su parte Eduardo Bueno, académico especialista en temas migratorios y derechos humanos, han saturado las estaciones migratorias, convirtiéndolos en “centros de hacinamiento humano”.
Aunque el canciller Marcelo Ebrard se encuentra listo para recibir hoy, a su homólogo estadounidense, Mike Pompeo, con cifras como una reducción del 40% en el paso de indocumentados, que pueden convencer al presidente Donald Trump de un esfuerzo real para parar el flujo migratorio, la amenaza de la Casa Blanca sigue vigente y según los expertos, la presión puede enfocarse ahora a obligar a México para que acepte la condición de tercer país seguro y así poderle devolver la seguridad a los solicitantes de asilo que crucen la frontera.
“Es difícil saber si las cifras van a convencer a Estados Unidos porque en cualquier momento pueden revertirse”, opinó
Bueno, aunque consideró que hasta el momento el panorama parece alentador, ya que el mandatario estadounidense ha felicitado al gobierno mexicano por los logros contra la migración.