Niños y jóvenes mexicanos tendrán hasta tres años de rezago escolar

En México, la zona más afectada será el sureste y particularmente las clases más vulnerables del país

Mario Alavez | El Sol de México

  · lunes 18 de octubre de 2021

Foto: Roberto Hernández

La pandemia dio un giro en la enseñanza, uno para el que los niños, jóvenes, padres y maestros no estaban preparados. No todo el mundo tiene una computadora, un teléfono y menos acceso a internet.

La falta de recursos y de preparación ocasionará que el Covid-19 deje un rezago educativo que irá de 1.2 a 3.1 años, siempre y cuando las clases vuelvan a la normalidad en el corto plazo, asegura una investigación del Centro de Estudios Espionsa Yglesias (CEEY).

Este problema, además de afectar la calidad de vida, afectará la movilidad social de las nuevas generaciones que se tendrán que enfrentar con una desventaja aún mayor al mundo laboral, que está deprimido y que no paga lo mismo que antes.

Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY, asegura que los impactos de la pandemia han sido diferenciados a lo largo de la escalera social.

“La gran pregunta es cómo evolucionan esos impactos en el tiempo en la movilidad social. Uno de los sectores más afectados en cómo se hacían las cosas antes de la pandemia es precisamente nuestro sistema escolar. En el caso de México en particular, paramos en marzo de 2020, arrancó el siguiente año escolar y casi todo se hizo en casa”, dijo en entrevista con El Sol de México.

México fue el país que mantuvo las escuelas cerradas y sin clases presenciales por más tiempo debido a la pandemia de Covid-19, entre una lista de 30 naciones con datos comparables, señala el estudio El estado de la educación global: 18 meses en la pandemia, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El reporte indica que, entre 2020 y este año, las escuelas estuvieron cerradas por más de 250 días, cuando el promedio entre naciones de la OCDE fue de 100.

Foto: Roberto Hernández

Polonia, Costa Rica y Hungría, fueron los países que aparecieron inmediatamente detrás de México, pero con menos de 200 días de cierre, mientras que al otro lado de la tabla se ubica Nueva Zelanda con 25 días.

El documento del llamado “club de los países ricos” advierte que el impacto de los cierres escolares será más duro en los países que ya tenían rezagos educativos, puesto que tendieron a cerrar las escuelas por más tiempo y muchas de ellas no llevaron a cabo las acciones suficientes para atender la situación.

“Sistemas educativos con bajos resultados de aprendizaje en 2018 perdieron más oportunidades de enseñar en persona en 2020 en comparación con aquellos con un alto desempeño”, añade.

“Por ello, es de esperar que la crisis no sólo amplíe las desigualdades educativas dentro de los países, sino que también exacerbe la brecha de desempeño entre ellos”, añade.

El especialista del CEEY señala que el impacto de la pandemia en el aprendizaje no se puede quedar en el corto plazo, porque cada grado escolar tiene una currícula y se diseña para que los niños y niñas obtengan un nivel para avanzar en el aprendizaje.

“El otro extremo es cuando tienes a un niño que está por encima de ese conocimiento. En ambos casos, es decir, cuando el niño está por debajo o por encima del nivel no se aprende nada”, advirtió.

Cuando viene el choque de la pandemia, añade, todo el nivel promedio que traen los grupos se desfasa y eso genera una brecha mayor entre el aprendizaje de los niños. Por ello, el choque se puede acumular en el tiempo, añade.

AMPLIAS DIFERENCIAS

Entre los factores que amplían las brechas son los recursos que tienen los padres para solventar la educación, a lo que se suma la región donde viven los menores.

“Cada región geográfica también tiene capacidades distintas en términos de infraestructura y capital humano. Al sumar estos factores, se pueden obtener choques que van de uno a tres años en el atraso de la educación”, dice el especialista.

En el mejor de los casos, dice, el atraso a largo plazo a nivel nacional es de 1.3 años y en el peor de los casos crece a 2.1 años.

“Al hacer un análisis de largo plazo por regiones, que es la del sur del país, que incluye a ocho estados, en el peor caso el atraso se dispara a tres años”, dice.

La falta de conectividad y las condiciones sociales son factores que ampliarán la brecha, es decir, la población vulnerable perderá movilidad, porque la falta de una educación efectiva afecta en las capacidades de obtener un empleo.

Foto: Alejandro Aguilar

“El mercado laboral se da cuenta de la falta de capacidad y entonces la brecha para obtener un empleo se amplía para las personas más vulnerables”, comentó Vélez.

A este problema se suma, que de acuerdo con estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), advierte que en la región, la educación no ha sido un tema central a reparar, debido a la contingencia sanitaria.

Según cifras del organismo dependiente de la ONU, cerca de la mitad de las niñas, niños y adolescentes viven en pobreza en América Latina (51.3 por ciento en 2020), lo que equivale a 91 millones de personas. De igual forma, estimaciones previas a la pandemia calculaban una prevalencia de 55 por ciento de agresión física y 48 por ciento de agresión psicológica en la crianza en la región.

“La educación no ha estado en el centro del debate de la agenda de políticas públicas para abordar la crisis prolongada del COVID-19 y la recuperación en América Latina y el Caribe”, comentó Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Cepal.

Esto, pese a que 99 por ciento de los estudiantes de la región tuvieron, hasta mayo de este año, una interrupción total o parcial de al menos 40 semanas de clases presenciales, equivalentes a un año académico, debido a las medidas de control de la crisis sanitaria.

En el Primer Seminario Regional de Desarrollo Social. Educación en América Latina y el Caribe: la crisis prolongada como una oportunidad de reestructuración, la directiva advirtió que 3.1 millones de menores podrían abandonar sus estudios en la región.

“Hoy, 20 meses después del inicio de la pandemia, el cierre total o parcial de las escuelas sigue afectando a dos de cada tres niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe. Eso significa que un total de 86 millones de estudiantes siguen fuera de las aulas”, advirtió, en el foro, Jean Gough, Directora Regional de UNICEF.

Foto: Roberto Hernández

“La crisis sanitaria nos ha dejado al borde de una verdadera catástrofe generacional porque agravó las disparidades educativas que ya existían”, coincidió Pablo Cevallos Estarellas, director de la Oficina para América Latina del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) de la UNESCO.

Por ello, la Cepal urgió a tener un regreso a clases presenciales para evitar afectaciones en la educación de los niños y generación de empleo en el mediano plazo.

Alicia Bárcena señaló que el regreso a las aulas debe ser coordinado con las autoridades sanitarias de cada país, al tiempo que se incremente el gasto en salud y educación.

Explicó que con las clases presenciales las mamás podrían ser las principales beneficiadas, ya que en muchos casos ellas están al cuidado de los hijos, pero dejaron sus empleos para atenderlos en medio de la crisis sanitaria.

“El retorno seguro a clases presenciales es urgente. Urge atender a la población que ha abandonado el sistema educativo y definir estrategias de priorización de aprendizajes por ciclo”, comentó Alicia Bárcena durante el seminario virtual “Educación en América Latina y el Caribe: la crisis prolongada como una oportunidad de reestructuración”.

De acuerdo con la Cepal, el sistema educativo no estaba preparado para impartirse a través de forma virtual o híbrida ante la crisis sanitaria. A detalle, hay docentes que imparten clases según sus posibilidades o conocimientos digitales.

En el caso específico de México, la Cepal recabó el testimonio de la estudiante de una telesecundaria en zona rural, quien señaló que existe un grupo de WhatsApp donde la maestra manda videos y trabajos, pero los recoge y se los lleva en un fin de semana para calificarlos.

“La pandemia evidencia los límites de la escolarización. Se destaca siempre la necesidad de contar con un profesor, el sostén crítico”, precisó Bárcena.

“Urge promover el regreso gradual y seguro a las escuelas, con una amplia coordinación con el sector salud. Volver a las escuelas es muy importante, especialmente, para los sectores más desfavorecidos”, enfatizó la secretaria ejecutiva de la Cepal.

Las escuelas cumplen un rol de protección y monitoreo que va mucho más allá de los propósitos académicos, como sociabilidad, al igual que prevención de la violencia y salud, según Bárcena.

“En los últimos 20 años, la región ha mostrado un gran avance en la proporción de jóvenes que finalizan algún ciclo educativo. Pero los avances son dispares y las brechas se evidencian especialmente a partir de la secundaria”, explicó.



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