Pie de Nota | La Utopía de Marzo

La marcha del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer se suma a protestas que han marcado la historia

Erick Ramírez | El Sol de México 

  · viernes 13 de marzo de 2020

Foto Daniel Galeana | El Sol de México

Algo se rompió y no fueron vidrios, o mas bien algo ya estaba roto y nos vamos dando cuenta en colectividad. Luego de estos días la relación que guarda el país para con sus mujeres no volverá a ser la misma, no puede serlo.

Sin duda, la marcha del domingo anterior se suma a protestas que han marcado la historia reciente como lo fueron La Marcha del Silencio de 2004, la del Movimiento Por la Paz con Justicia y Dignidad del 2011 y la convocada con motivo de los 43 de Ayotzinapa en 2014.

Luego de éstas es posible decir que hubo un antes y se trazó un después, al menos en cuanto al planteamiento de una nueva narrativa que cruza por los ejes de la sociedad, la política y la economía.

Foto Daniel Galeana | El Sol de México

Así como Javier Sicilia reclamó a un país sumido en la sangre y los padres de Ayotzinapa revelaron a un sistema corrupto hasta los huesos, las mujeres han dado cuenta que las estructuras de desigualdad entre hombres y mujeres existen y deben ser combatidas.

¿Qué sigue entonces? Se están exigiendo cambios inmediatos, por lo que la bola está en la cancha del Estado mexicano.

Francamente les ha faltado imaginación y capacidad de reacción a autoridades y congresos de todos los niveles y partidos para hacer propuestas innovadoras para estos tiempos tumultuosos.

¿Dónde está el impulso al Programa para la Igualdad entre Mujeres y Hombres 2019-2023?, ¿las campañas de reeducación masculina?, ¿las legislaciones que exijan a empresas equidad de género?, ¿las propuestas para llevar el aborto irrestricto y legal a todos los rincones del país?, ¿el fortalecimiento a la justicia con perspectiva de género?

Foto Daniel Galeana | El Sol de México

En cambio, nos proponen matar a feminicidas que nunca tocan la cárcel y a suprimir el reguetón y el perreo intenso.

Existe ya mucho capital intelectual del cual abrevar, incluso hay compromisos del gobierno mexicano en la materia como lo es su adhesión a la Estrategia de Montevideo, aprobada por los Estados miembros de la Cepal en 2016.

La Estrategia fue clara cuando identificó cuatro nudos estructurales que afectan los derechos de las mujeres y que es necesario enfrentar: la desigualdad socioeconómica y la pobreza; los patrones culturales patriarcales, discriminatorios y violentos; la cultura del privilegio; la división sexual del trabajo y la injusta organización social del cuidado; y la concentración del poder y las relaciones de jerarquía en el ámbito público. Incluso trazó 74 medidas para resolverlos.

Foto Laura Lovera | El Sol de México

Este es sólo un caso, ¿qué más quiere el Estado para comenzar a entregar propuestas a la altura de las demandas?

El presidente López Obrador ya refirió que su gobierno sólo apretará el rumbo que estableció desde un inicio, que es el combate a la corrupción. El problema es que este país es diferente al que lo eligió hace más de un año, si no se cuida el 8 de marzo puede ser su Ayotzinapa.

Los cambios que las mujeres exigen significan un giro radical en cómo se ha entendido este país hasta el momento. En lo social se ha sembrado una semilla para replantearnos cómo educamos a los hombres y éstos rinden cuentas, idea a la que hay que regar de forma paciente y constante para que florezca. A nivel Estado debe sacudirse la austeridad de pensamiento que lo ha acompañado durante décadas y empezar a dar giros de timón.

Las mujeres exigen la utopía, aunque sea difícil hay que perseguirla.

Foto Daniel Galeana | El Sol de México

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