El coronavirus ha herido de muerte a una diezmada industria periodística en el momento que más se necesita dar información verídica, útil, completa, rápida y precisa ante una población con miedo, incertidumbre y en pánico por la pandemia que ya lleva 100 mil muertos en sólo tres meses desde que se detectó el primer caso en Wuhan, China.
Si bien la crisis del periodismo, especialmente el impreso, tiene al menos una década, ahora con el Covid-19, la situación financiera de los periódicos se ha tornado crítica: mientras avanza el coronavirus y las políticas de aislamiento mundial para evitar su propagación, la publicidad se reduce hasta prácticamente extinguirse.
Así, los medios impresos tienen que luchar por dos frentes, el primero contra la desinformación, y el segundo con los ingresos que se reducen rápidamente, en momentos en los que su servicio ha sido útil a la sociedad, lejos de las fake news que llenan las redes sociales.
El periodismo es, sin duda, el mejor antídoto contra la desinformación, los silencios y las mentiras que, premeditadamente, generan movimientos interesados en el desequilibrio de las instituciones y de la sociedad. Intereses que se multiplican con igual rapidez que el propio coronavirus, generando una situación grave y confusa, dañina para todos los que la estamos padeciendo.
Fernando de Yarza López-Madrazo, presidente de la Asociación Mundial de Periódicos y Editores (WAN-IFRA).
Ante estas circunstancias, asegura, “la responsabilidad como editores y periodistas es más importante que nunca. Seguramente, el mayor reto al que nos hemos enfrentado en los últimos 100 años”.
Considera que los ciudadanos de todos los países tienen ahora más necesidad del trabajo periodístico, ya que los reporteros, periodistas, editores, son un “servicio público de primera necesidad”.
“Lo mismo que los médicos, los enfermeros, los fabricantes de material sanitario, los policías o soldados, los repartidores… estamos en la primera línea de este combate común, aun a costa de nuestra salud, conscientes de que tenemos el deber inexcusable de garantizar el derecho de los ciudadanos a saber la verdad. No otra cosa. La verdad de lo que sucede”, expresa el directivo.
Pero está la cruda realidad: los medios de subsistencia para los periódicos se evaporan en días “y con ellos nuestro sustento para sobrevivir. La publicidad prácticamente ha desaparecido. Comprar periódicos es cada vez más complicado”, expresa el presidente de WAN-IFRA.
Recordemos que la prensa escrita ya ha pasado por situaciones críticas como el “boom” del internet y la crisis económica mundial que comenzó en 2008.
Las empresas periodísticas ganaban dinero antes de la aparición de internet, porque controlaban la necesidad social de información. Con la masificación del internet predominó la idea que dar la información gratuitamente se podría financiar a través de la publicidad, como lo hace la televisión.
Sin embargo, el único ganador ha sido Google. Mientras los periodistas hacen el trabajo, Google cobra por la publicidad que se inserte y el medio de comunicación que pagó al periodista no ve ni un peso.
Como señala Fernando de Yarza, muchos medios de comunicación no sobrevivieron a la primera crisis y otros emprendieron una difícil transformación profesional y estructural “para adaptarnos a las necesidades informativas de una sociedad cambiante en sus valores, pero sobre todo en su tecnología”.
Con enormes dificultades, pero había una luz al final del túnel, expresa.
Así, los grandes medios se adaptaron y comenzaron a cobrar por sus contenidos digitales, con lo que complementaron los ingresos por publicidad en internet.
Esto lleva, por un lado, a una sociedad madura que quiera saber la verdad, aunque por ello tenga que pagar, y por otro de profesionales competentes, documentados y mejor pagados.
Por ejemplo, en Estados Unidos los contenidos gratuitos de la prensa en digital se acabaron, donde la delantera la lleva The New York Times, seguido del Wall Street Journal y el Washington Post. Este modelo lo han seguido también Bloomberg, Politico, The Guardian y El País.
En 2019, The New York Times dio a conocer que de sus 4.3 millones de suscriptores, 3.3 millones (77 por ciento) lo son de sus productos digitales, mientras sus ingresos por la edición on line duplicaron a los que obtuvo por publicidad digital que, a su vez, fueron mayores que los de la publicidad impresa. El objetivo del periódico es ahora llegar a 10 millones de suscriptores en 2025.
Y mientras el periodismo seguía dando batalla antes estas circunstancias, de improviso hay un nuevo escenario con el nuevo coronavirus indirectamente, lo está diezmando.
La crisis por el coronavirus provoca que la publicidad en los periódicos llegue a cuentagotas y se teme lo peor: miles de reporteros, editores, fotógrafos, diseñadores, entre otros participantes de la industria serán despedidos.
Muchos periódicos locales se han que dado ya sin ingresos y los editores están recurriendo a fondos propios o a que entren algunos nuevos socios para mantener a flote el proyecto, pero solo será por unas semanas.
En Reino Unido, 53 editores respondieron esta semana a la encuesta de la Public Interest News Foundation sobre el impacto del nuevo coronavirus en los medios locales.
El 94 por ciento dijo que creía que la pandemia tendría un impacto devastador en su organización; 80 por ciento además no tiene un seguro que cubra la situación actual y 65 por ciento no cree que el gobierno esté haciendo lo suficiente para ayudar.
ICNN, que representa a 108 editores hiperlocales del Reino Unido, advirtió en una carta abierta que “la mayoría” de sus miembros van a cerrar en las próximas semanas si no se recibe ayuda del Estado.
En Australia, los periódicos regionales están también dejando de imprimirse o de publicarse online y despidieron personal.
Medios locales españoles señalaron a Laboratorio de Periodismo que la situación es “límite”.
“Sólo pedimos que no se nos olvide. Todos estamos sufriendo, grandes y pequeños, pero que las ayudas sean para todos por favor, y que el criterio sea también la función social y no sólo numérico, de audiencias”, demandaron.
El periodismo se hace más necesario que nunca, pero nuestros medios de subsistencia se evaporan en días, y con ellos nuestro sustento para sobrevivir. La publicidad prácticamente ha desaparecido. Comprar periódicos es cada vez más complicado. El frenazo económico mundial, que apenas tiene precedentes en el tiempo que nos ha tocado vivir, nos ha afectado de una forma brutal.
Presidente de WAN-IFRA
Ante este panorama, qué le toca hacer a los periodistas.
“Pese a esta precariedad de medios, nos vamos a exigir más que nunca para cumplir con nuestras obligaciones, ya que prestamos un servicio esencial en unas circunstancias excepcionales”, subraya Fernando de Yarza.
Asimismo, hizo un llamado a quienes integran WAN-IFRA: “No podemos ni debemos cesar en nuestra actividad. No po demos cerrar ni tomarnos unas semanas de descanso hasta que todo esto pase, porque eso sería traicionar a la sociedad que ahora mismo nos necesita de manera perentoria. Encontraremos soluciones a nuestros problemas para cruzar ese puente que nos permita llegar hasta el otro lado del río sin ahogarnos en el intento.
“Ahora más que nunca, todos, los propios medios como estamos demostrando, la sociedad civil en su conjunto, los gobiernos, las administraciones públicas, las instituciones, tenemos que conjurarnos para superar este trance, mientras mantenemos vivo el compromiso con la libertad de expresión y con el derecho a la información. Los medios son indispensables para apuntalar la serenidad en una sociedad atemorizada.
"Y esa serenidad se logra con una información veraz, completa y recta.
"Nadie debe dudar de la necesidad que tienen los ciudadanos de disponer de medios de comunicación sanos, independientes, fiables y creíbles.
“Estamos poniendo por nuestra parte sacrificio, esfuerzo y responsabilidad. No nos arrepentimos a pesar de la dureza del momento. Los medios de comunicación constituimos un pilar esencial de la convivencia democrática, con nuestros aciertos y con nuestros errores.
"Una sociedad sin medios solventes, que requieren sin duda ser apoyados sobre todo en momentos tan delicados, no podrá jamás sentirse libre y su convivencia estará seriamente amenazada.
"No estamos hablando de beneficios ni de cuentas de resultados. Ahora eso no importa.
“Hablamos de mantenernos vivos para continuar con nuestro compromiso de apoyo a los ciudadanos, a su dignidad, a la cohesión social, al sostenimiento de la democracia. Hablamos de poder seguir haciendo buen periodismo pese a las circunstancias, de continuar con nuestra labor, aún a costa del enorme sacrificio que a todos se nos está exigiendo en este terrible trance.
"Hablamos, en definitiva, de que los medios puedan continuar con su compromiso irrenunciable en defensa de la libertad y del futuro democrático de nuestro mundo. Ese es el reto”, concluyó Fernando de Yarza López-Madrazo, presidente de WAN-IFRA.
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