Detrás del teléfono el aún obispo de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera, se oye por momentos alguna risa de complicidad. Franco y directo al hablar, sube el tono de voz cuando dice las cosas que le molestan o le preocupan; golpea con sus manos cuando algo le parece injusto. Raúl Vera asegura que aun cuando el retiro podría ser pronto, a días de cumplir los 75 años como lo marcan las leyes de la Iglesia católica y cuando lo acepte el Papa, continuará con su labor pastoral. “Mientras yo esté aquí no voy a bajar la guardia”.
Raúl Vera, quien conoció la entraña del EZLN en Chiapas, adelanta que no le gustaría “quedar fuera del esfuerzo que tenemos que hacer como nación mexicana” para entender el cambio que debe haber después del Covid-19.
“Para la sociedad y la Iglesia católica es momento de poner atención en determinados focos rojos que se han encendido ante la pandemia por Covid-19”, dice en entrevista con El Sol de México Don Raúl Vera, como se dirigen a él los indígenas, migrantes y la comunidad gay.
Evita hablar directamente de la Cuarta Transformación, pero en la conversación desliza sus criticas a la negociación del T-MEC.
“La crisis económica y social que tienen hoy sumido a México no es aislada del mundo, mucho de los compromisos realizados por el Gobierno de México con Estados Unidos y Canadá, dentro del T-MEC, desfundaron la Constitución terriblemente”, expone.
El líder religioso también expresó que el mundo no puede seguir gobernado por un minúsculo grupo que ofrece una vida muy segura y halagüeña al cinco por ciento de la población mundial, mientras que los demás debemos pagar las consecuencias de la concentración de la riqueza o el despilfarro.
El obispo, consagrado en 1988 por Juan Pablo II, asegura que muchos de los sufrimientos que vive nuestro país son derivados del modelo económico que prevalece a nivel mundial.
“No podemos ser ingenuos, tenemos que saber que vivimos en una crisis civilizatoria en la que si como familia humana no nos unimos, no vamos a salir. Desde la experiencia que he hecho yo, en donde mi visión de lo que es México no está desligada de lo que son las políticas que a nivel mundial se van imponiendo", argumenta.
Por ello considera que se requiere aún su presencia en la esfera pública. “Yo no, por el hecho de que le presente mi renuncia al Papa, ya bajaré la guardia, hay muchas cosas que hacer todavía, me queda mucho por hacer”.
Raúl Vera, quien ha realizado su trabajo como obispo en tres diócesis del país y conoce su situación, lamenta que los valores fundamentales de la realización de la vida humana no sean el eje de las políticas públicas.
El obispo, quien por décadas ha trabajado y se ha mantenido en contacto con los más vulnerables del país, considera que hay una necesidad de no excluir ni dejar que la riqueza quede concentrada en la vida placentera de un pequeño grupo que tiene el afán de convertirlo todo en mercado