Pie de Nota | Vacúnanos contra todo mal

Durante los últimos días nos atropellaron juntas tantas señales ominosas que ha resultado complicado informarse a profundidad sobre cada una.

Erick Ramírez

  · sábado 20 de febrero de 2021

Foto: Adrián Vázquez | El Sol de México

Si la lógica se impusiera, esta semana que va terminando tendría al Presidente severamente preocupado sobre el destino de su gobierno. Durante los últimos días nos atropellaron juntas tantas señales ominosas que ha resultado complicado informarse a profundidad sobre cada una.

Las causas de estos males varían, algunas con más influencia externa que otra cosa, como los cortes de agua ante los bajos niveles del Cutzamala, un frío intenso al norte de país, el repunte de la violencia durante enero, así como el aumento de la pobreza laboral en México durante la pandemia.

Otras caen enteramente en la cancha de los poderosos en turno, como la insensibilidad de Morena para candidatear a Felix Salgado Macedonio sobre quien pesan acusaciones de violación y la desordenada aplicación de vacunas para adultos mayores al menos durante las primeras horas.

Y también hay una mezcla de responsabilidad externa e interna, como los dos millones de contagios de Covid o los particularmente nocivos apagones a causa del cierre de gasoductos texanos y por la negativa de la CFE de comprar gas caro.

Aún así, pese a esta constelación de noticias negras, todavía no hay señales claras de que Morena y el Presidente se enfrenten a una elección intermedia particularmente dura en junio próximo, cuyos resultados aún son una incógnita.

Lo cierto es que en 2021 este gobierno va a morir o crecer con base en la aplicación de vacunas.

El Presidente sabe de primera mano que las elecciones se ganan con mensajes sencillos y claros. El mensaje escogido en esta ocasión es que "ya hay vacunas, tanto para ricos como para pobres".

Que si no se va al paso que debería, que si no hay una lógica clara sobre su aplicación, que si no hay registro puntual y público, que si hay que hacer fila de horas, esos son temas satélites. Como sea, mexicanos de a pie tienen ya la tranquilidad de estar protegidos.

Aunque no se pida el voto a cambio de una dosis, el Gobierno federal ha construido un andamiaje que tiene influencia real en el voto: los cadeneros, digo, los servidores de la nación con sus chalecos guinda repartiendo fichas de vacunación, el Presidente y su gabinete aplaudiendo a los aviones que llegan con vacunas, y los spots haciendo alarde de los tratos mexicanos con laboratorios.

Hábil en la política como lo es, el Presidente tomó nota de la derrota electoral que el mal manejo de la pandemia le representó a su cuate Donald Trump, a quien le faltó tiempo para empezar a vacunar a los indecisos.

Por eso anda tan preocupado el segundo a cargo, Marcelo Ebrard, en la ONU reclamándole a los países ricos el acaparamiento de vacunas, tema del que ya hemos platicado en este espacio.

Lo que no quieren es que les cierren la llave de dosis, porque entonces sí les explota el boiler.

Deberían ser tiempos de vacas gordas para la oposición política al Presidente pero en la realidad están amolados.

Aunque el PRI, PAN y sus allegados han remarcado los males nacionales en todo espacio disponible, frente al hecho de que hay disposición de vacunas gratuitas al público tienen poco con qué reaccionar. Para los opositores a Morena es mucho más difícil articular un discurso sencillo que logre sensibilizar al gran público sobre los otros males en México originados por este gobierno.

Por ahí anda Ricardo Anaya del PAN, viajando en la sierra como youtubero o Alejandro Moreno del PRI, autoponiéndose al frente de la lista plurinominal para ir luego por la grande, pero en general la oposición está plagada de protesta pero anémica en cuanto a respuestas.

Así, a la única cosa a la que le puede tener miedo el Presidente es a los efectos electorales del Covid, y en ese frente ya se está vacunando.

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