El hecho de conocer un idioma te permite comunicarte con las personas que también lo hablan pero qué pasa cuando no lo conocer y tampoco entiendes lo que te dicen? Tu vida puede convertirse en un infierno hasta el punto de terminar en la cárcel como Virginia Silvestre, una mujer indígena que perdió 16 años su vida tras las rejas y hoy te contamos su historia.
El mundo de Virginia cambió por completo cuando a la edad de 40 años fue acusada de haber asesinado a su nieta de dos y finalmente sentenciada a 43 años de cárcel todo por no saber hablar español.
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Según el Ministerio Público, Salazar "confesó" haber golpeado y azotado a la niña contra el suelo en cinco ocasiones luego de que tirara una olla con caldo de pollo.
No saber leer ni escribir
De acuerdo con el noticiero de Ciro Gómez Leyva, al momento de su detención, la mujer mazahua no contaba con un intérprete y firmó una hoja donde aceptaba su culpabilidad.
También se confirmó, que el abogado de oficio que se ocupó de su caso estaba al tanto de que ella tampoco sabía leer ni escribir, por lo que no sorprendió que Virginia no pudiera defenderse.
Fue gracias a un despacho de abogados que tomó su caso, que la mujer pudo salir libre luego de que se comprobara que en realidad su nieta había fallecido por una lesión en la cabeza, producto de una caída que fue accidental.
Posteriormente, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México también revisó su caso y finalmente, un juez determinó que todos sus derechos procesales y humanos habían sido violados.
Dicha información, incluso fue corroborada por el forense que en su dictamen también reveló que el cuerpo de la pequeña no presentaba otros golpes en su cuerpo más que el de la cabeza.
"Gracias a Derechos Humanos que nos apoyo mucho porque la verdad no teníamos dinero para buscar un buen licenciado y pues muchas gracias por su apoyo de ellos (…) yo sé que hay justicia”, dijo Virginia tras salir de la cárcel, ahora con 56 años de edad.
Cifras de injusticia en México
Sin embargo, el caso de Virginia no es el único, según el Censo Nacional de Sistema Penitenciario Federal 2021, emitido por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi, al cierre de 2020, se reportó que del total de personas privadas de la libertad en México, 6 mil 889 (3.3%) pertenecían a algún pueblo indígena.
Del total de personas que pertenecían a algún pueblo indígena, se reportó que el pueblo Náhuatl concentró 16.8%. En comparación con lo reportado en 2019, disminuyó 13.3% la cantidad de personas con condición de pertenencia a algún pueblo indígena.
Casi 6 mil, es decir el 85. 2% de ellas, no tuvo acceso a un intérprete y tres de cada 10 están encarceladas sin sentencia. Es decir, que prácticamente todos los indígenas arrestados pasan su proceso en la cárcel sin ser sentenciados.
Por su parte, la asociación Asilegal señala que las personas de origen indígena, tanto dentro como fuera de la privación de libertad, sufren graves violaciones de derechos humanos, según ha podido constatar la CNDH en 2020 a través del Sistema Nacional de Alerta de Violación de Derechos Humanos.
Los estados con mayor concentración de población indígena como Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y Yucatán, los abusos de derechos humanos de mayor impacto se encuentran: privar de la vida, tortura, detenciones arbitrarias y negligencia médica.
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"Sin educación, poca información y con la posibilidad patente de ser víctimas de violaciones de derechos humanos, las personas de origen indígena que tienen contacto con las autoridades o la ley penal se encuentran en una vulnerabilidad acrecentada dentro de un sistema que no está en la búsqueda de garantizar sus derechos", finalizó el colaborador Sergio Pérez Gavilán.