“Buenas noches. ¿De cuál le va a poner?”, le dice una mujer sonriente y enfundada en un overol a un cliente que, sorprendido, llega por primera vez a una gasolinera color rosa. Ella quita el tapón, toma la manguera y la coloca en la boquilla del tanque de la gasolina. Con habilidad limpia el parabrisas, pregunta si se requiere algún aditivo y termina el servicio. Recibe la cuenta y una propina.
El rosa pastel es distintivo de un modelo de negocio de despacho de combustible que ha dado buenas cuentas en Baja California, Sonora y Chihuahua: mujeres vendedoras en las estaciones.
Alejadas de la crisis que varias zonas del país atraviesan por el desabasto de combustibles, 73 estaciones con el concepto de empoderar al género femenino tienen entre sus filas a mil 600 mujeres, 90 por ciento de su plantilla laboral, que realizan un oficio que por años había sido destinado a los hombres. Sin embargo, Rendichicas lo ha convertido en un espacio que ocupan en su mayoría madres de familia y formadoras de hogares.
Una idea que surgió del Grupo Rendilitros y que inició operaciones en agosto del 2010 con siete estaciones de servicio en Tijuana.
CON LA CAMISETA PUESTA
Conduciendo por las ciudades donde tienen presencia, desde varias calles se identifica el lago de la empresa: tres chicas en la cúspide del tótem que, en efecto, prioriza la contratación de mujeres que buscan superarse y valerse por sí mismas.
Sofía Sandoval es una de ellas en Mexicali, Baja California, y trabajar ahí no sólo le ha representado una fuente de ingresos, sino todo un proceso de desarrollo personal, en el cual ha aprendido cosas nuevas y reforzado su confianza en que puede salir adelante.
Hace nueve meses solicitó una oportunidad por la necesidad de aportar al gasto familiar, pues con seis hijos, aunque su esposo trabaja el ingreso no era suficiente.
Antes era muy tímida, “no sabía hacer nada”, dice, y cuenta que le daba miedo hablar con la gente y no tenía idea de cómo quitar un tapón de gasolina a un vehículo.
“Hoy apenas me reconozco”, comenta divertida, ya que antes era muy seria y hoy que habla más con la gente ha tomado mayor confianza.
La blusa rosa del uniforme no la suelta, incluso hasta duerme con ella, dice divertida.
A sus hijos les encanta que trabaje, ya que nunca llega a su casa con las manos vacías. De 14, seguido por el de 12, el de 10, ocho, siete y seis, la más pequeña, la cual quiere su piñata de Rendichicas.
LES HACEN FIESTA
Hace unos meses, en Hermosillo, Sonora, la ilusión de Sarah por celebrar un cumpleaños con temática de Rendichicas tomó por sorpresa a su madre cuando la escuchó decírselo a una de las dependientas de la gasolinera a la que siempre acuden.
La pequeña de cinco años insistió en tener un festejo sobre la franquicia expendedora de hidrocarburo y una vez que llevó a cabo su fiesta, los padres subieron una foto a redes sociales exclusivamente para aplaudir las ocurrencias de la pequeña.
“Tengo amigas en la gasolinera y me gustan los colores, además me gusta mucho la canción que ponen en los anuncios”, indicó la pequeña.
Insólito sería para la familia cuando la misma gasolinera respondería a la foto a través de su página y se contactaría con los padres de Sarah para ofrecer un festejo a una clienta tan leal.
Fue entonces que una estación de servicio fue elegida como el local de fiesta para Sarah, quien celebró al lado de las trabajadoras con pastel y piñata.
El gerente de la gasolinera manifestó que el convivio fue en agradecimiento a Sarah por haberse fijado en la marca, pues lo único que hizo la empresa fue devolver el detalle que tuvo la niña para con la marca.