Pandemia Covid-19 | Los que ya no están

Un homenaje a los que ya no están con nosotros, ese papá, hijo, hermano, tío, suegro, novio, mamá y abuelita, hija y vecina, los amigos de verdad que nos dejaron de súbito. De los que no nos pudimos ni despedir.

El Sol de México

  · lunes 15 de junio de 2020

Probablemente también estás despertando del sueño que nos susurraba que esta epidemia desaparecería al terminar mayo, o al iniciar junio. El escenario que en nuestra mente nos hacía imaginar que dentro de poco tiempo podríamos regresar a lo mismo de siempre.

Al momento de teclear estas líneas, las autoridades reportaban casi mecánicamente 15 mil 944 mexicanos muertos, de esa enfermedad que brotó en China a finales del año 2019 y que hoy nos mantiene en un estado de constante angustia. Incluso el vocero para la pandemia en este país, Hugo López-Gatell, acepta que es muy probable que en México se esté subestimando la cantidad real de fallecidos a consecuencia del coronavirus.

En Chiapas, mientras tanto, en las localidades de Venustiano Carranza, Simojovel, Totolapa, Bochil y Arriaga algunos culpan al gobierno por sanitizar y fumigar, creen que eso es lo que los está matando, un plan del gobierno para acabar con ellos con químicos.

El presidente Donald Trump no descarta que es un plan de los chinos para derrotar a Estados Unidos en el escenario global. Y cientos de miles de mexicanos más, ignorando el excesivo ruido, ya no aguantan un día más en casa porque ya no hay comida, ni un empleo que asegure que encerrados llegará la tortilla a su mesa.

Estamos también viviendo la epidemia y los disturbios, el fin de un ciclo que en las películas, como en estas páginas nos dijo Slavoj Zizek, salimos purificados como humanidad de un ciclo de destrucción de todos nuestros excesos. Un ciclo en el que nos despertamos siendo una mejor versión de nosotros.

Pero todavía no estamos allí y nadie sabe realmente cuándo llegaremos. Por lo pronto, esta es la última entrega, la 62, de este suplemento que surgió mientras tratábamos de descubrir la enfermedad y sus efectos, con las herramientas de nuestro oficio.

Buscamos certidumbre y lo único que logramos entender en estos dos meses es que tenemos que aprender a vivir entre epidemias y que nuestra vida cambiará radicalmente, ya no es la misma.

Un recordatorio de ello, son los que ya no están con nosotros, ese papá, hijo, hermano, tío, suegro, novio, mamá y abuelita, hija y vecina, los amigos de verdad que nos dejaron de súbito. De los que no nos pudimos ni despedir. Es real. Los que ya no están hoy con nosotros son un recordatorio de que nada volverá a ser como imaginabas.

Sabes que no son números ni la estructura de una curva que justifique la falta de sensibilidad del poder. Es como uno de esos sueños de los que despertamos muy cansados, o muy enojados, pero que de alguna forma nos los sacudimos de encima para volver a comenzar.

El Sol de México rinde homenaje a sólo algunos que nos han dejado, aquí sus historias:

Se rompió el linaje médico

Nombre: Renzo Ramírez

Edad: 38 años

Profesión: Médico familiar

Residencia: Zacatecas, Zacatecas

A finales de marzo, el nombre de Renzo Ramírez estuvo en las noticias principales de los diarios locales por ser el número uno en la lista creciente de zacatecanos han fallecido por la nueva enfermedad.

Así, los periódicos y los programas noticiosos, con precisión numérica, dieron a conocer que murió a las 23:28 horas del 30 de marzo, en el hospital del Seguro Social, pero omitieron decir que Zacatecas había perdido a un médico entregado a su profesión, a un esposo y padre devoto, a un hijo y hermano ejemplar.

La vocación la traía en las venas. Pasó por varias unidades médicas del IMSS, desde Michoacán hasta Zacatecas, pero la misma dedicación mostraba cuando debía trasladarse a ranchos del semidesierto, por Concepción del Oro y Fresnillo. “Amaba su profesión”, narra Sandra Yazmín, su esposa.

Y era evidente para todos. Cuando su esposo murió, Sandra Yazmín recibió decenas llamadas de condolencias por pacientes que le hablaron de lo mucho que Renzo los había apoyado.

Ruth, el aliento ante una pandemia

Nombre: Ruth Itzel Santillán

Edad: 26 años

Profesión: Enfermera

Localidad de residencia: Cuautitlán, Edomex

La pandemia le hacía meditar a Ruth Itzel Santillán sobre el aliento que debía dar a los enfermos. “Saber que serás la última persona con la que estarán antes de morir, se siente una impotencia porque no puedes hacer más. “Es por eso que cada día hago mi mayor esfuerzo para brindarles apoyo”, escribía en su muro de Facebook cuando la pandemia se agravó.
Ella es la primera enfermera que falleció en el hospital General José Vicente Villada del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM). Ahí laboraba desde hacía un año y nueve meses en la zona de hospitalización. Era su primer trabajo después de estudiar enfermería en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep) 108.

Carlos Eduardo Centeno, director del hospital ubicado en Cuautitlán, la recuerda como una enfermera siempre dispuesta a colaborar. A sus 26 años sabía de sacrificar el tiempo de su familia para entregarlo a su profesión.

Sin embargo, su hija de 5 años, quien era cuidada por sus abuelos, era su principal pendiente. En Facebook también le escribía constantemente a su hija para tratar de disculparse por no pasar más tiempo con ella. “Te tocó una mamá que trabaja. Te tocó extrañarme horas. Te tocó estar un rato con otras personas, que no soy yo”, le explicaba.

Ante el desconsuelo que Ruth encontraba ante el incremento de la pandemia, ella respondía apurando el paso y tratando de dar tranquilidad a los pacientes. Atendía a personas contagiadas en el citado hospital.
Ahora su partida sigue siendo difícil para su entorno cercano. Su muro en Facebook vuelve a ser el espacio para la despedida. Empezó con síntomas el 22 de mayo. Estuvo en observación e ingresó como paciente a su hospital el 30 de mayo. El primero de junio falleció.

Roberto Muñoz, “Black Demon”, el ídolo sanluisino

Nombre: Roberto Muñoz Carrillo

Edad: 39 años

Profesión: luchador

Residencia: San Luis Río Colorado, Sonora

Río Colorado adoptó a un mexicalense que ganaría decenas de batallas sobre el ring a lo largo de varios años y se retiraría como campeón pese a perder en dos semanas frente al coronavirus: Roberto Muñoz Carrillo, mejor conocido como Black Demon, quien en peleas en Sonora y otras entidades del país diera cátedra de dedicación al deporte y disciplina.

El demonio negro, admirador eterno del legendario Blue Demon, nació en 1980, el 7 de junio, en la capital de Baja California, aunque radicó desde muy pequeño en San Luis Río Colorado, donde empezó su formación en las artes de la lucha libre, las cuales pondría a prueba al iniciar el siglo para compartir el ring con gladiadores de la talla de Cibernético, Místico o La Parkita.

“Él es nuestro campeón y siempre lo será”, dice hoy quien fuera su promotor, Salvador A la Torre Quintero, al recordar que entre los logros del luchador está la recientemente ganada copa “Pendragón Rojo”, apenas en febrero, por lo que se llevó la corona a la tumba.

“A Roberto lo recordaremos como un hombre de bien, muy trabajador, muy servicial, deportista, sano y buen amigo”, afirma A la Torre. “Perdimos a un gran deportista, destacado en el ambiente como pocos, pero también perdimos a un amigo. Aún no entendemos por qué se nos fue, por la manera tan repentina, lo recordaremos siempre”.

A principios del mes de abril fuertes malestares llevaron a Black Demon al hospital, el 13 de abril falleció tras las complicaciones por Covid-19. Fue la primera muerte en la lucha libre mexicana por el virus.

El luto se sufrió no solo en el gremio deportivo local, sino también en el ánimo de la ciudad, que lo refería como un exponente alegre de la cultura local y del amor a una tierra que lo acogió como persona y como atleta.

Paco Flores y el profundo amor al box

Nombre: Francisco Flores Castillo

Edad: 63 años

Profesión: promotor y juez de box profesional

Residencia: Ciudad Juárez, Chihuahua

Era un hombre justo…. tenía que serlo, fue secretario de la Comisión de Boxeo Profesional de Ciudad Juárez y juez en peleas de título mundial del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Recuerdan que Paco cargaba con su báscula y su libreta de apuntes, era preciso.

Era defensor de los talentos locales, admirador de la “Barbie” Juárez, amigo del ex campeón mundial José Ángel “Mantequilla” Nápoles. Conoció a José Sulaimán, al Puas Olivares… fue profundamente respetuoso de ese deporte que tantos años de satisfacción le dio, el box.

La pelea de su vida, sin embargo, la perdió. Tres semanas luchó por recuperar la salud pero la enfermedad de Covid-19 lo tiró con un knockout contundente.

El 29 de abril falleció en Ciudad Juárez, donde vivió siempre, aunque sus raíces estaban en Matamoros.

Minerva Grande, su esposa, lo describe en una sola frase: “Un hombre de pies a cabeza, de una sola pieza”. Este noviembre hubieran cumplido 45 años de casados.

“El box era su pasión, siempre tenía una anécdota”, cuenta doña Minerva.

El golpe de la pandemia fue duro. Una ambulancia lo sacó de casa, de ahi a la clínica 6 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), luego a la clínica 66 y finalmente al hospital Ángeles, donde tampoco había lugar. Terminó, de nuevo, en la clínica 66 del Seguro Social y falleció un miércoles a las 8 de la mañana.

Tuvo tres hijos: Carina, Verónica y Adrián.

El Hulk de la frontera

Nombre: Octavio López Rodríguez

Edad: 43 años

Profesión: Enfermero

Localidad de residencia: Ciudad Juárez

El Hulk de Ciudad Juárez “era puro corazón”, dicen sobre Octavio López Rodríguez, el primer enfermero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la localidad que murió por Covid-19, a quien el gremio médico despidió en caravanas por las calles.

“Tavo Hulk”, como lo conocían sus compañeros, amigos y familiares por su afición al personaje de ficción, murió el 1 de mayo tras contagiarse en el traslado de un paciente de una zona a otra dentro de Hospital General de Zona número 6.

A un mes de su partida su familia lo recuerda como un hombre amoroso, dedicado a su trabajo y fiel a sus pacientes. “Tenía más de 22 años laborando como enfermero y era muy dedicado, atento, bromeaba con sus pacientes, con los familiares, y como compañero era muy bueno. A muchas personas nos pudo lo que pasó, yo también trabajo en el hospital 6 del IMSS, era también mi compañero de trabajo”, cuenta Silvia López Rodríguez, su hermana.

Afirma que la risa era uno de los métodos que Tavo ocupaba con sus pacientes, los hacía sonreír y les aminoraba un poco su pena, “era muy empático”, misma técnica que en lo social le hizo acumular muchos amigos y tener una familia que hoy lo recuerda con admiración.

“No se imaginan lo dedicado que era con sus pacientes... Sabíamos que era popular porque con todo mundo platicaba y siempre tenía una sonrisa”.

Además, la ciudad también le rindió homenaje en redes sociales resaltando sus otras pasiones, la música y la disciplina marcial, pues participaba en las presentaciones de bandas de guerra, actividad muy popular en Ciudad Juárez. “Sabíamos que era querido, pero no al grado que vimos, y eso como familia nos ha fortalecido”, asegura Silvia.

“No ha sido fácil, porque era mi hermano más chico, el único varón, una persona muy alegre, muy ocurrente; tenía su carácter, pero siempre estaba de buenas. Aquí en casa fue un golpe muy duro, pero tenemos que salir adelante y más porque deja a su familia. Mi hermano era puro corazón”.

Octavio era egresado de la carrera de Enfermería de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, tenía 43 años y dejó a su esposa y dos hijos, una niña de seis y un niño de ocho años.

Su partida también impactó a sus compañeros del IMSS, quienes a raíz de su muerte organizaron manifestaciones para exigir insumos y equipos médicos para atender a los pacientes con Covid-19 en Ciudad Juárez. “Cuando falleció, al día siguiente organizaron una caravana con más de 20 carros, mariachi y pancartas”, dice Silvia. A raíz de lo que le pasó, agrega, se destapó la falta de equipo. “Tristemente él tuvo que pagar los platos para que esto saliera a la luz”.

Todo empezó en un accidente

Nombre: Luis Germán Delgado

Edad: 71 años

Profesión: Médico cirujano

Residencia: Celaya, Guanajuato

La madrugada del 9 de mayo de 1969 el doctor Luis Germán Delgado definió su futuro. Fue cuando se estrenó como socorrista de la Cruz Roja, en un accidente de tránsito en la autopista Celaya-Apaseo. Ahí fue su “bautizo de fuego”, cursaba la preparatoria.

Eligió la UNAM para estudiar medicina y se trasladó a la Ciudad de México, su internado lo hizo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Durango, y para el servicio social se fue a Chihuahua a una comunidad serrana cerca de Cuauhtémoc. Y luego regresó a su tierra, Celaya, convertido en cirujano.

Estableció su consultorio en la casa paterna, ubicada en la zona centro, en donde desempeñó su profesión hasta antes de su muerte, el pasado 7 de mayo.

Su hermano, Manuel, aún sigue sorprendido. “Todo pasó muy rápido, el 1 de mayo lo vi bien, el 2 ya tenía síntomas, al día siguiente necesitó oxígeno y para el lunes hubo que trasladarlo en ambulancia al Hospital General”.

Tres días después el doctor se hartó, dijo que no quería estar ahí y él mismo se dio de alta; lo llevaron a su casa en donde falleció el jueves 7 de mayo. Tenía 71 años.

Su ética y humanismo marcaron huella. Fue un médico entregado a sus pacientes, lo mismo curaba a quien tenía recursos económicos como al que no. La gente tenía que sacar cita para ser atendido, pero cuando la gente de escasos recursos se le acercaba y le pedía apoyo, no sólo los diagnosticaba sino que les conseguía y obsequiaba los medicamentos. Ningún paciente suyo quedó sin atención.

Siempre sonreía

Nombre: Julio Herrera

Edad: 55 años

Profesión: Enfermero

Localidad de residencia: Reynosa, Tampico

Julio Herrera era un hombre sencillo y empático con sus compañeros, amigos y familiares; fue enfermero en el Hospital General de Zona No. 15 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la fronteriza ciudad de Reynosa, al norte de Tamaulipas.
En el hospital se le recuerda con gran cariño, debido a su entusiasmo por apoyar a sus pacientes, pero también por ayudar a los compañeros de trabajo y practicantes de diversas universidades del estado orientándolos en complejos procesos inherentes a su profesión.

"Lo conocí hace 10 años, al ingreso de mis prácticas en el hospital, realmente se habla mucho del mal carácter que existe dentro de la enfermería, y no lo negaré, pero es más método de barrera pues tienes que ser muy frío para los casos que uno ve dentro del hospital. Pero Julio siempre tuvo una sonrisa”, dice Sara Rendón, enfermera también.
Sin dudas las charlas con un café en los tiempos libres de la jornada se extrañan, así como sus recorridos diarios por el hospital y la amabilidad con la que se dirigía.

“Empezó como muchos, desde abajo, no le fue fácil, pero logró sacar su carrera con mucho esfuerzo y por eso siempre fue así con los demás, por su humildad, para llevar esta carrera con amor siempre debes ser humilde de corazón y Julio lo era. Puedo decir que gracias a él no cometí un error en una canalizada o un proceso”, recalca Eduardo Jiménez, practicante del área.

Su familia lo recuerda por su rectitud, un hombre comprometido y responsable. El golpe de su partida ha cimbrado al núcleo familiar que aún no pueden creer el costo generado por esta pandemia.
Julio permaneció internado en el Hospital General Regional No. 270 de Reynosa, asignado como centro de atención a pacientes con Covid-19, estuvo por varios días, hasta que la Secretaría de Salud dio a conocer su deceso por coronavirus. Tenía 55 años.

Juntos vivieron y juntos se fueron

Nombre: Rocío Moreno Couturier y Javier Daniel López Merino

Edad: 63 y 68 años

Profesión: Artista plástico y maestra de pintura

Residencia: Puebla de Zaragoza, Puebla

Con ejemplo, entrega y tenacidad fue como Javier Daniel López Merino y Rocío Moreno Couturier se forjaron un lugar en el mundo artístico de Puebla. Él, con su aportación al arte pictórico plasmado en cascarones de huevo, y ella, con su disciplina y pasión por la enseñanza. Juntos, con cariño y complicidad, lograron compartir su talento con miles de personas, del país y el extranjero.

Trabajador incansable, desde niño Javier supo de su habilidad por la pintura. Fue después de años de buscar su vocación que la encontró dibujando sobre un cascarón de huevo. Rocío fue autodidacta, estudió dibujo y diferentes técnicas para armar su método de trabajo.

Una vida de estar juntos, uno al lado del otro, desde las primeras horas de la mañana hasta la noche.

Y así de caprichoso fue todo, la pandemia de Covid-19 les arrebató el último suspiro a quienes hicieron de su pasión por el arte un modo de vida. Javier falleció el 8 de mayo y Rocío el día 19, once días después. Se fueron juntos.

Transformó la práctica médica

Nombre: Héctor Gutiérrez Mendoza

Edad: 52 años

Profesión: Médico otorrinolaringólogo

Residencia: Aguascalientes, Aguascalientes

Su carrera se forjó con mucho esfuerzo, recorrió prácticamente todas las unidades médicas de los Hospitales Generales de Zona 1, 2 y 3 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Unidad Médica de Atención Ambulatoria (UMA) del Instituto de Servicios de Salud del estado de Aguascalientes (ISSEA).

Héctor Gutiérrez Mendoza, otorrinolaringólogo, fue una de las víctimas mortales de Covid-19 por entregarse a su profesión con tal ahínco que resultó infectado por uno de sus pacientes, lo que al final le costó la vida.

Además de ser un excelente médico supo ser el amigo y jefe al que hoy todos extrañan. Médicos que trabajaron junto a él, como es el caso del doctor Eduardo Álvarez Bravo, lo recuerdan como un verdadero líder, quien más que ordenar, predicaba con el ejemplo de un trabajo incansable y ejemplar, sabía exigir de la mejor manera a sus colegas para aprovechar al máximo la productividad y la mejora en la atención a los pacientes.

“Su paso en la UMA permitió lograr que se comenzaran a realizar cirugías que, hasta hace algunos años era imposible se llevaran a cabo en ese sitio. Los cirujanos, anestesiólogos de ese sitio siempre decían que tal o cual intervención quirúrgica no era para llevarse a cabo ahí, pero desde que el doctor Héctor tomó las riendas, se mejoró en todos los sentidos”, explica.

Álvarez Bravo asegura que nunca ordenaba, siempre pedía que se le echara la mano a los pacientes. “Con él la gente estaba contenta y tranquila, mejoraba la productividad, los indicadores y toda la atención médica en general”. Su brillante carrera se apagó en plena cúspide.

Fue en los primeros días del mes de abril que se contagió durante una operación de traqueotomía, realizada a un paciente sin clasificación de sospechoso de Covid-19, quien finalmente resultó portador.

La infección le atacó con tal virulencia, que a los pocos días se le manifestó y tuvo que ser internado en el área de terapia intensiva del HGZ 2 del IMSS. El 6 de mayo finalmente perdió la batalla contra el coronavirus.

El maestro que dirigió un municipio

Nombre: José Esteban Cortés Torres

Edad: 55 años

Profesión: Maestro y licenciado en Administración y Ciencias Políticas

Residencia: San Cosme Mazatecochco, Tlaxcala

José Esteban Cortés Torres dedicó 25 años de su vida a la docencia para después convertirse en el presidente municipal de su localidad, Mazatecochco en Tlaxcala. La enfermedad de Covid-19 le arrebató la vida el 15 de mayo, Día del Maestro, y aunque se le recordará como un buen gobernante, su legado permea de mayor forma en las decenas de generaciones que formó en las aulas.

Abrazó con tanta pasión su profesión, que tenía planeado regresar a las aulas para jubilarse una vez que culminara su mandato (2017-2021).

En 2017 se convirtió en uno de los dos alcaldes que en Tlaxcala hicieron historia al llegar al cargo de elección popular como candidatos independientes.

Valeria Cortés Pedraza, su segunda hija, cuenta que su papá incursionó en la política para ayudar a la gente y que en los más de tres años que estuvo en el cargo logró la mejora urbana de la comuna con la rehabilitación de importantes calles que habían sido olvidadas por administraciones pasadas.

A José le sobreviven sus hijos Jazmín, Valeria y Marco Antonio, y doña Paz Pedraza, su viuda.

El viernes 8 de mayo Cortés Torres comenzó con síntomas de gripa, pero su familia pensó que se trataba de una enfermedad estacional, como cada año le sucedía, por lo que fue atendido en casa. Estuvo en tratamiento sin mayores cambios hasta el miércoles 13 de mayo, cuando su salud se complicó y decidieron llevarlo al Hospital General del ISSSTE. Estuvo internado casi 30 horas y perdió la vida a las 2:45 del viernes 15 de mayo.

Un héroe reconocido en varios estados

Nombre: David Alejandro Herrera Vara

Edad: 39 años

Profesión: Médico Cirujano Especialista

Residencia: Santa Ana Nopalucan, Tlaxcala

Pacientes con residencia en Puebla, Orizaba, Veracruz e incluso de Chimalhuacán, Estado de México, recurrían al médico David Alejandro Herrera Vara sin importarles el trayecto hasta San Jorge Tezoquipan, en Panotla, Tlaxcala, lo cual explica el altar repleto de flores y veladoras con el que lo despidieron cuando falleció por Covid-19.

Murió el 5 de mayo, apenas unos días después de enterrar a su madre, Irene, también contagiada del virus, y la población de Panotla, Nopalucan, Totolac, Ixtacuixtla y la capital tlaxcalteca respondió a la pérdida llegando al que fuera su consultorio particular por 12 años para dar fe de la vocación que siempre tuvo y de su profesionalismo.

La muerte del cirujano especialista, de 39 años de edad y 15 de trayectoria profesional, duele entre los habitantes de San Jorge, donde es catalogado como un héroe pues falleció al atender a un paciente con Covid-19 y contraer la enfermedad.

El especialista estuvo internado en terapia intensiva de un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por casi una semana, pero finalmente perdió la batalla.

Hermano del presidente municipal de Santa Ana Nopalucan, Jaime Herrera Vara, también médico de profesión, David no marcaba diferencia entre quienes necesitaron su atención, pues a quien lo requería le regalaba las consultas y, en algunas ocasiones, hasta el medicamento. Quienes fueron atendidos por él afirman que si alguien prefería pagar la consulta y se quedaba sin dinero para el pasaje, el doctor les sugería incluso prestar el servicio a domicilio. “En cada paciente que vio puso sus mejores conocimientos para curarlos”, recuerda uno de sus amigos.

“Dejemos de ser incrédulos, crean en la enfermedad de Covid-19 y cuídense por favor. En mi familia murió mi mamá y mi hermano por el virus, tómenlo como algo que podría pasarle a ustedes”, agrega el alcalde Jaime Herrera al recordar y presentar las cenizas de su hermano.

Al médico David Herrera le sobreviven sus hijos Alejandra y David, de 16 y 13 años de edad.



Con información Raúl García | El Sol de Zacatecas, Patricia Venegas | El Sol de Toluca, Luis Bravo | Tribuna de San Luis, Por Jorge Meza | Heraldo de Juárez, Paola Gamboa | El Heraldo de Juárez, Luis García | El Sol del Bajío, Jaime Jiménez | El Sol de Tampico, Erika Reyes | El Sol de Puebla, Mario Ramos | El Sol del Centro, Karla Muñetón | El Sol de Tlaxcala y Moisés Morales | El Sol de Tlaxcala



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