Islas Marías.- Ubicado atrás de la clínica de Seguro Social, el panteón de Islas Marías quedará intacto ante el cambio de penal federal a centro de educación cultural y ambiental.
Aquí también quedará la historia del Padre Trampitas y su amigo El Sapo. Cuentan los lugareños que el Padre Trampitas llego a la isla en la década de los 50 para hacerse cargo de la iglesia.
Su actitud dicharachera hizo que se ganara su apodo, por lo que era muy estimado por los internos.
A Islas Marías llegó un homicida apodado El Sapo a quien el padre intentó ganárselo como amigo, pero le era imposible, su actitud negativa y desconfianza hacía que siempre portara un machete en la cintura.
Con paciencia el padre fue ganándose su confianza y logró quitarle esa actitud negativa y acercarlo a la religión, incluso logró que dejara el machete que cargaba, pero sus errores del pasado lo alcanzaron, fue asesinado en Islas Marías y su cuerpo enterrado en el cementerio local.
El Padre Trampitas continúo con su misión religiosa y tras cumplir más de 70 años fue retirado del servicio sacerdotal. Murió en su natal Guadalajara y su última voluntad fue que lo enterraran junto a su amigo el Sapo, ahí en Islas Marías.
Aquí quedarán también las historias de las aproximadamente 40 personas que fueron enterradas en el cementerio local y sus tumbas y lapidas serán respetadas, e incluso recientemente fueron repintadas.
El último registro que se tiene fue el suicidio de una interna en 2005 y que fue enterrada ahí, junto a las tumbas de niños que fallecieron entre 1950 y 1960 por una epidemia. Personal de custodios señala que sus almas vagan por las calles y dormitorios, y de vez en cuando se manifiestan haciendo bromas.
En Islas Marías los internos y sus familias que fallecieran podían ser enterrados en el panteón local o podían ser trasladados a su lugar de origen, dependiendo de su última voluntad.
El panteón formará parte del acervo de la isla y no planean desaparecerlo.