Las calles de las ciudades se han convertido en un espacio abierto de lucha donde las mujeres exigen protección y reconocimiento, pero transitarlas libremente sigue siendo un desafío para ellas.
Debido a esa problemática nació Transeúntas, una colectiva creada por Triana Zepeda, una urbanista que actualmente vive en Guadalajara, para que las mujeres reclamen su derecho a transitar las calles desde las mismas calles que las expulsan.
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“Transeúntas comienza así: caminar para luchar por el derecho a la ciudad con perspectiva de género. Me di cuenta que nuestras necesidades son muy distintas, que el miedo siempre nos acompaña desde que salimos de casa, que tenemos que tomar estrategias distintas como diferentes rutas, usar otra ropa, caminar en el sentido contrario de las calles, siempre llevar algo a la mano, ¿pero qué pasa cuando quieres transitar sin miedo? Cuando vestirte como tú quieras, tomar la ruta que tú quieras, pues la ciudad te expulsa un poco, te escupe, como dice Paula Soto (Doctora en Ciencias Antropológicas), somos cuerpos fuera del lugar todo el tiempo”, cuenta Triana en entrevista con Organización Editorial Mexicana.
¿Por qué las ciudades están diseñadas así?, le preguntamos a Zepeda.
Es toda una historia porque justo cuando se construyeron las ciudades fue que empezaron a separar el centro de todo, de la periferia. Así fue como se segregó la ciudad, el espacio público, porque los hombres eran los que salían a trabajar. En Estados Unidos todos los edificios laborales están en el centro, las grandes corporaciones, y las casas están en la periferia y así fue que se replicó. Se separó el trabajo doméstico del trabajo laboral: las mujeres en casa, los hombres salen a trabajar y así se construyeron las ciudades. Desde ahí empieza la exclusión, respondió.
Según el análisis Urbanismo desde la perspectiva de género. Buenas prácticas con perspectiva de derechos humanos, realizado por Col·lectiu Punt 6, una cooperativa internacional formada por arquitectas, sociólogas y urbanistas, los espacios se han diseñado históricamente siguiendo y perpetuando los roles de género.
“Por ello se ha vinculado a los hombres con el espacio público, en el cual tienen lugar las actividades públicas como el trabajo remunerado, el ocio o la vida política; mientras que a las mujeres se las ha identificado con el espacio privado del hogar, en donde se realizan las tareas domésticas y se cuida a las personas”, explica la cooperativa.
A través de Instagram, Transeúntas convoca a las mujeres a ser inspectoras del espacio público mediante los recorridos ‘Camina tu ciudad’. “Es caminar en colectiva, hacer lo que nos da miedo de caminar o transitar y conocer así diferentes colonias de la ciudad”, cuenta Zepeda.
Por ejemplo, 10 días después de la marcha del 8 de marzo en Guadalajara analizó la ciudad. “La marcha se termina pero no desaparecemos. Hablamos de lo que se borró y lo que permanece, de simbología, iconoclasia, arquitectura y modelos de jerarquía, pero sobre todo, de lo que nos atraviesa y duele como personas y mujeres que viven y habitan el espacio público”, se lee en la cuenta de Transeúntas.
La caminata más reciente se realizó en Saltillo. “Mujeres de distintos perfiles, junto con infancias, se unieron a compartirnos sus sentir pensares de la ciudad, donde el cuidado, el análisis y el diálogo siempre estuvieron presentes”, dice su publicación.
De acuerdo con Berenice Campos, coordinadora de Movilidad Activa y Diseño Vial del Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP) México, durante la construcción y diseño de la ciudades no consideraron otras necesidades.
“Tenemos necesidades particulares, nuestros viajes son distintos, son poligonales, ¿qué quiere decir? que desde nuestra casa no vamos nada más a un destino, sino durante ese trayecto vamos a diferentes destinos que puede ser la escuela, ir a dejar a los niños, después de la escuela ir al mercado, etcétera, entonces, ¿qué necesitamos? Que nuestras ciudades sean diseñadas con perspectiva de género, primero entender que la perspectiva de género no solamente es cómo diseñar para las mujeres sino diseñar para todos aquellos grupos vulnerables como son mujeres niñas, niños, adolescentes y también por supuesto nuestras personas adultas mayores.
“Es importante que exista esta habitabilidad y esta promoción de actividades en el espacio público también para que se vuelvan calles seguras no solamente para nosotras, sino para todas las personas”, aseguró.
Triana Zepeda afirma que el urbanismo feminista no excluye. “Siempre está presente y siempre diseña hacia las personas: hombres, mujeres, disidencias, mamás, infancias sobre todo, creo que siempre las hacemos de lado. Las ciudades que mejor funcionan aunque sea en occidente, en el primer mundo, son las ciudades hechas para las personas, que le dan espacio”.
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“Si nosotras, nosotros, no ocupamos el espacio público, se queda solo, sin vida y ¿eso qué nos da? una percepción de inseguridad. Entonces entre más ocupemos el espacio saquemos nuestra banquita, charlemos con la comadre, pues los espacios son más seguros”, dijo.