México cuenta con 120 equipos médicos que brindan cuidados paliativos, lo que significa una tasa de 0.92 equipos por cada millón de habitantes. Esto coloca al país con una de las tasas más bajas en América Latina, revela el Atlas de Cuidados Paliativos de Latinoamérica 2020.
El estudio realizado por la Asociación Latinoamericana de Cuidados Paliativos (ALCP), la Asociación Internacional de Cuidados de Hospicio y Paliativos (IAHPC, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Navarra, coloca a Uruguay como el país de la región con mayor cobertura per cápita de equipos de cuidados paliativos, con una tasa de 24.5 por cada millón de habitantes.
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Le siguen Costa Rica (14.74), Chile (13.41), Panamá (13.21) y Argentina (10.79). Casi al final de la tabla está México, sólo superando a Venezuela, Guatemala, Honduras y Perú.
Éste es el segundo de cuatro textos que aportan una radiografía sobre el estado actual de los servicios y tratamientos con los que cuentan pacientes con dolor crónico, pacientes que además de tratamiento curativo requieren paliativos y enfermos terminales para morir dignamente. Toca hablar de los cuidados paliativos.
Tales servicios buscan mejorar la calidad de vida de los pacientes —adultos y niños— que padecen enfermedades que limitan su vida o son terminales. Su propósito no es curar a un enfermo o prolongar su vida, sino que no sufra o sufra lo menos posible.
Se integran de grupos multidisciplinarios donde además de médicos y enfermeras, interactúan rehabilitadores, psicólogos, nutriólogos, trabajadores sociales, tanatólogos y hasta personas que brindan ayuda religiosa o espiritual.
No sólo combaten el dolor, sino también otros malestares del enfermo como depresión, náuseas, vómito o problemas para orinar. “La idea es enfocar esfuerzos para que el paciente pase lo mejor posible sus últimos días en casa, rodeado de su familia”, explica Silvia Allende Pérez, jefa del Servicio de Cuidados Paliativos del Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
En México, sin embargo, su alcance sigue siendo limitado. De acuerdo con el Atlas, el país cuenta con 41 equipos exclusivamente intrahospitalarios (entre unidades de cuidados paliativos y equipos móviles), 29 extrahospitalarios (domiciliarios, consulta comunitaria y hospicios) y 50 equipos que actúan dentro y fuera del hospital (mixtos).
De 120 equipos, apenas seis se especializan en niñas y niños, agrega el documento. En otras palabras, si en general hacen falta equipos de cuidados paliativos, hacen aún más falta para menores de edad. En suelo mexicano hay 0.2 equipos de cuidados paliativos pediátricos por cada millón de habitantes menores de 15 años.
El estudio no especifica en dónde se localizan estos servicios, pero un diagnóstico hecho por Human Rights Watch (HRW) en 2014 advertía que siete de los 32 estados no contaban con algún equipo de cuidados paliativos en tanto que otros cinco disponían de apenas uno en sus capitales. Sólo la Ciudad de México, Durango, Guanajuato y Jalisco tenían relativamente una mejor cobertura.
“Para un gran número de mexicanos, cuando están más gravemente enfermos, se sienten más frágiles y el dolor es más intenso, no hay ningún tipo de atención disponible o se encuentra a varias horas de distancia en transporte público”, indica el reporte de HRW.
Contar con cuidados paliativos no es un tema menor. La prevalencia de enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes o las cardiovasculares inevitablemente crecerá por el proceso de envejecimiento de la población mexicana, lo que presionará la demanda de estos servicios.
En 2020, 10.3 millones de personas tenían 65 años y más, según el último censo, lo que representa 8.2 por ciento de la población. Y se proyecta que para 2050 haya 24.9 millones de adultos mayores de 65 años, representando el 16.8 por ciento.
La pandemia de Covid-19 evidenció la necesidad de contar con atención médica desde ahora para aliviar el sufrimiento de los pacientes que enferman de gravedad y el duelo que implica estar separados de sus familias.
En 2018, el senador del PRD, Miguel Ángel Mancera, propuso modificar el artículo cuarto de la Constitución para incluir “la muerte digna a través de los cuidados paliativos multidisciplinarios” como parte del derecho a la salud. La propuesta se aprobó en el Senado en julio de 2019, pero se estancó en la Cámara de Diputados.
EL INCAN, MODELO A SEGUIR
La unidad de cuidados paliativos del INCan es un ejemplo mundial de lo que deben ser estos servicios. La doctora Silvia Allende, jefa del área, explica en entrevista a El Sol de México que cada mes brinda un promedio de mil consultas a través de seis modalidades dentro y fuera del hospital. La primera es la común, de atención ambulatoria, donde el paciente saca su cita y acude con su médico para dar seguimiento a su condición cada cierto tiempo.
La segunda modalidad es el hospital de día o de corta estancia, en que el paciente acude al hospital por alguna molestia pero sale el mismo día que entra sin pasar la noche hospitalizado.
Luego están los servicios de urgencias para caso graves y los de hospitalización de larga estancia. En quinto lugar, el INCan cuenta con visitas domiciliarias a las seis alcaldías más cercanas al instituto.
“Y finalmente tenemos la joya de la corona, que es la de atención telefónica o por video. La mayoría de los pacientes que tenemos —le llamamos nosotros internados en casa— le damos teleseguimiento. Les hablamos una vez por semana o ellos tienen una línea directa para hablarnos cada vez que tienen dudas o preguntas sobre los medicamentos, sobre cambios en la vía de administración o sobre nuevos síntomas que puedan aparecer”, detalla Allende.
La especialista agrega que este call center cumple una función muy buena porque los pacientes y sus cuidadores no se sienten solos y saben que sus médicos y enfermeras están al tanto de ellos.
“Esto baja el estrés del paciente porque se siente atendido. Baja el estrés del cuidador porque no se siente impotente sobre qué hacer y bajamos el número de urgencias no sensibles o no necesarias… Entonces se han vuelto muy eficientes estos servicios porque se prioriza (cada caso)”.
En lo que respecta a pacientes de otros estados, la herramienta sirve para tener relación con sus médicos de primer contacto y exista una continuidad en la atención a esas personas una vez que retornan a sus lugares de origen.
El Servicio de Cuidados Paliativos del INCan realizó o atendió 10 mil llamadas con sus pacientes durante 2019. Allende Pérez indica que en 2020 aumentó todavía más esta modalidad de consulta remota por la pandemia.
REPLICAR EL MODELO
La unidad del INCan, organizada formalmente en 2011, se conforma de alrededor de 35 personas de distintas profesiones. Trabajan en seis equipos, cada uno integrado por un médico, una enfermera, un psicólogo y un nutriólogo. Cuentan además con capellán y dos tanatólogos.
El equipo de base brinda atención de lunes a viernes, en horario matutino y vespertino. Sábados, domingos y días festivos atienden médicos residentes de diferentes especialidades que cursan una alta especialidad en Medicina Paliativa. Pero todo esto ocurre apenas en un hospital en la Ciudad de México. “Yo me di a la tarea de investigar cuántos de estos centros (de cancerología u oncología) de los 32 estados tenían cuidados paliativos por ahí de 2011 y no llegábamos ni a 10 por ciento”, recuerda la doctora Allende.
Fue entonces que consiguió un apoyo económico de la Fundación Carlos Slim para capacitar a personal de hospitales de otros estados sobre cuidados paliativos e ir replicando unidades como las del INCan en esos centros de salud. Así nació la Red Oncopaliativa, conformada actualmente por 35 hospitales de 20 entidades federativas. Incluso cuenta con una unidad en Centroamérica.
Con información de Alfredo Maza.