Para reabrir las escuelas la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sugirió realizar pruebas a los docentes para identificar casos positivos de Covid-19 y que las primeras escuelas en abrir sean las que se localizan en las zonas con las más bajas tasas de contagio.
En el documento Cuándo y cómo reabrir las escuelas, la organización afirma que un tema importante en el regreso a clases es “proteger a los docentes, al personal administrativo y a los estudiantes en alto riesgo debido a su edad o a condiciones médicas subyacentes, con planes para cubrir a los docentes ausentes y continuar la educación a distancia para apoyar a los estudiantes que no pueden asistir a la escuela”.
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Recomendó que los gobiernos y las organizaciones sindicales modifiquen las políticas de personal y asistencia para “ajustarse a las faltas por motivos de salud”. Además de crear listas de contactos de posibles contagios.
La OCDE sugirió reducir a la mitad el tamaño de los grupos para mantener la distancia segura requerida entre los estudiantes.
Algunos países han especificado el número máximo de estudiantes permitido en el aula en un momento determinado. Por ejemplo, Francia y el Reino Unido recomendaron un límite de 15 estudiantes en los grupos de primaria, siempre y cuando se mantenga la distancia de seguridad.
En el comparativo internacional de 33 países, la OCDE advierte que México es el quinto país con los grupos más grandes, detrás de China, Japón, Israel y Reino Unido con casi 30 y por arriba de ese número de alumnos por salón de clases.
Al hablar del impacto del Covid-19 en la educación, dentro del Panorama de la Educación (Education at a Glance) 2020, ese organismo internacional señaló que ante la disyuntiva de mantener cerradas las escuelas o abrirlas “es necesario sopesar con cuidado dichos beneficios contra los riesgos y requerimientos en materia de salud, con el fin de mitigar las cifras de mortalidad de la pandemia”.
Con base en evidencia obtenida de epidemias anteriores, el organismo sugiere que el cierre de las escuelas puede prevenir hasta 15 por ciento de las infecciones. “Si bien esta proporción es moderada en comparación con otras medidas de política pública, por ejemplo, el distanciamiento social en el sitio de trabajo, el cual puede reducir la transmisión hasta 73 por ciento, el aislamiento de los casos de contagio, con un efecto de cerca de 45 por ciento, o la cuarentena en el hogar, con un efecto de cerca de 40 por ciento, no es desdeñable, y en algunos países el grado de interacción entre los niños pequeños y la generación de adultos mayores, que corre más riesgo, es alto”.
Refiere que para retomar las clases existen varias medidas que pueden adoptarse para gestionar los riesgos y las compensaciones.
“En primer lugar, es importante desarrollar protocolos claros para las medidas de distanciamiento físico, lo que incluye evitar actividades que requieran reunir a muchas personas, escalonar el inicio y la finalización de la jornada escolar, escalonar los horarios de alimentación, trasladar las clases a espacios temporales o al aire libre, e impartir clases por turnos para reducir el tamaño de los grupos”.
Al igual que los protocolos, afirma que las medidas higiénicas son también significativas, entre ellas, el lavado de manos, los buenos modales o códigos al toser o estornudar, el uso de equipo de protección, los procedimientos de limpieza de instalaciones y las prácticas seguras al preparar alimentos.
Al ingresar los estudiantes a las instalaciones deberá tomárseles la temperatura, los estudiantes infectados serán aislados y atendidos por personal médico especializado, sin estigmatizarlos.
Plantea que los líderes escolares cuenten con la capacidad y el entrenamiento para establecer procedimientos si los estudiantes o el personal se enferman e instaurar cierres parciales o completos de las escuelas, de ser necesario.
“Deberán tener la capacidad de realizar una evaluación de riesgos para los docentes y otros empleados y emprender las acciones adecuadas para apoyarlos. Se requieren orientación y procedimientos eficaces para vigilar la salud de los estudiantes y el personal, mantener contacto periódico con las autoridades de salud locales y actualizar los planes de emergencia y las listas de contactos”.
Señala que hay dos oportunidades relevantes por aprovechar, “la primera es aprovechar las lecciones aprendidas en esta crisis al retornar a la escuela y evaluar la pérdida en términos de aprendizaje”.
La evaluación deberá centrarse no solo en el grado en el cual los estudiantes obtuvieron los conocimientos y las competencias consideradas en el plan de estudios, sino también en las competencias y habilidades que demostraron o no durante el periodo de aprendizaje a distancia.
La otra es basarse en las iniciativas en marcha para “construir una infraestructura para el aprendizaje en línea y a distancia”.
Dijo que mientras la vacuna contra Covid-19 no sea ampliamente disponible entre los países existe la posibilidad de que el regreso a la escuela tenga que interrumpirse de nuevo como resultado de brotes futuros.
Recordó que a nivel internacional hubo experiencias de reapertura de planteles desde el mes de abril del año pasado. Para finales de mayo en la mayoría de los países de la OCDE las instalaciones se reabrieron, al menos de manera parcial.
Los estudiantes de menor edad fueron los primeros en regresar a la escuela en Dinamarca: las guarderías y las escuelas primarias con medidas adicionales, como tamaños reducidos de grupo y distanciamiento físico.
En Francia se hizo en primarias, en la mayoría de las regiones con limitaciones en el número de niños por salón de clases, los Países Bajos las primarias y Noruega los jardines de niños y primarias de primero al cuarto grado con medidas adicionales, como tamaños reducidos de grupos y distanciamiento físico.
En cambio, en Grecia y Corea las escuelas reabrieron primero para los estudiantes de mayor edad, en especial aquellos en el último año que esperaban sus exámenes de graduación de secundaria o los de ingreso al bachillerato y universidad.
En el caso de las escuelas primarias y secundarias de Irlanda, Italia, Lituania, Portugal y España se planteó cerrarlas hasta junio.
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