Durante años, los pobladores de la zona oriente de la ciudad de Durango, específicamente en la salida a la carretera hacia la Ciudad de México, padecieron de los olores fétidos provocados por la planta de tratamiento de aguas residuales y la de transferencia, donde ingresan poco más de 500 toneladas de basura al día.
Vecinos y comerciantes de la zona recuerdan que los malos olores “eran algo de todo el día, todos los días”, como señala Eugenia Domínguez, que camina sobre la carretera para esperar el autobús del transporte público.
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Sin embargo, esta problemática cambió a partir del 2013 cuando una empresa privada se hizo cargo del manejo de los desechos de la ciudad, con lo que se tiene una mejor organización para llevarla inmediatamente al relleno sanitario y, de esa manera, es como en gran medida se evita el olor.
La vocería de la Dirección Municipal de Servicios Públicos, informa que precisamente se transfiere la basura en cajas selladas al relleno sanitario, para que quede limpia la planta de transferencia, pero se tiene que tomar en cuenta que se habla de desechos y el olor que se puede generar por el calor, hasta cierto punto, es normal.
En lo correspondiente a la planta de tratamiento de aguas residuales, el director de Aguas del Municipio de Durango (AMD), Rodolfo Corrujedo Carrillo, comenta que ésta es una de las ochos ciudades en el país que trata el 100% de sus aguas residuales, ya que cuenta con cinco plantas de tratamiento, y asegura que, como usuarios, se tiene la obligación de “devolver al agua a la naturaleza, casi en mayor medida como lo tomamos”, por eso el 90% de las aguas tratadas tiene un reuso, ya que cumple con las normas oficiales para poder utilizarse.
Más del 70% del agua tratada se utiliza para riego en cultivos de hortalizas; un 7% en el riego de áreas verdes de la ciudad; un 6% para fines industriales y una mínima parte, dependiendo de la época del año, se vierte al río tunal.
La planta mayor, detalla el funcionario municipal, es la de la zona oriente, que recibe el 75% de las aguas negras de la ciudad, antes eran conocidas como Las Lagunas de Oxidación, “no había nada de tratamiento, llegaban las aguas negras para una descomposición natural con el paso de los días, o de los meses, esos sí eran olores insoportables”, pero ahora, con la planta de tratamiento, el proceso es más controlado y de mejor nivel, con un mínimo olor, casi imperceptible.
De acuerdo con los indicadores de sustentabilidad publicados por el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), el municipio de Durango aparece en primer lugar en calidad de tratamiento, entre las ciudades de 500 mil a un millón de habitantes, “cumplimos con la norma oficial mexicana 001, en la planta mayor”, y con la norma 003 en las otras cuatro.