Desde hace años, las mujeres ganan terreno en sectores tradicionalmente considerados “sólo para hombres”.
Ya sea en el Ejército, Marina o empresas privadas de seguridad hay cada vez más mujeres en puestos de mando, pero no sin las trabas sociales que las catalogan como débiles o incapaces de dar órdenes.
En tres de las instituciones encargadas de la seguridad de los mexicanos, la Secretaría de Marina, la Defensa Nacional y la Guardia Nacional, hay poco más de 52 mil mujeres, quienes día a día cumplen con su trabajo para brindar seguridad a las mexicanas y los mexicanos.
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Pero no sólo la presencia de mujeres en las fuerzas castrenses se ha ampliado, también en el sector de seguridad privada.
Actualmente hay mujeres brindando seguridad en minas o dirigiendo grupos de hombres para el resguardo de fábricas en la Ciudad de México.
Wilma Verónica Díaz González, capitán de corbeta de la Subdirección de Programas de Combate a la Contaminación de la Secretaría de Marina, lleva 19 años de servicio en las Fuerzas Armadas. Entre sus responsabilidades destaca el adiestramiento de mandos navales que se encuentran en las zonas costeras sobre derrames de hidrocarburos, prevención y combate de la contaminación.
Señala que la Marina ha abierto convocatoria para mujeres, cuando antes estas tareas sólo eran para hombres. “Actualmente somos más de 12 mil mujeres en distintas áreas, representamos más de 20 por ciento del personal de la Marina y esta cifra va en aumento”.
Con formación en biología marina, la capitán Díaz afirma que las mujeres están incursionando en profesiones como pilotos, comandantes de superficie, nadadoras de rescate, comandante de buques e infantes de marina, hasta antes exclusivas para hombres.
“Las mujeres estamos incursionando en áreas que anteriormente no te imaginabas que iba a ver mujeres, hay pilotos, comandantes de superficie, nadadoras de rescate, comandante de buques e infantes de marina”, añade.
“No hay una diferencia en los entrenamientos y estudios, a hombres y mujeres se nos da el mismo trato, la única diferencia es la que nosotros nos imponemos”, señala en entrevista, y agrega que la equidad de género cada vez permea más en la vida al interior de las Fuerzas Armadas, en parte gracias a la capacitación que reciben. En el 2016, la Marina creó la Unidad de Promoción y Protección de Derechos Humanos para atender casos de discriminación. “En mi caso no he tenido problemas de discriminación, pero si nosotros detectamos algo anómalo con alguna de nuestras compañeras, tenemos toda la libertad de reportarlo”.
Marisol Velázquez Cabello, encargada de Seguridad Privada en una mina de Durango, pertenece a la primera generación de mujeres responsables de resguardar la seguridad en minas. Junto con nueve compañeras más, labora en la mina de Guanaceví, un municipio enclavado entre las barrancas y las praderas del norte de Durango.
“Mi trabajo es controlar el paso vehicular y peatonal, revisiones visuales de pertenecías y recorridos dentro del área.
Comenzamos en agosto pasado y durante un mes recibimos una capacitación en otra minas sobre manejo de explosivos, primeros auxilios, manejo de personal foráneo, y Covid-19. No somos improvisadas”. Relata que en un inicio era muy difícil que los hombres nos aceptaran en esta labor, y más teniendo personal masculino a su cargo. “Es difícil que un masculino acepte alguna indicación de nosotras, pero hoy día los compañeros se han adaptado a vernos en este trabajo”.
Su compañera de profesión, Araceli Velasco, desde hace 12 años se desempeña como jefa de servicio para la empresa de seguridad privada Multisistemas de Seguridad Industrial, actualmente trabaja como seguridad privada en una fábrica de elaboración de desechable en Tultitlán,
Estado de México. En entrevista señala que tiene a su cargo seis elementos hombres y antes de ser guardia de seguridad era obrera en una fábrica de plástico, donde ganaba 700 pesos a la semana.
“Hoy mi salario es de cuatro mil 300 quincenales, en estos días es difícil para la mujer conseguir trabajo, a una mujer como guardia de seguridad no se le da oportunidad, ‘es más para hombres’ dicen, no consideran que tenemos la misma oportunidad que ellos”. Refiere que aún subsiste el machismo, “no les gusta que una mujer los mande o les de indicaciones, incluso hay clientes que creen que una mujer no está capacitada para dar órdenes”.
Para la teniente coronel enfermera, Dora Luz Villegas Tapia, jefa del área de Psicología del Hospital Central Militar, el Ejército Mexicano ha ido evolucionando de acuerdo a las necesidades del país.
“Hemos tenido diferentes retos y ahora el Covid-19 es el mayor reto que enfrentamos. Somos parte indispensable para el pueblo de México, siempre estamos ahí para ellos”, platica una de las miles de mujeres que enfrentan la pandemia.