Congruente con su tradición de realismo mágico, México se ha venido salvando de una tercera ola de contagios que tiene sepultados en problemas a países asiáticos, europeos y americanos por igual.
En la columna El rebrote anunciado de este espacio incluso le comentamos hace unas semanas:
"La inminencia de una tercera oleada de Covid en México no es un mal augurio, sino la probabilidad real de la réplica de un fenómeno sucediendo en todas las esquinas del planeta. Queda ver la intensidad del rebrote que se viene y que, según las observaciones que se pueden hacer con los datos en mano, estaría llegando antes de terminado abril si no sucede algo extraordinario".
Pues lo extraordinario pasó… y sigue pasando.
➡️ Pie de Nota | El rebrote anunciado
El miedo de una tercera ola de rebrotes era real y fue replicado en el discurso del subsecretario López-Gatell durante las semanas siguientes al puente de Semana Santa, incluso en algunas partes de Quintana Roo y Chihuahua sí se registró un repunte de casos.
No obstante, a nivel nacional, los casos han ido descendido semana a semana desde principios de febrero, al tiempo que el país es el número 29 a nivel en cuanto a número de nuevos contagios por debajo de naciones mucho menos pobladas como Uruguay, Suecia o Filipinas.
Es decir, los playistas tomando el sol encima unos de los otros en Acapulco, los restaurantes llenos, las plazas comerciales abarrotadas, los viajes, las fiestas clandestinas no han tenido un efecto en la intensidad de la pandemia.
Tomando en cuenta que según la Universidad de Oxford apenas el 7 por ciento de todos los mexicanos han sido vacunados completamente, los datos y las realidades nacionales no empatan.
➡️ Pie de Nota | Ricardo Anaya y Sun Tzu
Y es que hoy no se percibe un cambio radical en la conducta de los mexicanos o del plan gubernamental para combatir el virus respecto a los meses de noviembre y diciembre, justo antes de que el país cayera en su segunda ola de contagios y que lo llevó a contabilizar 122 mil nuevos casos en una sola semana.
En los últimos 7 días al momento de escribir esto apenas fueron 16 mil 500.
Desde un inicio, México ha sido un enigma para el estudio del Covid-19 dada la poca incidencia del virus en relación a su gran población: apenas 1.8 por ciento de los mexicanos han contraído el virus (en EU han sido el 10 por ciento) y cuando se habla de muertes éstas apenas han tocado al 0.2 por ciento.
Si lo recuerda se hablaba al principio del 2020 que México era un país "privilegiado" entre las naciones. Incluso corría la guasa de que los tacos callejeros, el chile y el Metro nos habían preparado con inmunidad de rebaño para una pandemia global.
Es un hecho que el número de casos declarados por el gobierno mexicano subestiman a la realidad.
➡️ Pie de Nota | El monopolio de la voz
Mientras que la 4T adoptó la política absurda de hacer las menos pruebas posibles, en el mercado mexicano se han ido haciendo más común las pruebas rápidas cuyos resultados no son contabilizados por la Secretaría de Salud.
A esto se añade la alta incidencia de casos asintomáticos que según la OMS son 80 de cada 100.
Nadie serio ha tomado los datos que aporta el gobierno mexicano como una cuenta exacta de la enfermedad, sin embargo, estos sí indican tendencias hasta hoy enigmáticas en cuanto al control de la enfermedad.
Es así que estamos llegando a una nueva etapa de desconfinamiento y nos preparamos para abarrotar estadios (sin chela, no vaya a ser que haga daño), hacer conciertos y dar luz verde al perreo intenso.
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Hay una anécdota que se ha repetido en todas las naciones que registraron una tercera ola de contagios y que al momento hemos eludido: "bajaron la guardia".
Lo hicieron en India, Japón, Argentina, Brasil, Alemania, Francia, Camboya y Tailandia,
Acá, jugando con el destino, parecemos no haber aprendido nada.
En fin, veremos si el México Mágico sigue haciendo de las suyas.