Entre 2004 y 2018, el número de migrantes mexicanos que viajan a Estados Unidos con visa de trabajo aumentó, esto a pesar de que se registraron menos compatriotas que viajaron a la Unión Americana, reportó el Banco de México.
A partir de la década de los años 2000, el flujo neto de migrantes de México hacia Estados Unidos dejó de aumentar, e incluso se estima que los números en el quinquenio 2009-2014 fueron negativos, esto de acuerdo con el informe “Patrones Regionales Recientes de los Flujos de Emigrantes de México hacia Estados Unidos”, elaborado por el Banxico.
“La reducción en la participación de los emigrantes sin documentos en el total de emigrantes por entidad federativa se dio a la par de un incremento en la proporción que contaban con documentos para trabajar y, con excepción de cinco entidades (Coahuila, Chihuahua, Tabasco, Guerrero y Tlaxcala), también de los que contaban con otro tipo de documentos”, dice el informe.
En este cambio de tendencia habrían influido, entre otros factores, los mayores controles en materia de seguridad interna y fronteriza en Estados Unidos como resultado de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001; una caída en la tasa de crecimiento de la población y una mayor estabilidad económica en México; así como el estallido de la crisis financiera global de 2009, que afectó de manera severa al sector de la construcción en la Unión Americana, gran demandante de mano de obra migrante y la adopción de medidas adicionales de políticas antinmigrantes desde la Casa Blanca, durante la década más reciente.
A la par de la disminución en la migración de mexicanos hacia Estados Unidos, según el estudio, basado en datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) del INEGI, las autoridades de ese país han incrementado de manera notoria el otorgamiento de visas de trabajo para mexicanos. En particular, se han otorgado principalmente las visas tipo H-2A (trabajadores agrícolas), aunque también H-2B (trabajadores no agrícolas), TN y TD (visas del TLCAN para trabajadores profesionales).
Asimismo, acompañando a la reducción de los flujos migratorios, se identificó también una modificación importante en su composición. En particular, se observó que en el quinquenio 2004-2009 los flujos de migrantes de México a Estados Unidos estuvieron dominados por indocumentados, los que representaron 66.7 por ciento del total de migrantes. En cambio, a partir del quinquenio 2009-2014 pasan a predominar los migrantes con documentos, de tal forma que, para el último quinquenio, 2013-2018, estos alcanzaron 70.8 por ciento del total de migrantes, con la proporción de migrantes con documentos para trabajar pasando de 5.4 por ciento del total a 27.2 por ciento, congruente con el mayor otorgamiento de visas de trabajo.
En todas las entidades federativas, excepto Nayarit y Coahuila, se observó una reducción en los flujos de migrantes entre el quinquenio 2004-2009 y el correspondiente a 2013-2018.
La reducción en la participación de los migrantes sin documentos en el total de lo que se fueron por entidad federativa se dio a la par de un incremento en la proporción que contaban con documentos para trabajar y, con excepción de cinco entidades (Coahuila, Chihuahua, Tabasco, Guerrero y Tlaxcala), también de los que contaban con otro tipo de documentos. Destaca el caso de Tlaxcala, Nayarit, Veracruz y el Estado de México, donde los números de migrantes con documento para trabajar se incrementaron por encima de 40 por ciento.
La reducción más que proporcional en los flujos migratorios del centro y sur del país fue generalizada entre las entidades que las componen, mientras que, en contraste, todas las entidades del norte arrojaron una mayor participación en la emigración total.
Destaca de igual modo, que, de la región sur, Veracruz y Guerrero son las entidades que más redujeron su participación en los flujos de migrantes; en tanto que del centro fueron Puebla e Hidalgo. En contraste, la entidad que más participación ganó fue Chihuahua, en la región norte.
El estudio destaca, así mimos, que los cambios en los flujos migratorios de México a Estados Unidos, no solo en la magnitud, sino también en la recomposición de migrantes indocumentados a migrantes documentados, podrían tener efectos importantes en el mercado laboral mexicano en tanto estos cambios en los patrones estén también implicando que ha habido modificaciones en las características de las personas que deciden emigrar hacia la Unión Americana, y que la heterogeneidad a nivel regional también implica que las distintas entidades federativas del país podrían estar enfrentando retos diferenciados en sus mercados laborales.
Hay que recordar que el año pasado nuestro país recibió por concepto de remesas 36 mil millones de dólares, la cifra más alta desde que se tiene registro, esto según datos del mismo Banxico.