En el marco del 45 Aniversario de la conformación del Consejo Nacional de Población (Conapo), este dio a conocer que en 2019, México estará habitado por 126 millones 577 mil 691 personas, con una esperanza de vida al nacer de 75.1 años.
“A lo largo de 45 años de trabajo, la labor del CONAPO se encuentra en evolución, dando resultados que enriquecen la labor de las demás instancias del Gobierno de México y que estas a su vez requieren de más y mejores insumos que enriquezcan su quehacer diario”, mencionó el Consejo.
Indicó que lo cambios en la dinámica demográfica nacional hacen que las líneas de acción tengan que estar en constante replanteamiento; en sus inicios, uno de sus primeros lemas de concienciación hacia la población fue “La familia pequeña vive mejor”, en referencia al acelerado incremento en el número de habitantes que se presentaba en el país.
La Conapo expuso que la actual configuración de los fenómenos demográficos hace que todas y cada una de las premisas tengan un carácter transversal en el que las soluciones estén integradas por opiniones de los distintos sectores de la Administración Pública Federal, la Academia, los organismos internacionales y las organizaciones de la sociedad civil.
Detalló que los cambios demográficos exigen que todas las personas estén visibilizadas con pleno respeto a sus derechos humanos, por lo que niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos, adultos mayores, mujeres, personas con discapacidad, personas migrantes, personas hablantes de lengua indígena, personas afrodescendientes deben ser parte de las políticas públicas para gozar de sus beneficios.
En este sentido, el Consejo abundó que conocer la evolución de la esperanza de vida de las personas permitirá a los jóvenes y adultos de nuestro país promover elementos de planeación hacia el envejecimiento, así como contribuir al respeto e inclusión de las personas mayores en nuestras comunidades.
El cambio demográfico está construyendo nuevos escenarios que reclaman una política de población activa.
El cambio en la estructura por edad de la población, el nuevo perfil de morbi-mortalidad, el envejecimiento, la reconfiguración de las relaciones familiares, los nuevos patrones de movilidad de la población como la migración internacional de retorno y los desplazamientos forzados, entre otros procesos, están delineando un nuevo perfil demográfico del país.
La política de población, frente a este contexto, está obligada a revisar paradigmas con el fin de fortalecer su capacidad para anticipar los impactos del cambio demográfico en el desarrollo.