/ lunes 20 de abril de 2020

Educación en línea, llena de obstáculos

Hoy regresan a clases virtuales 25 millones de estudiantes

La contingencia causó que la educación en línea se volviera una necesidad a implementar a marchas forzadas, un entorno para el que ni los profesores ni las autoridades ni los estudiantes estaban listos. Hoy regresan a clases 25 millones de alumnos y la falta de infraestructura, el analfabetismo digital, la baja penetración de computadoras en el país que no alcanza ni a la mitad de los hogares, la falta de un plan para educar a distancia, e incluso la carencia de recursos, son los obstáculos de la instrucción de niños y jóvenes.

Un ejemplo de esto es Chiapas, donde planteles carecen de acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs). Quienes viven en zonas recónditas de la Costa-Soconusco o en comunidades enclavadas en la Selva o la zona Norte de la entidad, lugares donde no sólo carecen de internet, sino también de energía eléctrica, y por ende, no podrán tener sus cátedras como la mayoría de pupilos que viven en la zonas urbanas del país.

Maestros de zonas rurales confirmaron este problema, contaron con singular preocupación la situación que viven sus alumnos, porque, dijeron, a final los muchachos no obtendrán el conocimiento necesario, sin embargo, acreditarán el curso, todo para protegerse de la pandemia del Covid-19.

Dijeron que hay comunidades en donde los alumnos cuentan con teléfonos pero no con red de telefonía celular, por lo que se verán obligados a caminar varios kilómetros para llegar a zonas donde se cuenta con este servicio y cumplir con las actividades extraescolares, pero estarán expuestos a contagios de Covid-19.

En otros lugares de la República, la infraestructura está más desarrollada para la educación a distancia, en especial para el nivel superior. Como si fuera a trasladarse a la preparatoria de la Universidad Anáhuac, Juan Pablo se alista para cumplir desde las 7:00 hasta las 14:30 horas con el horario de clases, la diferencia es que no acude a las instalaciones del plantel. Prepara su computadora, verifica la conexión a internet, reúne libretas, plumas y libros. “A ver jóvenes para el examen: grábense haciendo sentadillas. Me mandan el video y de ahí saldrá su calificación”, relató entre risas Juan Pablo.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) informó el 17 de marzo que comenzaría un receso escolar hasta el 20 de abril, con el fin de evitar la rápida propagación del virus. La fecha se ha ampliado: el 16 de abril las autoridades federales anunciaron que el regreso a clases no sería antes del 17 de mayo en algunas partes del país, mientras que en otras, la fecha estimada es el 1 de junio. El titular de la SEP, Esteban Moctezuma, convocó a los maestros a apoyar en el aprendizaje con la escuela a distancia.

Hogares sin internet

Según datos del Inegi, sólo 45 por ciento de los hogares mexicanos cuentan con una computadora, mientras que 48 por ciento no tiene internet.

Germán Pérez, psicopedagogo y catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) aseguró que lo que “estamos viviendo es una alternativa para no dejar a un lado la educación de los niños. Es una manera de dar solución inmediata que representa un gran reto para profesores y alumnos, dado que ellos están organizados en un sistema presencial”.

Adrián Estrada director de la Secundaria Oficial 659, ubicada en Ecatepec de Morelos, dijo que no todos los profesores se han subido al barco de la tecnología. “Existe una resistencia entre algunos docentes a usar las plataformas. Se da con los maestros que particularmente tienen mayor edad, estoy hablando de mayores de 60 años. A ellos les cuesta mucho trabajo manejar plataformas. Son profesores muy tradicionalistas”.

A decir de David Calderón, director ejecutivo de Mexicanos Primero, el país no está preparado para formar a personas a través de una educación en línea, debido a la brecha de desigualdad y la incapacidad tecnológica y en infraestructura. Consideró que en el país prevalece “una injusta distribución” de la conectividad, así como la poca exploración de los maestros en plataformas digitales, quienes no saben aterrizar contenidos en un aula digital.

Magali Rosas, maestra de primaria en Iztapalapa, contó que tiene alumnos que vienen de otros estados, son de escasos recursos y no tienen acceso a un equipo de cómputo. Sus armas son las fotocopias de los ejercicios, mismas que mandó a sus estudiantes, pero el contacto se perdió desde que dejaron de asistir a clases, por tal motivo, revisará los resultados hasta que regresen a la escuela.

Marcos Guillén, profesor de una secundaria rural en el municipio de Ocoyoacac, Estado de México, explicó que sus alumnos no cuentan con equipo de cómputo o conexión a internet. La aplicación WhatsApp es, de acuerdo con Guillén, el único medio por el que mantiene contacto con sus grupos. “No hay una postura clara por parte de la autoridad. El trabajo en casa por medio de plataformas no está funcionando porque la SEP no tiene infraestructura suficiente”, dijo Adrián Estrada. “Pienso que se tomó a la ligera. Los niños no cuentan con estas herramientas”, concluyó Magali Rosas.

Caos

Hasta antes de la epidemia, los profesores de distintas universidades o en el bachillerato desarrollaban estrategias para acercar materiales y tips de sus clases en plataformas. Eran excepcionales las plataformas digitales, más allá de las que en lo cotidiano se utilizan en las alternativas de educación a abierta y distancia, dice Roberto Rodríguez, investigador de la UNAM.

“La agenda digital educativa involucra a los estudiantes, profesores e investigadores, principales beneficiarios de las nuevas tecnologías, pero también son los promotores de un cambio activo de las formas en las que el futuro irá haciéndose realidad en la gestión del conocimiento”, asegura Jaime Valls Esponda, secretario general ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lanzó junto a nueve instituciones públicas y privadas la Red de Innovación Educativa (RIE360), dice Concepción Barrón, coordinadora de la Universidad Abierta y Educación a Distancia de la UNAM.

En la Facultad de Química, donde se aplica el sistema de videoconferencias para seguir el semestre, los maestros piden a sus alumnos grabarse y entregar el video como prueba de que no “copiaron durante el examen”.

Las clases ahí son similares a través de una plataforma y en ella los alumnos encuentran materiales y “asisten a clases, lo único que no ocurren son las prácticas de laboratorio”.

Mediante la plataforma, cuatro mil 750 maestros de la UNAM han desarrollado opciones para continuar con el aprendizaje.

Contraste estudiantil

Brenda estudia la preparatoria y Carlos asiste a la universidad. Provienen de mundos totalmente diferentes y ambos están preocupados por el futuro de su educación.

Mientras Brenda asiste a la Preparatoria 3 de la UNAM, está en quinto año, Carlos cursa el segundo semestre de la Ingeniería en Energías Renovables en el Instituto Tecnológico Superior de Huichapan, un pequeño municipio en Hidalgo.

Ambos coinciden en que no reciben clases en línea y que el aprendizaje de algunas materias se les complica y les preocupa el siguiente nivel.

“Me hace falta ir a la escuela, porque sí estudiamos, pero por el mismo hecho que son trabajos con fecha límite y yo llevo 12 materias, no me doy el tiempo para investigar demás. Entonces sólo entrego trabajos, no me doy el tiempo de analizarlo”, dice Brenda.

Añade que las matemáticas no son su fuerte, actualmente cursa Geometría Analítica. “La maestra nos facilitó unos apuntes que ella hizo con ejemplos para los ejercicios, pero si no lo entiendo en el salón, escrito menos”, comenta.

Brenda lleva cuatro meses sin clases, pues además de la contingencia por el coronavirus, la Prepa 3, es una de las que permanecen en paro.

Carlos también sufre por las matemáticas. En este semestre le toca Cálculo Integral. “Si no entiendo esta materia, el siguiente semestre voy a sufrir, porque me toca Cálculo Vectorial y no se puede hacer uno sin el otro”, añade.

Ambos están dispuestos a sacrificar parte del tiempo de sus vacaciones para recuperar el tiempo perdido, pero Carlos, quien renta un cuarto en el municipio de Huichapan, tiene que regresar en las vacaciones a Bathá y Barrios, una ranchería del municipio de Nopala, Hidalgo, donde no hay transporte público que le permita trasladarse a un sitio para tomar cursos de regularización.

“No me gustaría perder todas mis vacaciones, es estresante estar nueve meses en la escuela, como para quedarse sin descanso”, remata Brenda.

Madres y padres, el soporte de la estrategia

La SEP dijo confiar en que los padres de familia se apoyen en contenidos diseñados para establecer rutinas diarias en el hogar durante el confinamiento.

Sin embargo, en muchas las familias mexicanas esto no sucede. Dilean Valencia, profesora de una telesecundaria en el municipio de Tecámac relató que durante las primeras semanas en su plantel se trabajó vía WhatsApp, pero la nueva instrucción ha sido que adopten una de las plataformas sugeridas por la SEP.

“Es complicado porque muchas veces las mamás tienen un celular, pero no saben utilizar la tecnología. La mayoría de los alumnos son hijos de madres solteras. Yo pienso que 90 por ciento de ellas son trabajadoras y realmente no están con los hijos por lo que es complicado que sean supervisados”, expresó la docente.

Germán Pérez destacó que la educación a distancia representa un reto para los padres de familia, pues no sólo deben dedicar un tiempo para la orientación de sus hijos, sino también en las tareas diarias del hogar y trabajar.

Marcos Guillen, quien es también profesor de una primaria ubicada en Toluca, asegura que muchas de las veces los padres de familia no tienen un conocimiento sobre los contenidos, por lo que no pueden apoyar a los niños a realizar sus deberes.

“Existen padres de familia que no entienden los contenidos por lo que piden que mejor se les dé un libro para que sus hijos hagan ejercicio”, indicó. “Ponen a los niños a copiar textos de los libros. No es un proceso correcto, no les beneficia en absoluto”, continúa.

Educación preescolar

Erika Mejía, profesora de un preescolar ubicado en la Ciudad de México, señaló que es imposible mantener la atención de los pequeños en una computadora, por lo que esta modalidad no se ha aplicado en el centro en el que trabaja. Por ahora, se ha encargado de enviar a los padres ejercicios para hacer en casa con las instrucciones muy precisas.

Compartió que la mayoría de los padres están comprometidos con la formación de sus pequeños y para aclarar todas sus dudas han organizado videoconferencias.

Por su parte, la Aissa Reyes, supervisora escolar de preescolar en las región de Donato Guerra, Estado de México, precisó que la educación a distancia dificulta la evaluación de los aprendizajes, pues no hay una observación de por medio.

“Nosotros nos guiamos con la observación para dar una evaluación, al no observar a los niños es difícil hacer esa valoración de qué está ocurriendo con los aprendizajes”, aseveró.

En contraste con lo que pasa en la Ciudad de México, en la zona rural en la que trabaja, la educación preescolar no es de gran importancia. “El que los padres implementen actividades para los niños en sus casas lo vemos muy distante. Nos conformamos con que los padres de familia pasen por lo menos tiempo con sus hijos. Son muy abandonados nuestros niños”, aseveró la supervisora.

Con información de Karla Díaz y Jacob Sánchez


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Un ejemplo de esto es Chiapas, donde planteles carecen de acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs). Quienes viven en zonas recónditas de la Costa-Soconusco o en comunidades enclavadas en la Selva o la zona Norte de la entidad, lugares donde no sólo carecen de internet, sino también de energía eléctrica, y por ende, no podrán tener sus cátedras como la mayoría de pupilos que viven en la zonas urbanas del país.

Maestros de zonas rurales confirmaron este problema, contaron con singular preocupación la situación que viven sus alumnos, porque, dijeron, a final los muchachos no obtendrán el conocimiento necesario, sin embargo, acreditarán el curso, todo para protegerse de la pandemia del Covid-19.

Dijeron que hay comunidades en donde los alumnos cuentan con teléfonos pero no con red de telefonía celular, por lo que se verán obligados a caminar varios kilómetros para llegar a zonas donde se cuenta con este servicio y cumplir con las actividades extraescolares, pero estarán expuestos a contagios de Covid-19.

En otros lugares de la República, la infraestructura está más desarrollada para la educación a distancia, en especial para el nivel superior. Como si fuera a trasladarse a la preparatoria de la Universidad Anáhuac, Juan Pablo se alista para cumplir desde las 7:00 hasta las 14:30 horas con el horario de clases, la diferencia es que no acude a las instalaciones del plantel. Prepara su computadora, verifica la conexión a internet, reúne libretas, plumas y libros. “A ver jóvenes para el examen: grábense haciendo sentadillas. Me mandan el video y de ahí saldrá su calificación”, relató entre risas Juan Pablo.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) informó el 17 de marzo que comenzaría un receso escolar hasta el 20 de abril, con el fin de evitar la rápida propagación del virus. La fecha se ha ampliado: el 16 de abril las autoridades federales anunciaron que el regreso a clases no sería antes del 17 de mayo en algunas partes del país, mientras que en otras, la fecha estimada es el 1 de junio. El titular de la SEP, Esteban Moctezuma, convocó a los maestros a apoyar en el aprendizaje con la escuela a distancia.

Hogares sin internet

Según datos del Inegi, sólo 45 por ciento de los hogares mexicanos cuentan con una computadora, mientras que 48 por ciento no tiene internet.

Germán Pérez, psicopedagogo y catedrático de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) aseguró que lo que “estamos viviendo es una alternativa para no dejar a un lado la educación de los niños. Es una manera de dar solución inmediata que representa un gran reto para profesores y alumnos, dado que ellos están organizados en un sistema presencial”.

Adrián Estrada director de la Secundaria Oficial 659, ubicada en Ecatepec de Morelos, dijo que no todos los profesores se han subido al barco de la tecnología. “Existe una resistencia entre algunos docentes a usar las plataformas. Se da con los maestros que particularmente tienen mayor edad, estoy hablando de mayores de 60 años. A ellos les cuesta mucho trabajo manejar plataformas. Son profesores muy tradicionalistas”.

A decir de David Calderón, director ejecutivo de Mexicanos Primero, el país no está preparado para formar a personas a través de una educación en línea, debido a la brecha de desigualdad y la incapacidad tecnológica y en infraestructura. Consideró que en el país prevalece “una injusta distribución” de la conectividad, así como la poca exploración de los maestros en plataformas digitales, quienes no saben aterrizar contenidos en un aula digital.

Magali Rosas, maestra de primaria en Iztapalapa, contó que tiene alumnos que vienen de otros estados, son de escasos recursos y no tienen acceso a un equipo de cómputo. Sus armas son las fotocopias de los ejercicios, mismas que mandó a sus estudiantes, pero el contacto se perdió desde que dejaron de asistir a clases, por tal motivo, revisará los resultados hasta que regresen a la escuela.

Marcos Guillén, profesor de una secundaria rural en el municipio de Ocoyoacac, Estado de México, explicó que sus alumnos no cuentan con equipo de cómputo o conexión a internet. La aplicación WhatsApp es, de acuerdo con Guillén, el único medio por el que mantiene contacto con sus grupos. “No hay una postura clara por parte de la autoridad. El trabajo en casa por medio de plataformas no está funcionando porque la SEP no tiene infraestructura suficiente”, dijo Adrián Estrada. “Pienso que se tomó a la ligera. Los niños no cuentan con estas herramientas”, concluyó Magali Rosas.

Caos

Hasta antes de la epidemia, los profesores de distintas universidades o en el bachillerato desarrollaban estrategias para acercar materiales y tips de sus clases en plataformas. Eran excepcionales las plataformas digitales, más allá de las que en lo cotidiano se utilizan en las alternativas de educación a abierta y distancia, dice Roberto Rodríguez, investigador de la UNAM.

“La agenda digital educativa involucra a los estudiantes, profesores e investigadores, principales beneficiarios de las nuevas tecnologías, pero también son los promotores de un cambio activo de las formas en las que el futuro irá haciéndose realidad en la gestión del conocimiento”, asegura Jaime Valls Esponda, secretario general ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lanzó junto a nueve instituciones públicas y privadas la Red de Innovación Educativa (RIE360), dice Concepción Barrón, coordinadora de la Universidad Abierta y Educación a Distancia de la UNAM.

En la Facultad de Química, donde se aplica el sistema de videoconferencias para seguir el semestre, los maestros piden a sus alumnos grabarse y entregar el video como prueba de que no “copiaron durante el examen”.

Las clases ahí son similares a través de una plataforma y en ella los alumnos encuentran materiales y “asisten a clases, lo único que no ocurren son las prácticas de laboratorio”.

Mediante la plataforma, cuatro mil 750 maestros de la UNAM han desarrollado opciones para continuar con el aprendizaje.

Contraste estudiantil

Brenda estudia la preparatoria y Carlos asiste a la universidad. Provienen de mundos totalmente diferentes y ambos están preocupados por el futuro de su educación.

Mientras Brenda asiste a la Preparatoria 3 de la UNAM, está en quinto año, Carlos cursa el segundo semestre de la Ingeniería en Energías Renovables en el Instituto Tecnológico Superior de Huichapan, un pequeño municipio en Hidalgo.

Ambos coinciden en que no reciben clases en línea y que el aprendizaje de algunas materias se les complica y les preocupa el siguiente nivel.

“Me hace falta ir a la escuela, porque sí estudiamos, pero por el mismo hecho que son trabajos con fecha límite y yo llevo 12 materias, no me doy el tiempo para investigar demás. Entonces sólo entrego trabajos, no me doy el tiempo de analizarlo”, dice Brenda.

Añade que las matemáticas no son su fuerte, actualmente cursa Geometría Analítica. “La maestra nos facilitó unos apuntes que ella hizo con ejemplos para los ejercicios, pero si no lo entiendo en el salón, escrito menos”, comenta.

Brenda lleva cuatro meses sin clases, pues además de la contingencia por el coronavirus, la Prepa 3, es una de las que permanecen en paro.

Carlos también sufre por las matemáticas. En este semestre le toca Cálculo Integral. “Si no entiendo esta materia, el siguiente semestre voy a sufrir, porque me toca Cálculo Vectorial y no se puede hacer uno sin el otro”, añade.

Ambos están dispuestos a sacrificar parte del tiempo de sus vacaciones para recuperar el tiempo perdido, pero Carlos, quien renta un cuarto en el municipio de Huichapan, tiene que regresar en las vacaciones a Bathá y Barrios, una ranchería del municipio de Nopala, Hidalgo, donde no hay transporte público que le permita trasladarse a un sitio para tomar cursos de regularización.

“No me gustaría perder todas mis vacaciones, es estresante estar nueve meses en la escuela, como para quedarse sin descanso”, remata Brenda.

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La SEP dijo confiar en que los padres de familia se apoyen en contenidos diseñados para establecer rutinas diarias en el hogar durante el confinamiento.

Sin embargo, en muchas las familias mexicanas esto no sucede. Dilean Valencia, profesora de una telesecundaria en el municipio de Tecámac relató que durante las primeras semanas en su plantel se trabajó vía WhatsApp, pero la nueva instrucción ha sido que adopten una de las plataformas sugeridas por la SEP.

“Es complicado porque muchas veces las mamás tienen un celular, pero no saben utilizar la tecnología. La mayoría de los alumnos son hijos de madres solteras. Yo pienso que 90 por ciento de ellas son trabajadoras y realmente no están con los hijos por lo que es complicado que sean supervisados”, expresó la docente.

Germán Pérez destacó que la educación a distancia representa un reto para los padres de familia, pues no sólo deben dedicar un tiempo para la orientación de sus hijos, sino también en las tareas diarias del hogar y trabajar.

Marcos Guillen, quien es también profesor de una primaria ubicada en Toluca, asegura que muchas de las veces los padres de familia no tienen un conocimiento sobre los contenidos, por lo que no pueden apoyar a los niños a realizar sus deberes.

“Existen padres de familia que no entienden los contenidos por lo que piden que mejor se les dé un libro para que sus hijos hagan ejercicio”, indicó. “Ponen a los niños a copiar textos de los libros. No es un proceso correcto, no les beneficia en absoluto”, continúa.

Educación preescolar

Erika Mejía, profesora de un preescolar ubicado en la Ciudad de México, señaló que es imposible mantener la atención de los pequeños en una computadora, por lo que esta modalidad no se ha aplicado en el centro en el que trabaja. Por ahora, se ha encargado de enviar a los padres ejercicios para hacer en casa con las instrucciones muy precisas.

Compartió que la mayoría de los padres están comprometidos con la formación de sus pequeños y para aclarar todas sus dudas han organizado videoconferencias.

Por su parte, la Aissa Reyes, supervisora escolar de preescolar en las región de Donato Guerra, Estado de México, precisó que la educación a distancia dificulta la evaluación de los aprendizajes, pues no hay una observación de por medio.

“Nosotros nos guiamos con la observación para dar una evaluación, al no observar a los niños es difícil hacer esa valoración de qué está ocurriendo con los aprendizajes”, aseveró.

En contraste con lo que pasa en la Ciudad de México, en la zona rural en la que trabaja, la educación preescolar no es de gran importancia. “El que los padres implementen actividades para los niños en sus casas lo vemos muy distante. Nos conformamos con que los padres de familia pasen por lo menos tiempo con sus hijos. Son muy abandonados nuestros niños”, aseveró la supervisora.

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