Joanne Liu, presidenta internacional de Médicos Sin Fronteras denuncio que en México y Centroamérica, donde las personas huyen de la violencia y las amenazas en sus hogares, solo para ingresar en un espeluznante ciclo de explotación y abuso.
Indicó que derivado de la visita que hizo a nuestro país, pudo constatar que mujeres y niñas buscan anticonceptivos, porque simplemente asumen que serán violadas durante sus viajes. Las personas se ven obligadas a elegir entre la violencia en sus hogares y la lejana posibilidad de un futuro lleno de esperanza.
Recalco que en nuestro país, el 68 por ciento de la población migrante atendida por Médicos sin Fronteras reporta haber sido víctima de violencia durante su tránsito hacia los Estados Unidos. Un tercio de las mujeres reportan haber sido abusadas sexualmente. Una cuarta parte de las consultas médicas de MSF para migrantes y refugiados en México están relacionadas con lesiones físicas o traumas intencionales.
Liu advierte que esta es la misma historia en todos los lugares donde las personas se encuentran en movimiento. La violencia extrema o la desesperación en sus hogares hacen que valgan la pena los horribles e inherentes riesgos que acompañarán la huida. Es la elección del sobreviviente, una que nadie debería tener que hacer.
Durante la cumbre del Pacto Mundial para la Migración en Marrakech, Marruecos, denunció que en el mundo, diez millones de personas están en movimiento. Ellas no desaparecerán simplemente.
“Desde las fronteras de Sudáfrica y México, hasta las costas de Malasia, Indonesia y Europa. Desde Libia, pasando por Nauru y el Mar Rojo: Los equipos de MSF se enfrentan a la brutalidad de las políticas migratorias actuales”, dijo.
Estamos sorprendidos por la magnitud de la violencia y el sufrimiento infligido a las personas: aquellas que están atrapados en un limbo legal por las restricciones estatales; aquellas que están atrapados por las detenciones arbitrarias; aquellas que han sufrido abusos de los traficantes.
Hizo un llamado a enfrentar la realidad: las políticas inhumanas diseñadas para impedir la migración no detienen a las personas en movimiento. Estas políticas fortalecen a los funcionarios corruptos y a las bandas criminales que se benefician de las personas vulnerables. Estas políticas criminalizan y arrojan a las personas vulnerables a las manos de aquellos que las explotan.